Escritora, profesora y filósofa francesa, sin el pensamiento de Simone de Beauvoir el movimiento feminista no habría sido el mismo y estas citas nos lo confirman.

Fuente: Elle
Por: Begoña Alonso
14 abril 20123
Los escritos y las obras de la pensadora y filósofa existencialista francesa Simone de Beauvoir, como ‘El segundo sexo’ o ‘Memorias de una joven formal’, sirvieron para plantar las raíces del feminismo moderno, establecer la idea de igualdad de género y reivindicar que la mujer es mucho más que una esposa y madre.
Simone de Beauvoir nació el 9 de enero de 1908 en la ciudad de París en el seno de una familia burguesa, que eligió para ella una educación católica de colegio de monjas que la llevó a plantearse ser monja. Pero a los 14 años de fe, el hecho de ser intelectualmente curiosa le provocó una crisis de fe que le hizo declararse atea y cambiar sus intereses hacia las matemáticas, la literatura y la filosofía.
En 1926, comenzó sus estudios de filosofía en La Sorbona, donde también conocería a un joven estudiante, Jean Paul-Sartre, quien impresionado por el talento de Beauvoir pidió que la presentaran. Se forjó así una relación romántica que, para su tiempo, era inédita: ella rechazó la propuesta de matrimonio de Sartre, pidió no vivir nunca bajo el mismo techo y ser libres de tener otros amantes. Con esas premisas, permanecieron juntos (en el amor y en la filosofía) hasta la muerte de él en 1980.
Beauvoir trabajó como profesora de literatura y filosofía pero, al llegar la Segunda Guerra Mundial, y a pesar de trabajar para la Resistencia, como no podía enseñar se centró en su carrera literaria, publicando en 1943 su primera novela ‘Ella vino a quedarse’, donde ya planteó la complejidad de las relaciones interpersonales en un marco existencialista. En la década de los 40 fundó con Sartre la revista ‘Les temps modernes’, que sirvió para difundir su ideología.
Fue en esta revista donde se leyeron los adelantos de ‘El segundo sexo’ (1949), la obra más importante de Beauvoir, una obra fundamental del feminismo moderno que algunos críticos consideraron como pornografía y que el Vaticano incluyó en la lista de libros prohibidos. Una obra en dos tomos en la que, en el primero, Beauvoir realiza un análisis histórico de cómo es posible que la mujer se acabara considerando ‘el otro’ mientras que, en el segundo, describe cómo viven las mujeres el hecho de no ser importantes.
‘El segundo sexo’ fue un maravilloso libro que condicionó todas las obras posteriores de ficción, viajes, autobiografía, filosofía y activismo político. En este sentido, colaboró con Sartre y apoyó la independencia de Argelia y Hungría en los 50 y el movimiento estudiantil de los 60, además de condenar la Guerra de Vietnam. En los 70, participó en manifestaciones por el derecho al aborto y la igualdad de las mujeres.
Al final de su carrera, se dedicó a estudiar el envejecimiento, la ancianidad y la muerte. Murió en París el 14 de abril de 1986, a la edad de 78 años. Comparte tumba con Sartre en el cementerio de Montparnasse.
“Las tragedias están bien por un rato: estás preocupado, eres curioso, te sientes bien. Y después se vuelve repetitivo, no avance, se vuelve terriblemente aburrido. Es muy aburrido, incluso para mí”.
“Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa”.
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“Las tragedias están bien por un rato: estás preocupado, eres curioso, te sientes bien. Y después se vuelve repetitivo, no avance, se vuelve terriblemente aburrido. Es muy aburrido, incluso para mí”.
“El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal”.
“El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres”.
“Cuando era niña, cuando era adolescente, los libros me salvaron de la desesperación: eso me convenció de que la cultura era el valor más alto”.
“Que nada nos defina. Que nada nos sujete. Que sea la libertad nuestra propia sustancia”.
“Encanto es lo que tienen algunos hasta que empiezan a creérselo”.
“Nadie es más arrogante hacia las mujeres, más agresivo o desdeñoso, que el hombre que se preocupa por su virilidad”
(En la imagen, Simone de Beauvoir con su pareja, el también filósofo Jean-Paul Sartre)
“Una mujer libre es justo lo contrario a una mujer fácil”
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“Las arrugas de la piel son ese algo indescriptible que procede del alma”.
“La verdad es una y el error, múltiple”.
“En sí, la homosexualidad está tan limitada como la heterosexualidad: lo ideal sería ser capaz de amar a una mujer o a un hombre, a cualquier ser humano, sin sentir miedo, inhibición u obligación”.
“El secreto de la felicidad en el amor consiste menos en ser ciego que en cerrar los ojos cuando hace falta”.
“Cada uno de nosotros es responsable por todo y por cada ser humano”.
“Solo después de que las mujeres empiezan a sentirse en esta tierra como en su casa, se ve aparecer una Rosa Luxemburgo, una Madame Curie. Ellas demuestran deslumbrantemente que no es la inferioridad de las mujeres lo que ha determinado su insignificancia”.