Los trastornos que afectan a la salud femenina, como la endometriosis, los miomas, los ovarios poliquísticos o la displasia cervical, son cada vez más frecuentes. La medicina tradicional propone soluciones naturales para ayudar en estos casos.
Fuente: Cuerpo Mente
Por Dra. Belén Igual (Médico Naturista)
24 de octubre 2023
Problemas como la endometriosis, ovarios poliquísticos o la displasia cervical, son cada vez más frecuentes en la sociedad occidental.
Algo similar sucede son los problemas de esterilidad: mientras que en culturas más primitivas suelen ser muy poco habituales, en Occidente se asiste a un importante aumento de su incidencia.
En general, todos estos problemas tienen en común el hecho de que son difíciles de tratar y no suele hablarse demasiado sobre ellos.
Además, no siempre se conoce bien cuál es su causa o el mejor tratamiento, e incluso a veces remiten de forma espontánea, porque se deben a algún desequilibrio pasajero que el propio cuerpo logra compensar.
Sin embargo la mayoría de los expertos coinciden en señalar que el estilo de vida actual, la dieta, el estrés y algunos tratamientos farmacológicos u hormonales pueden influir en su desarrollo.
El objetivo de este artículo es, pues, conocer mejor en qué consisten estos problemas, el tratamiento que suele aplicar la medicina alopática y las alternativas de tratamiento de la medicina natural.
SÍNTOMAS DE ALERTA DE LOS PROBLEMAS GINECOLÓGICOS COMUNES
Los síntomas aquí expuestos pueden ayudar a detectar algunos trastornos ginecológicos:
- Candidiasis. Se caracteriza por una sensación de picor en la zona vaginal, aunque también puede provocar un flujo maloliente y la emisión costosa y dolorosa de la orina (disuria).
- Quistes ováricos. Muchas veces pasan desapercibidos, pero en algunos casos pueden producir dolor en la zona de la pelvis o alteraciones en el ciclo menstrual.
- Miomas y endometriosis. Reglas muy abundantes, a veces hemorrágicas, acompañadas de fuertes dolores.
- Bartolinitis. Inflamación de los labios mayores de la vagina.
También los alimentos de origen animal contienen hormonas, entre ellos estrógenos, que pueden estar implicados en el origen de algunos trastornos ginecológicos. De hecho, hasta los composites de los empastes dentarios contienen derivados estrogénicos.
Entre otras cosas, se achaca a estos factores alimentarios los problemas de esterilidad en el hombre que se deben a pérdida o disminución de la movilidad de los espermatozoides.
EL RITMO DE VIDA
El estilo de vida actual, consistente en emplear mucho tiempo en trabajar y conseguir dinero para luego consumir mucho, conduce a un estrés físico y emocional que no favorece en absoluto el equilibrio hormonal adecuado.
Por ello, muchos de los problemas ginecológicos y sexuales actuales se solucionan enfocando la energía hacia el verdadero bienestar físico y emocional, para conseguir unas relaciones equilibradas y armónicas con la pareja y los demás.
LA INGESTA DE TÓXICOS
Como el tabaco, el café en grandes cantidades, el alcohol, etc.
LOS TRATAMIENTOS A BASE DE HORMONAS
Como anovulatorios, progestágenos, terapia sustitutiva de parches para la menopausia….
Así como los tratamientos analgésicos convencionales para tratar la dismenorrea cuando se abusa de ellos.
LA VIDA SEDENTARIA
Y además del escaso ejercicio, el poco contacto con la naturaleza que conlleva.
INMUNODEPRESIÓN
Debido al exceso de trabajo, estrés, enfermedades autoinmunes o el abuso de tratamientos con inmunosupresores, como los antibióticos.
PROBLEMAS SEXUALES
Como falta de lubrificación vaginal, que produce irritación en las paredes vaginales, entre otros.
CANDIDIASIS VAGINAL
Las cándidas pertenecen a la familia de las levaduras.
Existen 150 especies diferentes, aunque la más común en nuestro organismo es la candida albicans. Se llama albicans porque cuando prolifera se dispone en forma de punteado blanquecino sobre las mucosas.
Es un organismo saprófito, es decir, está presente en todas las personas y vive en armonía con nosotros. Su función junto con la de otras levaduras, es la de absorber cierta cantidad de metales pesados para que no entren en la sangre; también degradan los carbohidratos, y junto con las bacterias mantienen el pH.
Sin embargo, cuando se produce una alteración en el equilibrio ecológico de la vagina puede darse una proliferación excesiva de cándidas, lo que produce una serie de síntomas que causan molestias, como picor intenso, irritación, ardor y la presencia de un flujo de consistencia espesa y olor a levadura de pan.
Los factores causantes de ese desequilibrio pueden ser varios: embarazo, diabetes, tratamiento con antibióticos, anticonceptivos orales e inmunosupresores, enfermedades que cursan con inmunodepresión: sida, etc; estados de agotamiento, cansancio y estrés, y la falta de lubricación durante las relaciones sexuales, lo que irrita las paredes vaginales y favorece la infección.
TRATAMIENTO CONVENCIONAL
La medicina alopática propone tratamientos locales a base de sustancias fungicidas como la nistatina, en óvulos y pomada.
Estos tratamientos producen en ocasiones irritación local, con agravamiento de la sintomatología.
En caso de recidivas, o cuando está invadido el tracto digestivo, se utilizan preparados por vía oral como el ketoconazol. El inconveniente es que puede producir efectos secundarios a nivel hepático.
TRATAMIENTO NATURISTA
Consiste en un tratamiento integral: general y local.
El general se lleva a cabo incidiendo sobre los factores desencadenantes que ya hemos visto, e instaurando una dieta adecuada que limite el crecimiento de las cándidas.
Conviene eliminar de la dieta los azúcares (alimentan la cándida), frutas (excepto la manzana), productos lácteos, alcohol, levaduras (pan, pizzas, cubitos de caldo … ), patatas, champiñones, setas, calabaza, boniatos, cacahuetes y pistachos, productos fermentados (vinagre, salsa de soja, miso, té, levadura de cerveza), harinas refinadas y agua del grifo.
Se trata en definitiva de seguir una dieta pobre en azúcares simples y productos fermentados, a base de legumbres, verduras, leches vegetales, cereales integrales (exceptuando los anteriormente citados), frutos secos (menos los indicados), etc.
Se debe consumir agua mineral o filtrada (sin cloro).
El tratamiento local consiste en repoblar la flora vaginal con Lactobacillus acidophilus y Bifidobacterium bifidum.
Para ello se puede utilizar un yogur natural, pero sin pasteurizar, es decir que contenga bacterias vivas. Se introduce una pequeña cantidad en la vagina mediante una jeringa (¡sin aguja!) o una perita (se venden en farmacias y sirven para realizar enemas a los niños). Estas bacterias contribuyen a restaurar el equilibrio natural de la flora.
Existen casos de candidiasis rebeldes o muy intensos en los que antes de repoblar la flora se debe aplicar localmente una solución de bicarbonato de sodio en agua bajo la forma de irrigaciones vaginales y a la dosis de una punta de cuchillo por taza. Las cándidas no pueden vivir en un medio básico, y mueren.
Todos estos tratamientos se deben realizar durante 10-15 días; la dieta se puede prolongar una semana más.
Es aconsejable tratar a la pareja, y no mantener relaciones sexuales durante el tratamiento. A veces puede surgir una recidiva con la siguiente menstruación, pues se produce un cambio del pH vaginal y una ligera disminución de las defensas.
Por ello es conveniente hacer un corto tratamiento preventivo tras la primera regla.
ENDOMETRIOSIS
Se caracteriza por la presencia de tejido endometrial (mucosa que tapiza la cavidad uterina) fuera del útero.
Estos tejidos siguen los mismos cambios que el endometrio normal: proliferan durante el ciclo y sangran durante las reglas.
Su incidencia en España es de un 3% entre las mujeres en edad fértil, especialmente en aquellas en las que existe un predominio hormonal en la primera fase del ciclo (hiperfoliculinia).
Este crecimiento anormal del endometrio fuera de su lugar se puede localizar en trompas y ovarios (en un 80% ), sobre la pared uterina, en el tabique recto-vaginal, el peritoneo pélvico, la vejiga, el cuello del útero e incluso en el pulmón, lo cual hace pensar a algunos autores que se difunde a través de la linfa o la sangre.
Otras teorías explican el trastorno por una transformación del tejido, más que por diseminación.
Aunque no se conocen bien sus causas, se sabe que es un trastorno hormona-dependiente, que queda inhibido por el embarazo.
También se ha observado que su frecuencia aumenta cuando se utilizan los DIU’s (dispositivos intrauterinos).
TRATAMIENTO CONVENCIONAL
Consiste en suprimir el funcionamiento ovárico mediante la hormonoterapia, a base de anticonceptivos orales y progestágenos.
A veces se da un fármaco que inhibe la acción de las hormonas hipofisiarias y la menstruación. Este medicamento puede tener efectos secundarios, como sofocos, aparición de acné, vello y cambios en el tono de voz.
Como inhibe todas las hormonas de la hipófisis, también queda inhibida la hormona antidiurética, lo que puede provocar trastornos a nivel general.
También se utilizan analgésicos y cirugía. Ésta última consiste en extirpar, según la zona que esté afectada, las trompas, los ovarios, una parte del útero, etc.
TRATAMIENTO NATURISTA
La alternativa naturista consiste en evitar los DIU’s y seguir una alimentación libre de hormonas (estrógenos) de origen animal.
La dieta debe ser de tendencia vegetariana, con una gran proporción de alimentos frescos, ricos en vitaminas y minerales, aunque puede incluir pescado, pero no huevos ni productos lácteos.
Algunas plantas, como el onoquiles (Alkanna tinctoria), el sauzgatillo y el sauce, pueden resultar útiles para controlar el predominio de hormonas en la primera fase del ciclo (hiperfoliculinia). Especialmente el sauce, por su acción calmante y sedante. Se toma en infusión a razón de una cucharilla de la planta por taza de agua, 3 tazas al día.
Otras plantas útiles para calmar el dolor son el espino blanco, el frambueso, el meliloto y el hamamelis. Se puede hacer una infusión combinada de 4 o 5 de ellas a partes iguales, a razón de una cucharada sopera de la mezcla por taza de agua.
Como aceites esenciales, resultan útiles los de albahaca, angélica, lavanda y romero. Deben tomarse diluidas en un vehículo diluyente (bebidas alcohólicas, como el coñac) a razón de 9 gotas de diluyente por cada gota de aceite esencial.
El tratamiento puede completarse con la toma de oligoelementos: cinc (como regulador hormonal), litio (si existen trastornos psicosomáticos) y manganeso o manganeso-cobre, según el terreno.
DISPLASIA CERVICAL
Son zonas del cuello del útero en las que las células han sufrido una transformación de su forma (atipia) y organización (aumento de las mitosis). Se podrían considerar como tumores benignos.
En estadios precoces no producen síntomas, y se diagnostican al hacer una citología por la técnica de Papanicolau.
Si son leves o moderadas, pueden remitir espontáneamente, sobre todo si instauramos el tratamiento naturista adecuado.
También es posible la regresión en las severas, aunque éstas habrá que vigilarlas más minuciosamente, ya que pueden transformarse en malignas, pero no siempre.
Hoy en día existe mucha alarma social con respecto a este tema, y a menudo se equipara displasia cervical con cáncer, lo cual es totalmente erróneo.
Este hecho, sin embargo, produce mucha ansiedad y preocupación a las mujeres que tienen este problema, con la consiguiente disminución de su inmunidad.
Entre los factores predisponentes, cabe destacar:
- Unas relaciones sexuales de mala calidad: el microtrauma durante el coito en la zona del cuello, de transformación o reepitelización fisiológica, podría estar relacionado con la aparición de estas lesiones.
- Infecciones de transmisión sexual: por clamidias o por el virus del papiloma humano (VPH). Este último se consideraba el factor de riesgo más importante, pero recientemente algunos autores han visto que la persistencia de la infección por el VPH no siempre genera un frotis anómalo.
- El uso prolongado de anticonceptivos orales, que ademas de cambiar la fisiología hormonal modifican la flora vaginal.
- Tabaquismo: varios estudios han demostrado un significativo aumento del riesgo en las mujeres fumadoras. Este hecho se atribuye a la presencia de metabolitos y sustancias carcinógenas derivadas del tabaco en las secreciones cervicales, a concentraciones aún mayores que las medidas en el suero. El riesgo aumenta cuando el inicio del hábito es temprano, y a medida que aumenta el tiempo de consumo y la cantidad diaria de cigarrillos consumidos.
- Situación de inmunodepresión: como es el caso de los tratamientos inmunosupresores en enfermedades autoinmunes, inmunodeficiencias genéticas o adquiridas.
El diagnóstico se hace por citología cérvico-vaginal, colposcopia, y biopsia si es necesario.
TRATAMIENTO CONVENCIONAL
La ginecología clásica propone los siguientes tratamientos, dependiendo del grado:
- Si es leve o moderada: electrocoagulación, crioterapia o rayos láser.
- Si es severa: la ablación de un cono del cuello. Esta técnica, una de las más utilizadas, tiene importantes efectos secundarios. Las complicaciones que pueden aparecer de forma más precoz son: hemorragia intra y post-operatoria, e infección, así como lesiones de la vejiga o del recto.
A más largo plazo vendrían los efectos que se derivan de haber dejado una huella o cicatriz en el cuello del útero, como:Estenosis del canal cervical, lo que puede impedir una dilatación natural del cuello en el momento del parto. Este problema se asocia también con una mayor tasa de abortos precoces y partos pretérmino en los embarazos posteriores. - La cicatriz que deja dificulta ulteriores investigaciones en la zona (a través del Papanicolau).
TRATAMIENTO NATURISTA
Desde un criterio naturista se aconseja:
- Evitar tratamientos hormonales.
- No fumar.
- Mejorar las relaciones sexuales.
- Seguir una dieta predominantemente vegetariana, sin estrógenos de origen animal, y que sea rica en alimentos que aporten fibra vegetal.
- Ingerir una cantidad abundante de betacarotenos (provitamina A), ácido fólico, vitamina B6 y vitamina C; en resumen: zumo de zanahorias, manzana, col, apio, perejil, y un poco de limón.
Existen plantas medicinales drenadoras también pueden ayudar, como el diente de león, que es un drenador hepato-bitiar, decongestivo, depurativo y diurético.
Para algunos autores, tiene una actividad anticancerosa. Se puede tomar en infusión, tintura madre (de 15 a 20 gotas 2 o 3 veces al día) y ensalada (fresco).
Otro remedio útil es el secuoya. Se trata del árbol gigante de California. Es un tónico, con actividad especial sobre la esfera urogenital, que también se recomienda en el tratamiento de los miomas.
El muérdago (Viscum album)también puede ayudar. En la medicina antroposófica está muy desarrollado el uso de esta planta. Tiene la capacidad de potenciar la propia inmunidad natural alrededor de la lesión, impidiendo que crezca, o incluso hacer que regrese en ocasiones. También mejora la inmunidad general.
Finalmente, para algunas displasias habría que añadir un tratamiento local, bajo la forma de tampones colocados contra el cuello, y empapados en la siguiente fórmula: aceite de almendras dulces (80 g), aceite esencial de Thuya (10 g) y de ciprés (10 g).
Además, en la farmacia puede encontrarse la pomada Blastoestimulina, que contiene centella asiática y ejerce una acción reepitelizante y cicatrizante.
QUISTES DE OVARIO
Existen muchos tipos de quistes.
Los más frecuentes son los foliculares, que son folículos que en vez de degradarse, como es lo normal, crecen, almacenando líquido en su cavidad.
Pueden ser uno o varios (ovario poliquístico). Normalmente se solucionan de forma espontánea, pero si son de gran tamaño pueden producir dolor.
Otros quistes como los dermoides, los hemorrágicos, etc., requieren un estudio más detallado. Su desarrollo se asocia a factores hormonales (como la toma de anticonceptivos orales de dosis muy bajas o la hiperfoliculinia).
También se ha observado que tanto los quistes dermoides como los miomas son comunes en mujeres que mantienen relaciones sexuales con deseos, conscientes o inconscientes, de una maternidad que no llega.
TRATAMIENTO CONVENCIONAL
Es un tratamiento hormonal para frenar la actividad hiperestrogénica en el ovario; y, cuando el quiste es grande o complicado, la cirugía.
TRATAMIENTO NATURAL
La medicina natural aconseja seguir una dieta rica en frutas y verduras ricas en vitaminas y minerales, y que mejoran la circulación.
Los alimentos deben ser preferentemente sin aditivos, ni estrógenos de origen animal.
También se aconseja el uso de plantas que imitan a los progestágenos naturales (hormonas que predominan en la segunda fase del ciclo) y son capaces de frenarlos: como el onoquiles o el sauzgatillo. Se pueden tomar en infusión a razón de 2 cucharadas por taza de agua, 3 tazas al día. La última se recomienda en los casos que se acompañan de nerviosismo, estrés.
Otras plantas útiles son la aquilea, la zarzaparilla, el pie de león y el grosellero negro.
Otra posibilidad es usar aceites esenciales de estas plantas: angélica, orégano, salvia, ajedrea, y geranio (reguladoras del ciclo); espino blanco, pasiflora y valeriana (tranquilizantes); hamamelis y tanaceto (contra el dolor); y diente de león y cola de caballo (drenadoras).
Se deben diluir de un vehículo alcohólico (coñac), a razón de 9 gotas de éste por 1 de esencia, en medio vaso de agua. Se toman 3 veces al día antes de las comidas.
En cuanto a terapia con oligoelementos se deben administrar de forma individualizada, según el terreno y la historia clínica. Son útiles: magnesio, litio, magnesio-cobre, cinc y cobalto. El cinc es un excelente regulador hormonal.
Los quistes de ovario también se pueden tratar con la homeopatía. Los remedios que se suelen recomendar en estos casos son Apis (que regula la inflamación) o Stannum (que equilibra el exceso de líquidos).
Como complemento importante, se puede aplicar localmente arcilla en cataplasmas, pudiéndose también tomar por vía oral.