Los médicos extrajeron al bebé del útero y repararon la médula espinal para aumentar sus posibilidades de llevar una vida normal al nacer
Bethan Simpson tiene 26 años y está embarazada de su primer hijo. A las 24 semanas de gestación, una prueba alertó de que el feto sufría un grave problema: les diagnosticaron espina bífida, una lesión de la médula espinal que puede provocar que una persona nunca llegue a caminar a lo largo de su vida.
Sin embargo, Bethan y su marido decidieron seguir adelante con el embarazo. La razón fue la información que les dieron los médicos, según la cual se podía operar al bebé para solucionar su problema. Pero no es una operación cualquiera: había que abrir el vientre de la mamá, extraer el feto, operarlo y volverlo a colocar en el útero. Una complejidad máxima.
En una entrevista al Mirror, Bethan explica cómo sucedió todo: “Nos dijeron que nuestra pequeña tenía espina bífida y nos ofrecieron varias opciones: continuar con el embarazo, terminar con él o una nueva posibilidad llamada cirugía fetal, operando al bebe antes de que nazca. Tuvimos que hacerlo, aunque nuestra vida fue como una montaña rusa durante las semanas siguientes”.
Después de someterse a varias pruebas, Bethan por fin recibió el visto bueno para ser operada. Era la primera vez que este tipo de cirugía se llevaba a cabo en el Reino Unido por lo que a los especialistas del Univiersity College de Londres se unieron médicos belgas que ya lo habían hecho con anterioridad.
Bethan: “El 80% de los bebés que son diagnosticados de espina bífida en Inglaterra no completan la gestación”
Cuando comenzó la operación, los médicos extrajeron al bebé del útero de Bethan y repararon la médula espinal para aumentar sus posibilidades de llevar una vida normal al nacer. Después lo colocaron de nuevo en el vientre de su madre, donde permanecerá el resto del embarazo. Los médicos aseguran que la cirugía se completó de forma exitosa y ahora sólo hay que esperar a que el bebé nazca sano .