
24 de junio 2024
La noción de “activismo” ha surgido apenas en los últimos 100 años, al menos en el sentido que le damos en la actualidad, y proviene del concepto de “ser activo”. Según el Diccionario de la Real Academia Española, se define como la “Tendencia a comportarse de un modo extremadamente dinámico” y “Doctrina según la cual todos los valores están subordinados a las exigencias de la acción y de su eficacia”.
No obstante, puede ser entendido como la participación activa y consciente en la promoción, defensa o lucha por causas sociales, políticas, ambientales o de cualquier otra índole. Esta participación es crucial, ya que permite a las personas expresar sus opiniones, defender sus derechos y contribuir a la construcción de una sociedad mejor.
En el caso de Venezuela, el activismo cobra especial relevancia debido a los desafíos sociales, políticos y económicos que enfrenta el país. Las personas pueden involucrarse de diversas maneras, como participar en movimientos sociales, comunitarios, ONGs, campañas de sensibilización, voluntariado, manifestaciones pacíficas, difusión de información veraz y construcción de redes de apoyo comunitario.
El derecho a la asociación es un derecho humano fundamental que garantiza que toda persona pueda unirse voluntariamente con otros para alcanzar objetivos comunes lícitos. Tanto la Convención Interamericana de Derechos Humanos, en su Artículo 16, como la Constitución Nacional de Venezuela, en su Artículo 52, establecen el derecho de las personas a asociarse libremente con diversos fines, ya sean ideológicos, religiosos, políticos, económicos, laborales, sociales, culturales o de cualquier otra índole. Sin embargo, existe preocupación por posibles restricciones y prohibiciones que nuevas propuestas legislativas puedan imponer, lo cual podría representar una regresión en los derechos y generar temor en la población.
Es crucial mantener la protección de estos derechos fundamentales para garantizar la libertad y el desarrollo de la sociedad.
Ahora bien, en cualquier contexto, las personas que sienten un profundo compromiso hacia el bienestar de la humanidad tienen el potencial de convertirse en activistas y agentes de cambio significativo. Esto se logra mediante el esfuerzo constante por alcanzar los objetivos que defienden, al mismo tiempo que inspiran a otros a unirse a la causa.
Este compromiso puede manifestarse a través de acciones concretas que busquen mejorar las condiciones sociales, promover la igualdad y la justicia, y fomentar un impacto positivo. Además, al involucrar a más personas en esta misión compartida, se fortalece el movimiento y se aumenta el alcance y la influencia de las iniciativas transformadoras. En última instancia, el compromiso activo puede generar un efecto multiplicador, donde cada individuo comprometido se convierte en un catalizador para un cambio positivo.
Así las cosas, el activismo puede manifestarse en la defensa de los derechos humanos, la protección del medio ambiente, el acceso a la educación, a la justicia y la salud, la protección de animales, entre otros aspectos fundamentales para el desarrollo del país y es una herramienta poderosa para generar conciencia.
Por tanto, al participar en causas justas, las personas pueden marcar la diferencia al llamar la atención sobre problemas importantes y abogar por soluciones.
En el caso de las mujeres, nuestra sensibilidad y empatía nos permiten además conectarnos profundamente con las situaciones y desafíos que enfrentan diversas comunidades. Esto nos brinda la capacidad única de hablar por aquellos que necesitan apoyo, así como de impulsar cambios significativos en políticas y actitudes sociales.
Por su parte, cuando se realiza activismo en la etapa de adulto mayor, además de contribuir a la sociedad, se mantienen activos física, mental y emocionalmente, porque los adultos mayores que participan en estas actividades encuentran un propósito renovado, una sensación de comunidad y la oportunidad de transmitir su sabiduría y experiencia a las generaciones más jóvenes. También, el activismo les brinda la posibilidad de interceder por cuestiones que les afectan directamente, como el acceso a servicios de salud adecuados, la lucha contra el edadismo y la promoción de políticas públicas que beneficien a las personas de la tercera edad. Esta participación activa puede generar un sentido de conexión social y bienestar emocional en ellos.
En esa misma linea, el activismo puede ser una fuente de empoderamiento personal. Al alzar la voz por aquello en lo que creemos, contribuimos a construir un mundo más inclusivo y equitativo.
Es importante recordar que cada pequeña acción cuenta en la defensa de causas justas y que en el mundo actual, es fundamental contar con un mayor número de individuos apasionados, solidarios, proactivos y dedicados. Personas que estén dispuestas a marcar la diferencia y a trabajar activamente por el bienestar de todos sin prejuzgar a nadie por el tipo de causa que apoya.
Cada persona tiene sus propias razones y motivaciones para activarse, y es fundamental respetar esa diversidad de enfoques. Al final del día, lo importante es unir fuerzas para generar un impacto positivo en la sociedad, sin importar la causa que nos mueva. ¡Actívate y haz la diferencia!
Diannaly Muñoz Blanco: Abogada. Directora del Centro de Asesoría Legal Padre Olaso. Profesional con un gran sentido de la justicia, alto nivel de experiencia en materia procesal, hidrocarburos, Derechos Humanos de las mujeres y equidad de género y un verdadero interés por asesorar y orientar a particulares para la solución de problemas legales así como su acompañamiento en trámites ante instituciones públicas o privadas, habilidades para redacción de documentos y recopilación de documentación e información.
Gracias excelente artículo, buen mensaje, sobre todo en nuestra realidad actual en Venezuela donde parece que la sociedad ha quedado adormecida.
Este artículo es muy interesante. Ya que el activismo algunas veces es confundido con sedision. El activismo no es estar en contra de nada, por el contrario es estar a favor de algo. Lo que permite que algunas personas compartan un punto de vista. Y se unan a favor de una causa.
En Venezuela debido al mal gobierno el activismo político se agudiza cada día mas, las
Protestas estudiantiles y activismo político: se puede resumir así :
Durante las protestas estudiantiles en Venezuela, los jóvenes han desempeñado un papel fundamental en la lucha por la libertad de expresión y los derechos civiles.
A pesar de las dificultades y los riesgos, muchos estudiantes han participado activamente en manifestaciones y movimientos de protesta contra el gobierno.
El activismo estudiantil ha sido una forma de ejercer su derecho a expresarse y resistir las restricciones impuestas por el régimen.
Sociedad civil y ciudadanía activa:
La sociedad civil en Venezuela también ha estado involucrada en el activismo. Los ciudadanos han buscado herramientas para presionar al Estado y exigir rendición de cuentas.
La participación ciudadana es crucial para generar cambios y enfrentar la violencia estructural que afecta al país.
Activismo feminista:
Las mujeres en Venezuela han estado luchando contra la invisibilidad y las múltiples formas de violencia y discriminación que enfrentan.
El activismo feminista busca visibilizar estas realidades y promover la igualdad de género en un contexto desafiante.