Fuente: BBC Mundo
Por: Ronald Alexander Ávila-Claudio
19 de julio 2024
“Betty, la fea” regresa este viernes años después de convertirse en un fenómeno global.
La telenovela, considerada la más exitosa de la historia por el Libro de Guinness de los récords, fue doblada en 15 idiomas y adaptada a 19, con su versión estadounidense transmitiéndose en cadenas de todo el mundo.
Más allá de los números, el universo que creó el afamado guionista colombiano Fernando Gaitán –en el que una chica que no cumple con los estándares sociales de belleza se enamora de un rico heredero de una empresa de moda- quedó impregnado en nuestra cultura.
En el imaginario latinoamericano todavía están presentes palabras como “peliteñida”, frases como “tan divino” y conceptos como “el cuartel de las feas”.
Pero sin duda, la joya de “Betty, la fea” es quizás la interpretación que hizo la actriz Ana María Orozco (Bogotá, 1973) de Beatriz Pinzón Solano, el personaje principal.
La imagen es inolvidable: flequillo sobre la frente, frenos en los dientes, lentes que le cubren casi toda la cara y una risa ahogada e inocente.
Luego de 25 años, Orozco regresa al papel que le dio fama mundial.
Y es que este viernes estrena la serie “Betty la fea: la historia continúa”, una segunda parte de la telenovela original.
Consta de diez capítulos disponibles en Amazon Prime, y no solo incluye a Orozco, sino también a muchos de los personajes originales encarnados por los mismos actores.
En la producción se cuenta lo que sucedió con Betty 20 años después de haberse casado con Armando Mendoza (Jorge Enrique Abello), con quien tuvo a su hija Mila (Juanita Molina).
La protagonista enfrenta nuevas crisis familiares y empresariales, y se pregunta si hace dos décadas escogió el camino que realmente la hace feliz.
BBC Mundo conversó con Orozco sobre cómo fue interpretar de nuevo a Betty y sobre cómo la serie que ella misma ayudó a producir se adapta a la actualidad, cuando los estándares de belleza son tan cuestionados y el humor pesado, a veces considerado machista, de la primera versión no es necesariamente aceptado.
Betty la fea es la telenovela más exitosa de la historia. ¿Cómo manejas las expectativas de la audiencia sobre la segunda parte?
Lo tomo con calma. Cuando hicimos la primera parte, no sabíamos qué iba a pasar. Hicimos nuestro trabajo con mucho compromiso. Pero nunca pretendimos hacer un éxito, ni pensamos ni soñamos con lo ocurrido después. Obviamente tenemos el recuerdo tan fuerte de los logros de esa primera parte. Pero ahora estamos trabajando igual, con los mismos talentos, haciéndolo con seriedad, amor y respeto.
Además tanto la historia que vamos a contar como el legado de “Betty, la fea” me dan confianza.
Tampoco queremos repetir ni copiar lo que ya hicimos. Lo que hacemos es continuar con las pistas que nos dejó Fernando Gaitán y el mundo de Betty que ya existe.
La primera entrega de Betty podría ser considerada hoy día como inapropiada por muchos sectores de la sociedad, porque contiene diálogos y situaciones que hoy se ven como violentos u ofensivos. ¿Cómo la nueva serie se ciñe a estos estándares?
Se ha dado muy naturalmente porque estamos actualizados. No se trata de repetir lo que hicimos ni copiar los chistes. Sí está la esencia de los personajes y el humor característico de Betty, que además ha sido el hilo conductor de toda esta tragicomedia. También tenemos un equipo nuevo de escritores, gente joven.
Estamos contando esta historia hoy.
¿Y crees que 25 años después de “Betty, la fea” la sociedad realmente ha avanzado en relación a los derechos de la mujer, las personas LGBT y otros temas que la telenovela pone en discusión?
Celebro que haya más inclusión, que se hable de estos temas y que podamos hacer denuncias. Celebro que tengamos voz para tantas cosas que antes no y para tanta gente que sufrió por esa razón.
Por lo menos hoy día se debate. Aunque creo que debemos continuar revisando estas problemáticas, porque todavía no hay un cambio total.
Pero sí hemos avanzado con cosas que teníamos normalizadas y eran permitidas antes, como el trato machista de los hombres que podíamos ver en Betty.
Estamos siendo muy conscientes del momento que estamos viviendo. Tampoco vamos a promover un discurso o un mensaje, simplemente hay cosas que ya están fuera de lugar.
¿Qué piensas sobre el impacto de los estereotipos de belleza en la actualidad?
Creo que se ha ampliado muchísimo el concepto de belleza, no es tan cuadriculado. La belleza no solo es subjetiva, sino que es muy diversa. Me encanta y creo que nosotros y los medios nos habíamos demorado en entenderlo así.
Igual es un tema complejo porque se sigue tratando de imponer un estándar de belleza. Lo veo en las redes. Como por ejemplo, en TikTok, donde hay una presión para los adolescentes en ser de cierta manera.
¿Cómo es Betty en la nueva versión de la serie?
Han pasado 25 años. Betty es una mujer madura. Por supuesto, no tiene todas las respuestas. Lo lindo es que ahora no tiene miedo a mostrarse vulnerable y a hacerse preguntas, a cuestionar. En la historia hay detonantes para que esto suceda.
Pero puede decir lo que quiere y establecer hacia dónde va. Y eso me parece muy interesante del personaje.
Creo que lo disruptivo de la Betty original fue el humor, no el melodrama. Pero es un humor muy colombiano. Recuerdo verla cuando era pequeño en Puerto Rico y reírme con sus chistes, pese a que prácticamente no conocía su cultura y no tenía sus referentes. Cuéntame qué tiene de especial la idiosincrasia colombiana que impactó tanto al mundo.
No sé si es algo propio del colombiano o en general del latino. Pero siempre nos reímos de nuestros dramas. Vamos para adelante siempre, más en lugares como el Caribe. Lloramos, pero siempre tenemos esa parte en la que nos queremos divertir y celebrar la vida, buscando el disfrute.
Lo lindo del humor de Betty es que se ríen de ellos mismos, se ríen de sus tragedias, de sus dramas, de sus problemas. A través de ese humor llevan las vicisitudes de la vida. Eso es algo universal.
¿Cómo fue el proceso de crear el personaje de Betty?
Fue muy divertido. Llevaba años actuando, había empezado mi carrera, pero pocas veces tiene uno la oportunidad de hacer un personaje tan caracterizado. Cuando leí la sinopsis, me enamoré, me encantó el personaje, sentí mucha empatía.
Rápidamente empecé a hacerme una idea de lo que podía ser. Lo importante era tener en cuenta que el personaje iba a experimentar un cambio. Como si fuera el patito feo que alguna vez se convierte en cisne.
En cuanto a sus características físicas, cualquier cosa que le afeara tenía que ser algo no tan drástico. No podía tener determinada nariz o dientes, debían ser aspectos que después pudiéramos transformar y a la vez que fueran graciosos.
Para el casting me inventé el flequillo, las gafas y también una especie de frenos con papel de aluminio.
Algo importante fue que el papel estaba muy bien escrito. Creo que Fernando Gaitán lo tenía muy claro. Entonces él propuso que tuviera una risa de ganso. Tanto Nicolás como Betty se ríen como gansos, decía el guion. Esa imagen del ganso como un ave medio torpe me ayudó un poco a imaginarme a Betty y jugar en cómo podía ser su risa.
Ensayé y luego pasé el casting. A mí me parece muy gracioso el look de Betty. Tiene un lado muy naif, pero funcionó.
¿Y el personaje de Betty te impactó personalmente o influyó en tu identidad?
Cualquier trabajo te impacta, siempre deja huella en uno y más Betty. Para mi carrera ha sido un antes y un después. Al ser un personaje tan potente tuve mucha exposición.
Uno como actor de todas maneras siempre juega a ser varios personajes. Pero no me ha pasado el no poder salir. Comparto con Betty mi voz, que modifico cuando entro en personaje, pero no me quedo enganchada.
Mientras me preparaba para esta entrevista, leí una columna en donde la autora decía que lo verdaderamente revolucionario hubiese sido que Betty brillara sin cambiar su apariencia. ¿Qué piensas de esto?
Estoy de acuerdo. De todas maneras estaba pensada de la manera en la que se desarrolló. De hecho, el cambio físico del personaje iba a ser antes en la telenovela.
En aquel momento era un riesgo que hubiese una protagonista que no fuera el típico arquetipo de telenovela. En eso fue muy disruptiva Betty la fea.
Cuando empezamos a grabar y fue un éxito, se alargó muchísimo más la parte “de la fea”.
Lo que es importante es que Armando se enamoró de ella como era en un principio, la amaba con su forma de ser. Su cambio después lo podía deslumbrar, pero él ya la amaba.
Igual eran otros tiempos. Esto fue hace 25 años en un país y una cultura muy influenciada por los reinados de belleza.
El cambio de Betty sucede en el contexto del Reinado Nacional de Belleza, que en ese momento era una fiesta cultural colombiana muy importante. Con los años todo esto se ha cuestionado, ha perdido fuerza y se valoran otras cosas.
¿Qué pasa por tu mente al saber sobre todas las versiones que se han hecho de “Betty la fea”?
Es increíble. No he tenido la oportunidad de ver todas las versiones, pero sí fotos, imágenes y videos. Los personajes, no solo el de Betty, sino cada uno de ellos, están muy bien estructurados y nos podemos identificar con alguno de ellos. Es como una radiografía de la sociedad. Más allá de las idiosincrasias y las culturas, tocan los temas de no sentirse aceptado, del rechazo, de las diferencias de clases y, sumado al sentido del humor, se transforma en una historia universal.
¿Cómo lidiaste con la fama cuando terminó la telenovela?
No es lo más cómodo del mundo. Sobre todo cuando es una fama exacerbada. Primero descansé, porque las grabaciones fueron intensas. Luego me empecé a enfocar en otras cosas. Hice teatro, cine, y me convertí en mamá. Seguí con mi carrera de acuerdo con los tiempos que me permitía la maternidad, porque para mí era muy importante dedicarme a mis hijas.
Pero he podido hacer otros personajes. Siempre continué mi búsqueda como actriz. Por supuesto, el acompañamiento de Betty no es poca cosa. Fue una impronta muy fuerte, pero poco a poco todo se va decantando. Yo por suerte siempre tuve claras mis prioridades y he defendido hacer lo que me gusta. No me deslumbró el éxito ni la fama y he podido continuar con mi vida.
¿Qué quisieras que la audiencia se lleve de esta segunda parte de la telenovela?
Que se vuelva a divertir y a enamorar de la historia. Es un reencuentro muy lindo con el universo de Betty y sus personajes. Confío en que les va a gustar mucho.