Es tres veces más probable que la IA reemplace a una mujer que a un hombre: OIT

20 mayo 2025

La inteligencia artificial generativa (IA generativa) está transformando el mercado laboral global, automatizando tareas y redefiniendo roles en múltiples sectores. Un estudio conjunto de la OIT y el Instituto Nacional de Investigación de Polonia (NASK) revela que uno de cada cuatro empleos está potencialmente expuesto a esta tecnología. Aunque la transformación, más que la eliminación, es el resultado más probable, los efectos no son uniformes.

Particularmente preocupante es la brecha de género en esta exposición: las mujeres enfrentan un riesgo tres veces mayor de reemplazo por IA que los hombres, especialmente en países de altos ingresos. Esta desigualdad refleja divisiones ocupacionales históricas y una falta de políticas que prioricen la equidad en la transición digital. Ante este escenario, el impacto de la IA en el trabajo debe analizarse desde una óptica de justicia social y de derechos laborales.

El impacto de la IA en el trabajo y la exposición ocupacional

El informe “Generative AI and Jobs” representa la evaluación más detallada hasta ahora sobre cómo la IA generativa puede remodelar el mundo laboral. Al analizar más de 30,000 tareas ocupacionales con ayuda de modelos de IA y revisión experta, se identificaron “gradientes de exposición” que revelan los niveles de riesgo por ocupación.

El impacto de la IA en el trabajo se concentra principalmente en los sectores administrativos, debido a su alta automatización potencial. Sin embargo, también se han identificado riesgos crecientes en sectores cognitivos y altamente digitalizados como medios, finanzas y desarrollo de software. Esta capacidad transformadora de la IA obliga a repensar qué competencias deben fortalecer los trabajadores para adaptarse.

A pesar del potencial de la IA generativa, la automatización total de empleos sigue siendo poco común. Muchas tareas aún necesitan intervención humana, especialmente en contextos donde las habilidades blandas, el juicio ético y la creatividad siguen siendo irremplazables. La clave, por tanto, está en dirigir la innovación hacia modelos inclusivos y resilientes.

Brechas de género: una urgencia silenciosa

Uno de los hallazgos más alarmantes del informe es que el 9.6 % del empleo femenino en países de altos ingresos está en riesgo de automatización por IA, frente al 3.5 % de los empleos masculinos. Esta disparidad resalta la necesidad de diseñar políticas públicas con enfoque de género en la transformación digital.

Las mujeres están sobrerrepresentadas en funciones administrativas, justamente las más expuestas a la automatización. Esto significa que, si no se interviene, la IA podría profundizar las desigualdades estructurales del mundo laboral. De ahí la urgencia de incluir la perspectiva de género en la discusión sobre el impacto de la IA en el trabajo.

Además, la falta de representación femenina en el desarrollo de tecnologías de IA contribuye a perpetuar sesgos de género. Solo el 22 % de las mujeres del sector tecnológico trabajan en IA, lo que limita la diversidad en la creación de soluciones tecnológicas y refuerza estereotipos existentes.

Transformación, no eliminación

El estudio aclara que la IA generativa tiene más potencial para transformar tareas que para eliminar empleos completos. Sin embargo, esta transformación no es automática ni equitativa: depende del acceso a herramientas digitales, la infraestructura tecnológica y las políticas de cada país.

Los países con economías emergentes enfrentan desafíos particulares. La falta de conectividad, brechas educativas y debilidad institucional pueden convertir un proceso transformador en un proceso excluyente. Es necesario que los gobiernos actúen con responsabilidad, reconociendo el impacto de la IA en el trabajo como una oportunidad para avanzar en inclusión y no retroceder.

La adaptación debe ir acompañada de inversión en capacitación, creación de nuevos roles laborales y un diálogo social que incluya a trabajadores, empleadores y academia. De lo contrario, se corre el riesgo de que esta transformación se traduzca en pérdida de derechos y precariedad.

Un índice para anticipar riesgos y diseñar soluciones

El índice global presentado por la OIT y NASK ofrece una herramienta replicable que permite a los países anticipar los efectos de la IA generativa en su fuerza laboral. Este enfoque de anticipación es clave para diseñar estrategias proactivas, sostenibles e inclusivas.

Gracias a la validación de expertos y al uso de microdatos, el índice proporciona una visión detallada y confiable. Esto permite a los responsables políticos enfocar sus esfuerzos en sectores y poblaciones específicas. La prevención, en este caso, es más efectiva que la corrección tardía.

Adoptar este tipo de herramientas en políticas públicas, especialmente en economías en desarrollo, es un paso crucial para enfrentar el impacto de la IA en el trabajo con enfoque preventivo, adaptativo y centrado en la dignidad laboral.

Responsabilidad compartida y oportunidades éticas

El futuro del trabajo está siendo moldeado hoy, y la IA generativa es una de sus principales fuerzas. Por ello, la responsabilidad no recae únicamente en los gobiernos: las empresas, las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones académicas también deben asumir un rol activo en esta transformación.

La ética tecnológica exige que se analicen no solo los beneficios productivos de la IA, sino también sus consecuencias sociales. El impacto de la IA en el trabajo puede traducirse en oportunidades de mejora si se abordan desde una perspectiva integral y con sentido de responsabilidad social.

Crear entornos laborales más equitativos, resilientes y sostenibles es posible si alineamos el desarrollo tecnológico con la protección de derechos y la promoción del bienestar humano. La IA no debe ser un fin en sí misma, sino una herramienta para construir una sociedad más justa.

El avance de la inteligencia artificial generativa marca una nueva era en la evolución del trabajo, pero sus efectos no son automáticos ni homogéneos. El estudio de la OIT y NASK nos invita a actuar desde la responsabilidad social, priorizando a quienes corren mayores riesgos, especialmente las mujeres.

En este contexto, hablar del impacto de la IA en el trabajo no es solo hablar de tecnología, sino de dignidad, inclusión y justicia. Solo así podremos garantizar que el futuro laboral, aunque digital, siga siendo profundamente humano.

Fuente: Expok

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