
Fuente: EFE
Por: Cristina Bazán
26 de agosto 2024
Tener la regla no significa lo mismo para ninguna mujer ni persona menstruante en el mundo. Tener la regla siendo una mujer migrante en una patera o en un centro de internamiento no es lo mismo que tener la regla siendo un hombre trans, ni tampoco es lo mismo tener la regla teniendo endometriosis o papiloma humano. Pero a lo largo de la historia, la menstruación ha estado encasillada en la categoría de feminidad y reproducción, lo que a su vez ha cargado a un proceso corporal de prejuicios que han dado pie a una serie de desigualdades que atraviesan a todas.
En esa reflexión es la que ahonda la escritora María Reimóndez en ¡Bárbaras!, un libro que pone a la regla en el centro para hablar de una gran diversidad de temas como los cuerpos, el sexismo, la ecología, el racismo y la transfobia.
“Nace de la necesidad de hablar de la regla de otra manera, de integrar muchos otros temas que a veces se tocan de manera tangencial. Normalmente lo que se nos cuenta en los libros sobre la menstruación es la ovulación, el proceso corporal, una serie de cosas bastante concretas y a mí me interesaba tener una mirada más interseccional, más desde los feminismos que yo habito”, explica Reimóndez (Lugo, 1975) en una entrevista con Efeminista.
¡Bárbaras!, de María Reimóndez
En la obra, que se publica en español de la mano de la editorial Esfera de los Libros, después de que en 2021 salió por primera vez en su original gallego, se pone sobre la mesa que hablar sobre menstruación también es hablar sobre hormonas, salud y patología, genitalidad, deseo, sexualidad, higiene, inversión pública y derechos de las mujeres.
Pero sobre todo es hablar de una desigualdad económica y social que en muchos países significa un antes y un después para miles de niñas, que dejan de ir a la escuela porque en su familia no hay dinero para comprar compresas, tampones o copas que las hagan sentirse más seguras o por vergüenza.
“Llevamos sobre nuestros hombros un montón de prejuicios que se han ido construyendo a lo largo del tiempo sólo para someternos, para hacernos creer que somos raras, inferiores o defectuosas”, dice Reimóndez en el libro.
Bajo esta misma premisa no es raro que en algunos países aún se asocie con normalidad el tener la menstruación con “estar enferma” o “estar sucia”, cuando, al contrario, dice la autora en el libro, nadie se escandaliza o le parecen sucias las manchas de sangre que salen de otras partes del cuerpo.
La visibilización de la regla y el capitalismo
Durante estos años, la autora ha podido ver cómo se habla cada vez más de la menstruación y aunque afirma que es positivo que aumente esa visibilización de un tema considerado como tabú en muchas partes del mundo “depende de cuál sea su fin y cuáles sean los intereses que la muevan”.
“A mí me preocupa muchos de los enfoques que hay con respecto a la menstruación, que sí, que es un tema que ha ido cogiendo mucha más visibilidad, pero muchas veces se refuerzan visiones esencialistas de lo que es ser mujer, qué cuerpos o ideas de la feminidad que a estas alturas tendríamos que poner muchísimo más en cuestión. Ya no vamos a entrar en discursos trans excluyentes, que me parecen totalmente intolerables, sino a esa idea de que te haces mujer porque te viene la regla”, señala.
“Las niñas que no menstrúan son mujeres, las mujeres que tienen problemas hormonales y no menstrúan son mujeres, las mujeres menopáusicas son mujeres, las mujeres trans son mujeres, o sea que hay que salir de esos marcos esencialistas”, reitera.
Cuestiona especialmente ese discurso que, dice, está “muy centrado en lo farmacéutico”, ya que, agrega, muchas investigaciones se realizan con el objetivo de vender productos para malestares relacionados con la regla, como los síndromes premenstruales. Productos a las que no todas pueden acceder.
“Ahí hay un interés con una finalidad capitalista y comercial, por lo que tenemos que sospechar. Es muy importante que se investigue la menstruación y que los estamentos médicos se actualicen y conozcamos mucho mejor nuestros cuerpos en su diversidad, pero, claro, tenemos que poner en duda siempre cuando esa investigación se hace con fin de vendernos algo”.
Cuestionar el discurso sobre la regla
Por eso, afirma, el libro lo que busca es impulsar ese pensamiento crítico, para que las personas, especialmente quienes pasan por la adolescencia, se hagan preguntas “que son relevantes para toda la vida”.
“Esa es una etapa de muchos cambios y de mucho conflicto, a veces incluso con nuestros cuerpos y con la sociedad por cómo se nos percibe. Entonces esta es una forma de que tengan alguna herramienta para para no tener que tragarse el discurso adquirido y que no haya nada más en lo que pensar”, señala.
Según la autora, la regla está cargada de muchos prejuicios socioculturales, por lo que hablar abiertamente de ella “permite analizar nuestras maneras de relacionarnos”.
“Es una reflexión sobre cómo un proceso de muchos cuerpos, que no es nada excepcional, acaba cargado de una cantidad de significados que mientras no entremos a desentrañarlos y mientras no los pongamos en duda va a ser muy difícil que deconstruyamos todas las estructuras de opresión que hay”, afirma Reimóndez.
“¡Bárbaras! lo que me ha permitido es desentrañar y sacar todos estos temas de algo que nos parece a veces algo banal o incluso o tabú o que para algunos no tiene especial valor comentar”, concluye.