Madres que han hecho historia en Venezuela| Por Ernestina Herrera

Lya Imber de Coronil, madre dedicada a la ciencia y Teresa Carreño revoluciono a su época con cuatro divorcios y por haber entregado a su primera hija para seguir su pasión por la música

17 mayo 2025

Durante gran parte del siglo XX, la figura materna fue asociada al sacrificio. La “buena madre” era la que se postergaba por completo, la que vivía para sus hijos, la que no se cansaba, no se enojaba y, por supuesto, no se quejaba. Sin embargo, en las últimas décadas, ese ideal se transformó… aunque no necesariamente para alivianar la carga.

Hoy muchas madres no solo se enfrentan a la presión de cuidar, contener, estimular, alimentar y criar con amor, sino que además deben ser independientes, exitosas profesionalmente, mantener la pareja viva, hacer ejercicio, leer, meditar y disfrutar de cada momento, sin perder nunca la sonrisa. Así pasamos —casi sin darnos cuenta— de la “madre sacrificada” a la madre de hoy: una mujer que no necesita a nadie, que puede con todo, y que si no puede… es porque “algo está haciendo mal”.

El día de la madre es día para agasajos, para detalles, surgen las reseñas sobre esas madres famosas que desde cualquier actividad hacen que las 24 horas se transformen en un corre corre permanente. Las polifacéticas madres. Hoy en esta crónica he querido reseñar cómo ese concepto de madre moderna siempre ha estado presente en la mujer venezolana y definir dos ejemplos que nos hacen trascender y que por supuesto inspiran a ese ajetreo permanente de las madres. He querido hablar para el diplomado de Mujer y Ciudadanía, Mujeres como Agentes de Cambio, de dos madres insignes e invitarlas a que a través de esta sección Mujeres Cambiando al Mundo, de la Revista Mujer Analítica, las compartan conmigo. Se trata de la médico Lya Imber de Coronel y la pianista venezolana Teresa Carreño

Lya Ímber de Coronil: Una madre prestada a la ciencia

Madre de dos hijos: María Elena, psicólogo, y Fernando, antropólogo. Su vida familiar fue fundamental en su desarrollo personal y profesional. Lya Ímber de Coronil también hizo historia en el ámbito institucional.

Nació en  Odessa,Ucrania, fue una destacada médica pediatra venezolana de origen judío. Vicepresidenta de la UNICEF siendo la primera mujer en obtener un título médico en Venezuela y fundar una sociedad médica. Fue fundadora de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría y de la Liga Venezolana de Higiene Mental

Sus padres, Naúm Imber y Ana Barú, salieron de Soroca (Moldavia) junto a Lya, que para ese momento ya tenía 16 años, y su hermana Sofía, para emigrar a Venezuela. Estudió en la Universidad Central de Venezuela, especializándose en pediatría y puericultura. Ella no era solamente la única mujer en una promoción de 82 varones, sino que llegó a ser la primera mujer en graduarse como médica en el país.

Si bien no fue la primera mujer en inscribirse a la carrera de medicina en el país (la primera fue otra venezolana de origen sefardí, Sara Bendahan), llamaba mucho la atención al ser rubia y con un marcado acento extranjero.

Fue directora del Hospital de Niños J. M. de los Ríos en los años 50, así como miembro del Comité Directivo de la UNICEF entre 1972 y 1974 y la primera mujer miembro de la Junta Directiva de un Colegio de Médicos en Venezuela, en 1941.​ Fue la primera mujer electa a la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, en 1981.

Su esposo, Fernando Rubén Coronil fue también un destacado clínico, cirujano, científico escritor e investigador​ por quien la Fundación Curiel instituyó el premio Fernando Rubén Coronil. Una madre que siempre hizo honor a ese concepto de la madre que entiende el significado de crecer como profesional para así potenciar su rol de madre

Teresa Carreño, una madre apasionada por el arte

Se veía como una reina entre pianistas, e interpretaba como una diosa”. Así describió a Teresa Carreño el director de orquesta Henry Wood. La venezolana fue la pianista más famosa de su época en América y Europa, una virtuosa que interpretaba a compositores de la talla de Chopin, Beethoven y Liszt, entre otros, y que compuso más de setenta piezas para piano, voz y orquestas.

Nació en Caracas, en una familia con una fuerte impronta musical. Su padre, Manuel Antonio Carreño, vio en ella un talento precoz y procuró que recibiera lecciones de piano. Tenía razón: la primera vez que Teresa compuso unas partituras propias fue a los seis años.

Para apoyar a la niña prodigio los Carreño se radicaron en Nueva York cuando Teresa tenía ocho años. Pronto hizo su primera gran presentación en el Irving Hall, seguida de una pequeña gira por distintas ciudades de Estados Unidos y Cuba. En 1863 ofreció un concierto estelar: con diez años, se presentó frente a Abraham Lincoln en la Casa Blanca.

En 1866 su talento se hizo extensivo a Europa, al mismo tiempo que su madre murió de cólera. La pena no se interpuso en su camino: conquistó París y se presentó en España y Gran Bretaña. Su fama aumentaba a tal nivel, que la joven concertista incluso tocó frente a músicos como Liszt o Rossini.

Una mujer y madre atípica para la época

Años después volvió a Estados Unidos para unirse a una orquesta itinerante, donde conoció a su primer marido, el violinista francés Émile Sauret. Sería el primero de cuatro esposos, lo cual convirtió a Teresa Carreño en una mujer atípica para la época, cuando el divorcio aún no era muy aceptado. Con Sauret tuvo una hija, que entregó a unos amigos para que la criaran. En los matrimonios siguientes tendría cinco hijos, algunos de los cuales siguieron sus pasos musicales. Llego a reconocer públicamente que lo mejor para su hija era que pudiera tener una familia que la cuidara y por ello la entrego en adopción mientras su carrera subía como la espuma. Al regresar a Venezuela en 1885 para una serie de conciertos fue rechazada por la sociedad venezolana de la época que se negó a apoyar a una mujer divorciada como Teresa. Sus hijos la acompañaban en ese mundo difícil y complejo que ella escogió

Dos mujeres que hacen honor a su concepción de ser madre, que revolucionaron este rol y que no abandonaron su propósito.

Ernestina Herrera: Licenciada en Comunicacion Social (Universidad Central de Venezuela), Diplomado de la Universidad Católica Andrés Bello en Libertad de Expresión y Derecho a la Informacion, Productora del programa de radio: “Actualidad” (Tu Preferida 104.5)

@hernestinaoficial
ernestinah@gmail.com

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