
Fuente: La Voz de la Salud
8 de enero 2024
Al no utilizar un modelo deportivo adecuado se incrementa el riesgo de rozaduras, dolor e incluso empeora el rendimiento.
El primer prototipo de sujetador lo creó Pierre Poiret en 1907, pero no fue hasta 1979 cuando se patentó el deportivo. Su importancia es clave. No solo el hecho de usarlo, sino que este sea el adecuado. Los expertos coinciden en que, al igual que ocurre con los que utilizamos en el día a día, no siempre contamos con los que mejor se adaptan a nuestro pecho a la hora de hacer actividad física. Esta circunstancia, además de provocar dolor, también disminuye el rendimiento. Pero ¿cómo elegir el mejor sujetador deportivo?
«La idea es que no se produzcan microtraumatismos que puedan provocar cambios en la estructura interna de la mama. En estos casos, una prenda elástica, tipo top, para que la mama vaya sujeta y no se produzcan estos pequeños traumas, sería otro punto a favor del uso de sujetador a la hora de hacer ejercicio», señala Antonio Piñero, especialista de la unidad de cirugía de la mama del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca y Presidente de la Sociedad de Senología y Patología Mamaria (Sespm).
La simetría total no existe: así es el pecho de una mujer
No hay un pecho igual a otro. Ni siquiera nuestros senos son completamente simétricos. Un estudio del Departamento de Ciencias del Deporte y el Ejercicio de la Universidad de Portsmouth, en el que participaron 167 mujeres, confirmó que el 94 % de ellas presentaban asimetría mamaria, es decir, un pecho es más grande que el otro o tiene una forma distinta. De hecho, hay un claro vencedor: el izquierdo suele ser el más grande.
No cabe duda de que la anatomía de nuestras mamas es singular. Están formadas por tejido fibroadiposo y por un sistema de conductos que unen las glándulas mamarias con el exterior. Los conductos galactóforos más grandes, situados en el pezón, se ramifican en el interior de la mama desembocando en pequeños ductos y acinos glandulares. En la base del conjunto areola-pezón se localizan las células mioepiteliales. El resto de la mama está compuesto por tejido conjuntivo, adiposo —el cual aumenta con la edad, sobre todo a partir de los 45 años, y permite diagnosticar los tumores más precozmente— y los ligamentos de Cooper, que proporcionan el soporte de las mamas y que con la edad, pierden elasticidad.
Cómo afecta un mal sujetador a la hora de hacer deporte: el dolor
Las doctoras Emma Ross, Baz Moffat y Bella Smith explican en La biblia del cuerpo femenino (Cúpula, 2023) que uno de los problemas más comunes que plantea el pecho a las mujeres activas es el dolor mamario. Por lo general, este se suele sufrir de una forma cíclica, como síntoma del ciclo menstrual; aunque existen otros que pueden aparecer de manera intermitente o permanente, que deben ser consultados por un profesional.
Sin embargo, las tres especialistas apuntan a un tercero que no se reconocía hasta hace poco tiempo: el inducido por el ejercicio. «Todavía desconocemos por qué motivo exacto nos duelen los senos cuando hacemos deporte —aclaran—. Los investigadores no están seguros de si se debe a la cantidad de movimiento, la frecuencia de este o su velocidad». Si bien es cierto que este último aparece con más frecuencia entre las mujeres que tienen pechos más grandes. «El movimiento y el dolor se han identificado como las dos razones principales por las cuales las mujeres con pechos más voluminosos realizan menos actividad física», confirman las doctoras en el libro.
El dilema de los pechos grandes
La propia Serena Williams, leyenda del tenis, ha compartido abiertamente lo mal que lo ha llegado a pasar con los sujetadores deportivos. De hecho, ha lanzado su propia línea de tallas grandes. Según Ross, Moffat y Smith, los pechos voluminosos plantean un problema mayor porque son los que más se mueven: «Nos referimos a esos que superan una copa D en adelante. Es a partir de ahí cuando el diseño de estos suele cambiar para sostener los más voluminosos y pesados durante el ejercicio».
Al final, puede llegar a ser la pescadilla que se muerde la cola: al tener un pecho grande puede resultar complicado encontrar un sujetador adecuado; al hacer una mala elección, los senos se mueven más durante el ejercicio aumentando su incomodidad. «Esto provoca que esas mujeres abandonen el hábito de hacer ejercicio y la falta de este conlleva a que engorden, pudiendo aumentar aún más su masa mamaria y restando todavía más efectividad al sujetador que llevan», ejemplifican.
El peor rendimiento provocado por un mal sujetador
Un equipo de científicos del Centro de Investigación Biomecánica Mamaria en la Universidad de Memphis, en Estados Unidos, decidió investigar la conexión entre el sujetador deportivo y el rendimiento de las corredoras. Así, seleccionaron a un grupo de atletas menores de 35 años para efectuar varias pruebas en una cinta de correr. Estas llevaban puestos diferentes tipos de sujetadores deportivos. Ya no solo a la hora de hablar del tamaño de la prenda —copa B, C y D—, sino también de rigidez y flexibilidad. Y para hacer una buena comparación de los resultados, también añadieron a corredoras sin sujetador.
Se midió el ángulo y rigidez de la rodilla, el rendimiento y posibles lesiones. Los resultados, publicados enla revista científica Frontiers, señalaron que un sujetador deportivo de baja sujeción ya mejora, como mínimo, un 2 % el rendimiento frente a correr sin sujetador. En el caso de las que sí lo llevaron puesto, sus parámetros generales de rendimiento —niveles de consumo de oxígeno y riesgo de lesiones—, aumentaron hasta un 7 %. Es decir, los beneficios de llevar un buen sujetador deportivo van más allá de la zona superior del cuerpo.
«Teniendo en cuenta que el 80 % de las mujeres llevan un sujetador mal ajustado, eso implica que un montón de nosotras podríamos mejorar significativamente nuestro rendimiento, comodidad y disfrute, por el mero hecho de hacernos con el sujetador adecuado», subrayan las autoras de La biblia del cuerpo femenino.
En realidad, podría decirse que no padecer dolor y buen rendimiento, van de la mano. «Sabemos que la biomecánica que subyace a un mejor rendimiento al correr con un mayor soporte para los senos no se comprende bien. Queríamos identificar estrategias para reducir el dolor de mama inducido por la actividad en las mujeres, un grupo que representa aproximadamente el 50% de la población», ilustró el doctor Douglas Powell, autor principal del estudio.
Lesiones mamarias
Las autoras de La biblia del cuerpo femenino recalcan que, a la hora de hablar de lesiones mamarias, no solo nos referimos a las que puedan llegar a sufrir aquellas mujeres por un deporte de contacto como puede ser el rugbi o el baloncesto, también las rozaduras, provocadas por un sujetador mal ajustado. «Son más frecuentes de lo que pensábamos. En un estudio llevado a cabo con 500 deportistas de élite que practicaban 46 deportes diferentes, el 36 % refirieron haber sufrido lesiones mamarias y, de estas, el 21 % pensaban que su lesión afectaba negativamente a su rendimiento», aseguran.