En los últimos tiempos, la ciencia ha descubierto la conexión entre dos órganos aparentemente desconectados, encontrando la misma raíz causal en determinados trastornos digestivos y ginecológicos.
Fuente: Mujer.Es
Por: S Guijarro
Junio 2024
La salud femenina es un mosaico complejo donde cada pieza influye en el bienestar general. En los últimos años, la ciencia ha empezado a desvelar una conexión sorprendente pero fundamental entre dos órganos aparentemente desconectados: el intestino y el útero.
La interrrelación entre el intestino y el útero es crucial para entender mejor cómo existen ciertos trastornos digestivos y ginecológicos que pueden estar conectados, de manera que impactan en la salud de la mujer de manera integral.
Para entender un poco mejor qué tienen en común estos dos órganos tan importantes para nosotras, hemos entrevistado a tres profesionales de la salud.
Como comienza exponiendo Raquel de la Iglesia Arnáez, technical scientific de laboratorios Ordesa, “el intestino es hogar de billones de bacterias, conocidas colectivamente como el microbioma intestinal”.
Este complejo ecosistema “no sólo es fundamental para la digestión adecuada de los alimentos y la absorción de nutrientes, sino que también juega un papel crucial en la función inmunitaria y la producción de ciertas hormonas vitales”, añade la experta.
Cuando el microbioma intestinal está en equilibrio, favorece un estado general de salud. Sin embargo, un desequilibrio, conocido como disbiosis, puede llevar a una serie de problemas de salud, incluidos aquéllos que afectan el sistema reproductivo femenino.ç
¿De qué manera está conectado el intestino con el útero?
Arnáez considera que “la respuesta a esta pregunta se encuentra en parte en el sistema inmunitario y las hormonas. Las bacterias en nuestro intestino ayudan a regular la inflamación en todo el cuerpo y también participan en la modulación de los niveles hormonales.”.
Las implicaciones de esta conexión son significativas. Por ejemplo, “algunas investigaciones han sugerido que la disbiosis intestinal puede estar vinculada con condiciones ginecológicas como el síndrome de ovario poliquístico (SOP), la endometriosis, y hasta la infertilidad”.
La necesidad del equilibrio bacteriano entre ambos órganos
Uno de los principales motivos de esta conexión entre órganos se debe a que “el microbioma intestinal, vaginal y del útero están intrínsecamente interconectados, ejerciendo una influencia mutua que desempeña un papel crucial en la salud femenina”.
Especies bacterianas del intestino como los lactobacilos no sólo ayudan a digerir alimentos y combatir patógenos, sino que también influyen en el equilibrio del pH y la flora en la vagina y el útero.
Como ejemplo, la experta de Ordesa habla de que “una alteración en el microbioma intestinal puede desencadenar cambios en el microbioma vaginal, llevando a un aumento en el riesgo de infecciones como la candidiasis o la vaginosis bacteriana. Además, el equilibrio bacteriano en la vagina es esencial para mantener un ambiente ácido protector, que a su vez afecta la salud del útero al prevenir el crecimiento excesivo de bacterias patógenas”.
Cambios en la dieta y el estilo de vida para recuperar el equilibrio
La buena noticia que nos comparte Raquel de la Iglesia es que “el microbioma intestinal es altamente dinámico y responde rápidamente a los cambios en la dieta y el estilo de vida”.
Una dieta rica en fibra (frutas, verduras, legumbres, granos enteros) puede promover un microbioma saludable, reduciendo la inflamación y equilibrando las hormonas de manera que beneficie tanto la salud intestinal como la ginecológica. También contamos con complementos alimenticios que ayuden a la mujer a recuperar su bienestar”.
Por lo que respecta a una microbiota vaginal sana, en opinión del segundo experto consultado, “es fundamental llevar a cabo ciertas prácticas que contribuyan a preservar el equilibrio natural de la flora vaginal”.
Entre esas prácticas, el doctor Luis Herrera, director médico de Schwabe Farma Ibérica, recomienda “mantener una buena higiene íntima, evitando duchas vaginales, así como el uso de ropa interior ajustada y no transpirable. Es importante también mantener un PH vaginal adecuado, entre 4,5 y 8, bebiendo suficiente agua para favorecer la eliminación de gérmenes patógenos”.
Otro punto a tener en cuenta según los expertos es consumir alimentos ricos en antioxidantes como son el arándano rojo, el brócoli, las espinacas, tomates, plátanos y frutos secos.
El tabaquismo, una dieta rica en azúcares refinados, el estrés crónico y el uso de productos cosméticos inadecuados son otros factores que podrían alterar la microbiota vaginal, según el doctor.
El papel protector del Lactobacillus
El doctor Luis Herrera explica que “la microbiota vaginal es el conjunto de microorganismos o bacterias beneficiosas que habitan en la vagina. Está compuesta por quince especies diferentes de bacterias, y la más importante son los Lactobacillus”.
La función principal que la microbiota cumple en nuestro organismo es evitar que otros patógenos externos, susceptibles a producir infecciones, entren en ella y se reproduzcan. En general, las funciones de la microbiota vaginal están relacionadas con algunos procesos fisiológicos como el desarrollo de la inmunidad, la resistencia o susceptibilidad a infecciones vaginales”.
La proximidad del intestino y el útero, causa de su interacción
Esther Montoliu, nutricionista de Clínicas Dorsia, habla de cómo “anatómicamente, podemos encontrar nuestro intestino detrás del útero. Debido a esa proximidad, si padecemos inflamación intestinal, podría ‘contagiarse’ por proximidad a nivel uterino”.
Y añade: “durante la menstruación, las células del útero comienzan a inflamarse y las elimina del cuerpo de la mujer junto con tejido y sangre. Si estas células crecen fuera del útero, hacia el intestino, es cuando hablamos de endometriosis intestinal, lo que provoca fuertes dolores”.
Las mujeres con endometriosis, según dice Montoliu, “suelen tener problemas a la hora de concebir, por lo que se hace especialmente necesario que cuiden su alimentación. El objetivo es conseguir que disminuya la inflamación que provoca esta patología”.
¿Qué es la microbiota intestinal?
La microbiota intestinal está compuesta por los microorganismos vivos que residen en el intestino. Ésta se compone de 100 billones de bacterias beneficiosas, 10 veces más que el número de células presentes en nuestro cuerpo, y el 95 por ciento de ellas viven en el colon.
La misión de estos pobladores del intestino es defender al organismo de las enfermedades, virus o bacterias, al tiempo que asegurar que el sistema digestivo funcione de forma adecuada y participe en la producción de vitaminas.
Introducir en nuestra dieta probióticos es una buena idea, puesto que ya hemos hablado de que lo que sucede en el intestino tiene un fuerte impacto en la salud vaginal.
“Cuando los microorganismos, que es frecuente encontrarlos en el recto, acceden y crecen en la vagina, pueden producir un desequilibrio de la microbiota vaginal favoreciendo el desarrollo de infecciones. Además, pueden aumentar el riesgo de infecciones de orina por el mismo mecanismo por el que se producen las vaginales, por traslocación de los patógenos procedentes del intestino”, concluye el doctor Luis Herrera.