La dra Radharani, experta en salud menstrual femenina: “Los anticonceptivos no son tan malos, pero hay que saber a quién recetarlos”

La reputada ginecóloga publica ‘El gran libro de la salud integral femenina: una guía para la plenitud del cuerpo, la mente y el espíritu’

Fuente: El Economista
Por: Ana Latorre
22 de abril 2024

“Muchas crisis son oportunidades”. Son las palabras de la doctora Radharani Jiménez, que en su infancia fue alérgica, asmática y atópica y que, tras varias crisis y restricciones, peleó durante años para vencer el malestar. “Vivía una historia familiar compleja porque mi madre estaba enferma. Todas esas emociones sin expresar, junto con el cambio hormonal de la pubertad, se combinaron en asma. Ese problema de salud fue uno de mis grandes maestros, que sólo entendería al cabo de muchos años”, sostiene.

Empezó por derribar la creencia de que no era buena en los deportes, así que se apuntó a natación. Después, mejoró su alimentación, aumentó sus horas de descanso y rediseñó sus rutinas. Las mejoras en su salud física y mental llegaron para quedarse, y ahora parte de su experiencia personal para ayudar a otras mujeres con su primer libro, El gran libro de la salud integral femenina: Una guía para la plenitud del cuerpo, la mente y el espíritu (Grijalbo).

La experiencia personal llevó a esta ginecóloga a especializarse en menopausia, fertilidad y salud integral en todas las etapas, y su vocación es ayudar a otras mujeres a entender su cuerpo y mejorar su calidad de vida. Lo hace en las consultas y también a través de este ensayo, que se suma a su labor divulgativa en las redes sociales. Su teoría para alcanzar un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu se basa en seguir siete hábitos enmarcados en “la estrella de la salud”: la nutrición, el movimiento, el descanso, las emociones y las relaciones, la naturaleza y el equilibrio hormonal.

Dices que “no se cuida lo que no se conoce”. ¿Por dónde empezar a conocernos?

Desde generaciones atrás sufrimos un desconocimiento de nuestra propia fisiología y de nuestro funcionamiento hormonal. No se nos ha enseñado a relacionarnos de forma positiva con nuestro cuerpo, y el ciclo ha recibido una connotación negativa. La vergüenza que nos genera ha condicionado que muchas mujeres hayan sufrido a lo largo de las últimas décadas. No querían hablar de sus problemas, se sentían avergonzadas y simplemente normalizaban cosas como el dolor, pero la regla no tiene que doler.

Comentas que el ciclo menstrual es, en realidad, un “superpoder”.

Sí, porque tener un control de nuestro ciclo nos da muchísimo poder. Saber cómo funciona, en qué momentos somos fértiles, cuáles son los mejores años si queremos ser madres, cómo vivir la perimenopausia… Son herramientas que nos van a ayudar a llevar estas etapas con mucha más serenidad. Hay que conocer los recursos que tenemos para ganar en calidad de vida. No saber sobre estas cosas nos coloca en una posición de incapacidad y oscuridad, y eso es lo que yo he querido romper con este libro. Desde la menarquia, es decir, desde los primeros ciclos, se nos debería informar y explicar claramente qué es lo normal y lo que no y qué hábitos y rutinas nos benefician para tener una calidad de vida saludable, una longevidad y fertilidad y ciclo sanos…

Mencionas, por ejemplo, la importancia de seguir una buena alimentación.

La alimentación es un pilar fundamental. Los alimentos dan a las células la información que tienen que recibir para realizar sus funciones con normalidad. Hay que saber qué es una alimentación saludable y tener un básico al menos relacionado con la dieta mediterránea, cómo hacerla bien, qué alimentos son saludables, qué necesitamos comer más o menos… En la lista de la compra debemos incluir fruta y verdura, que aportan nutrientes indispensables para el funcionamiento de nuestras células, mejorar el sistema inmunológico y mejorar nuestra salud intestinal, aparte de otros beneficios. Y también hay que incluir legumbres, que las deberíamos comer unas tres veces por semana. Son una fuente de fibra, proteínas vegetales y otros fitonutrientes. Las proteínas ayudan a mantener la masa muscular y ósea, a reparar tejidos… y las grasas buenas permiten fabricar hormonas. Está el aceite de oliva, los frutos secos, las semillas de chía, lino y calabaza…

¿Cuán importante es escapar del sedentarismo?

No se puede estar sana si se es sedentaria. Tenemos que movernos más. Las adolescentes cada vez hacen menos actividad física. Y se nos dice que debemos hacer cosas más suaves cuando es al revés: el trabajo de impacto, como el saltar, es una herramienta buenísima para las jóvenes, porque les va a ayudar. Y el movimiento hay que trabajarlo desde el amor, porque no podemos odiar nuestro cuerpo cambiando la forma que tiene. Hay que amarlo, sacar sus fortalezas y entender que moverse es como una medicina preventiva que debemos tomar cada día y que forma parte de una salud integral.

¿Cómo debemos descansar?

Es algo que estamos abandonando, porque nuestra cultura nos obliga a ser muy productivas. El descanso es otra gran medicina y un hábito madre, porque es lo que va a regenerar nuestro cuerpo y nos va a limpiar de todas las sustancias tóxicas que hay incluso en el cerebro. Eso nos va a ayudar a desinflamarnos y a tener ciclos sanos. Si no dormimos no podemos estar totalmente sanas y eso nos va a traer muchos problemas. Va a hacer que enfrentemos el día con menos energía, menor disposición y peor humor. Es importante de cara a la sociedad y a nuestro mayor desempeño el descansar.

¿Qué hacemos con la gestión emocional?

Las emociones son importantes, porque están muy conectadas con nuestra salud física. Cuidando nuestro cuerpo estamos cuidando de la mente, sobre todo ahora, cuando hay una gran pandemia de enfermedades mentales, como la ansiedad y la depresión, sobre todo entre la población más joven. Es clave aprender a gestionar las emociones porque si no nos van a salir en forma de enfermedad. Y también debemos hablar sobre ellas con especialistas, hacer terapia…

¿Qué debemos saber de las relaciones interpersonales?

Tendemos a veces a mantener alguna relación tóxica en el trabajo o en nuestra vida personal y eso también puede ser la causa de muchas enfermedades. Cuando esto lo entendemos nos ayuda a ver las cosas con mayor claridad. Y el cuidado personal también me parece importante. Son todas esas herramientas que tenemos para cuidar nuestra salud, como los suplementos de ciertos tipos, etc.

¿En qué nos puede ayudar conectar con la naturaleza?

Muchas veces se obvia, sobre todo entre las personas que vivimos en ciudades, porque constantemente estamos en ambientes cerrados, con varias horas de rutina… Pasar tiempo en la naturaleza te ayuda a prevenir ciertos estímulos que te desbordan durante el día a día y que afectan a la salud física y mental. Está bien, por ejemplo, ir a un parque a caminar siempre que tengas un momento, aunque sean 20 minutos. Hay que intentar abandonar los hábitos tóxicos, como el tabaco. El abuso de la tecnología, que no nos hace bien… Todo esto lo intento trabajar con todas las mujeres que son mis pacientes para alcanzar una buena salud integral.

Y lo que está en el centro de la estrella es la espiritualidad.

Nos permite pequeños momentos para tener esa pequeña conexión con nosotras, de entender cómo está nuestro cuerpo cada día, qué necesitamos, hacia dónde queremos ir… Nos da un norte, un para qué, nos permite estar estimuladas, nos ayuda a cuidar de nosotras, porque sabemos lo que queremos y por qué lo estamos haciendo.

¿Hasta qué punto es necesario recetar pastillas anticonceptivas?

He tenido cientos de pacientes en mis consultas que han venido por reglas dolorosas o desajustes hormonales y muchas de ellas se quejan de que a veces, cuando van a la ginecóloga, las consultas son muy rápidas. Sin revisar bien una historia clínica no se puede poner un parche y tapar el dolor con un analgésico o un anticonceptivo. El analgésico quita el dolor en el momento, pero que no va a la causa de la regla dolorosa.¿Un cambio de hábitos puede sustituir a las anticonceptivas?

La regla es un reflejo de lo que está pasando en nuestras vidas. Muchas veces hay un exceso de inflamación que puede ser crónica, de bajo grado, o que puede venir por un exceso de producción de sustancias inflamatorias. Eso puede venir, por ejemplo, de dormir poco, o de la alimentación. Si seguimos una dieta inflamatoria, rica en alimentos ultraprocesados, con azúcares añadidos, grasas malas, saturadas, podemos tener inflamación. Pero también afecta exponerse a mucho estrés, que es algo bastante habitual entre chicas. Por otro lado, la falta de movimiento nos oxida. Hay que entender que cuando se empiezan a hacer los cambios, se pueden empezar a notar, aunque no sea de forma inmediata. Como mínimo hay que esperar entre tres y seis meses para que el cuerpo empiece a tener su capacidad de sanación natural. También nos gusta mucho usar alimentos naturales, como el Omega 3, que es antiinflamatorio, la cúrcuma… Varias especias, alimentos naturales, legumbres, mucha verdura, grasas buenas… Eso va a ayudar a que la mujer que no tiene una enfermedad de base empiece a tener ciclos más regulares y menos dolorosos. A las mujeres, en función de su caso, hay que darles unos remedios concretos. No estoy a favor de recetar anticonceptivas como solución a cualquier mujer que simplemente tenga reglas dolorosas… El anticonceptivo va a ser efectivo si la mujer quiere prevenir un embarazo y tiene una historia clínica que le permite optar por esta solución, sin contraindicaciones ni riesgos.¿Se ha demonizado el uso de las pastillas?

Hay muchas mujeres a las que una pastilla anticonceptiva les ha mejorado mucho el control sobre su menstruación y natalidad, entonces tampoco hay que demonizar esta opción, sino entender que todas somos diferentes y válidas y que los anticonceptivos tienen su utilidad. Bien prescritos, van a dar casi siempre beneficios antes que riesgos. Pero hay mujeres muy sensibles a las que no les van bien, porque les producen efectos secundarios. Por eso tenemos que escucharlas y saber que a ellas hay que ofrecerles otras opciones, y hay un abanico muy variado. Todas somos muy complejas, y muchas veces he visto casos de mujeres a las que simplemente se les receta un anticonceptivo para tapar una regla dolorosa. Eso no funciona, porque el anticonceptivo solo sirve para engañar a nuestro cerebro, que no ovule y así evitar el embarazo, y para eso hay algunos beneficios entre las mujeres que tienen endometriosis, o temas que justifiquen que se disminuya su regla, con sangrados menos abundantes… Los anticonceptivos no son tan malos como se suele creer, pero hay que saber a quién recetarlos.¿Hace falta potenciar las investigaciones con perspectiva de género?

Hay que trabajar con perspectiva de género y, afortunadamente, cada vez hay más profesionales concienciados, porque hay muchas enfermedades que nos van a afectar antes a las mujeres que a los hombres. Debemos conocer los riesgos de las hormonas sobre nuestro cerebro, sobre todo cuando hablamos de la producción de estrógenos y progesterona. Esto puede condicionar, incluso, nuestro estado de ánimo, provocando depresión o ansiedad. Se percibe muy bien con el SPM, que en su grado más severo se conoce como el trastorno disfórico premenstrual, que es tan grave que puede incapacitar a la mujer para hacer su vida normal en esos días. El Alzheimer también es más común en mujeres que en hombres. Casi dos tercios de las diagnosticadas vamos a ser mujeres, y esto tiene que ver con el papel de las hormonas. Otro caso es la osteoporosis, que puede producirse con la disminución de los estrógenos, o la endometriosis, que no estaba presente en el inconsciente colectivo, lo que provocaba que muchas mujeres se fueran a trabajar con un analgésico y mucho dolor. Ahora, por suerte, hay incluso hospitales que son puntos de referencia nacional en los que hay unidades de endometriosis. Hay muchas mujeres que saben que hay cosas que no es normal. La menstruación puede provocarte ciertas molestias, pero no debería dejarte fuera de tus actividades habituales.

¿Con cuánta regularidad habría que acudir a la consulta ginecológica?

Lo ideal es que cada mujer vaya a las consultas mínimo una vez al año con su especialista de confianza, y siempre recomiendo que si el especialista que has visitado tiene la suficiente confianza contigo, habría que buscar otras opciones, porque en las consultas se hacen preguntas muy íntimas y la exploración puede ser un tanto incómoda porque muchas mujeres se sienten vulnerables. Es importante ir con confianza y con claridad. Las necesitamos para poderte ayudar.

Finalmente, destacas la importancia de tener un ‘para qué’.

Creo que en estos tiempos que vivimos, en los que hay tantas personas que se sienten perdidas en su vida, no saben lo que están haciendo y viven sin ilusión, hay una pérdida de la dimensión espiritual del ser humano, y es porque nos hemos metido en una rutina que nos impulsa a hacer muchas cosas. Pero nadie nos habla de sentarnos con nosotras mismas y hacernos preguntas trascendentales, que es clave que nos hagamos cada cierto tiempo. Nos tenemos que preguntar ‘para qué estoy haciendo esto’, ‘a dónde quiero ir’… el para qué es lo que nos hace levantarnos de la cama con ilusión y seguir una serie de hábitos. El para qué es el motivo más profundo detrás de lo que hacemos cada día. Cuidarnos nos ayuda también a estar disponibles para los demás, porque para ayudar al resto primero tienes que estar bien tú. Cuidarnos no es opcional. Es algo que nos va a ayudar a nosotras y al resto de la humanidad.

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