Cómo es la “Regla 3-30-300″, la técnica holandesa para aumentar la felicidad| Por: Cecilia Castro

Bajo el cálido sol del verano, una joven se recuesta en el pasto de la plaza, respirando aire puro. Una imagen que captura la luz y la vitalidad de una vida sana y activa. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Fuente: Infobae
18 de junio 2024

La Regla 3-30-300 es un enfoque innovador promovido por el profesor holandés de ecologización urbana y silvicultura, Cecil Konijnendijk, que busca integrar más naturaleza en los entornos urbanos para mejorar la salud mental de los ciudadanos. Según sus investigaciones, la clave está en que cada persona pueda ver al menos tres árboles desde su casa, contar con un 30% de cobertura vegetal en su barrio y vivir a menos de 300 metros del parque o espacio verde más cercano.

Un estudio realizado por el Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona revela que vivir cerca de espacios verdes puede reducir significativamente los problemas de salud mental. “Todas las personas que viven cerca de árboles y zonas verdes tienen menos probabilidades de padecer problemas de salud mental”, afirman los expertos del ISGlobal.

Este método, desarrollado hace apenas un año, está diseñado para ser sencillo y efectivo. Sin embargo, su implementación en grandes ciudades es aún limitada. En Barcelona, por ejemplo, solo el 4.7% de los barrios cumplen con la regla 3-30-300, según datos de un estudio realizado en Cataluña.

La principal barrera para alcanzar estos objetivos es la urbanización intensa. Muchas ciudades tienden a talar árboles para construir edificios, centros comerciales y estacionamientos, lo que impacta negativamente en la disponibilidad de espacios verdes. A pesar de los beneficios demostrados, la adopción de esta regla sigue siendo baja en muchas áreas urbanas.

Este enfoque no se centra en lo material o psicológico, sino en mejorar nuestro entorno para favorecer indirectamente nuestra salud mental y felicidad
(Foto: The Grosby Group)Este enfoque no se centra en lo material o psicológico, sino en mejorar nuestro entorno para favorecer indirectamente nuestra salud mental y felicidad (Foto: The Grosby Group)

Un informe publicado por la Universidad de Washington destaca que el contacto con la naturaleza está asociado con un aumento en la felicidad, el bienestar subjetivo, el afecto positivo, las interacciones sociales positivas y un sentido de significado y propósito en la vida, además de una disminución de la angustia mental.

Este enfoque se ha adoptado con éxito en varias ciudades de Norteamérica y Europa. Por ejemplo, en el estado de Florida, EE.UU., y en zonas de Gotemburgo en Suecia, muchos barrios cumplen con estas indicaciones. “Quienes sí cumplieron la regla 3-30-300 de espacios verdes estuvieron directamente relacionados con una mejor salud mental, una menor medicación para la ansiedad y la depresión, y menos visitas al psicólogo”, informa el estudio.

Los beneficios psicológicos de estar rodeado de verde no son un secreto para la sabiduría popular ni para la comunidad científica. “El simple hecho de sentarnos en un banco del parque a mirar los árboles nos aporta muchas ventajas a nivel psicológico y físico”, confirman los expertos de la Universidad de Washington.

La clave está en que cada persona pueda ver al menos tres árboles desde su casa, contar con un 30% de cobertura vegetal en su barrio y vivir a menos de 300 metros del parque o espacio verde más cercano
(Foto: The Grosby Group)La clave está en que cada persona pueda ver al menos tres árboles desde su casa, contar con un 30% de cobertura vegetal en su barrio y vivir a menos de 300 metros del parque o espacio verde más cercano (Foto: The Grosby Group)

Otro estudio señala que la exposición a entornos naturales puede reducir los niveles de cortisol, la hormona responsable del estrés. Este hallazgo sugiere que, con un contacto regular con la naturaleza, las personas pueden experimentar una reducción en los síntomas de ansiedad y estrés.

Además, los estudios han demostrado que estar en un entorno natural puede ser terapéutico. Algunos trabajos de investigación indican que la naturaleza presenta un factor protector en la prevención del riesgo suicida. Esta visión está siendo cada vez más aceptada y aplicable en la vida diaria, lo que fomenta propuestas como los baños de bosque, una práctica de paseos inmersivos en entornos naturales que permite una conexión profunda con el entorno a través de los cinco sentidos.

A pesar de los desafíos, es fundamental que más ciudades tomen medidas para integrar la naturaleza en sus entornos urbanos, siguiendo el ejemplo de los modelos exitosos en América del Norte y Europa. Estas acciones no solo beneficiarán al planeta, sino también a la salud y el bienestar de las personas, una necesidad confirmada tanto por datos científicos como por el creciente interés social en espacios verdes.

Este enfoque no se centra en lo material o psicológico, sino en mejorar nuestro entorno para favorecer indirectamente nuestra salud mental y felicidad. La integración de más espacios verdes en las ciudades mediante la regla 3-30-300 es un paso crucial para mejorar tanto la salud mental como el bienestar general de los ciudadanos.

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