Fuente: EFE
Por: Berta Pinillos
24 de octubre 2024
La nutricionista Elisa Blázquez no cree en las dietas basadas en la prohibición ni en patrones estáticos “que nada tienen que ver con la realidad del ser humano”. Es partidaria de la variedad y de mejorar la calidad de lo que comemos. Es defensora de una alimentación antiinflamatoria, exenta de ultraprocesados, basada en lo natural, en productos de mercado, en la que predominen las frutas y las verduras.
En una entrevista con EFEsalud, con motivo de la publicación de su segundo libro “Toma las riendas de tu salud”, Elisa Blázquez no solo habla de la dieta antiinflamatoria, también del ayuno y de la importancia, en definitiva, de que la alimentación sea un aprendizaje para cuidar la salud.
“El propósito de mi libro es poder ayudar a la gente a conectar con sí misma, a que empiece a cuidarse. Y tener una guía práctica y sencilla, porque hay mucha información en las redes y en los medios y al final tenemos mucho lío. Había que organizar un poco la información con la experiencia clínica que tengo en este caso”, comenta.
Por eso, incide en que cuando se habla de salud hay que escuchar a la gente con una trayectoria profesional: “La nutrición está en casa de todos y cualquiera que tenga una receta saludable, de repente te la puede vender como un consejo de salud y, a veces, no lo es”.
Dietas que no midan solo las calorías
No comparte las dietas “tal y como las solemos entender” porque al final son recomendaciones basadas en la prohibición y en comer exactamente los mismos gramos de proteína todas las comidas, por ejemplo, cuando el cuerpo tiene unas necesidades que van cambiando.
Son dietas, además, que bajo su punto de vista “generan una mala relación con la comida”.
“Hay que ir pasito a pasito, ir adquiriendo unos hábitos (…) Un aprendizaje para cuidar tu salud, que tiene un camino, no es de un día para otro”, incide Blázquez, quien subraya que “no hay que quedarse con la restricción de ningún alimento”.
Por eso tampoco es partidaria de la dieta basada en determinar una serie de calorías: lo que hay que estar es bien nutrido: lo importante es la calidad y la cantidad.
“Realmente cuando solo medimos calorías, no estamos analizando el efecto que tiene ese nutriente en tu cuerpo”, abunda la nutricionista.
Lo argumenta porque, explica, una proteína y un hidrato tienen las mismas calorías, pero el efecto en el cuerpo es totalmente diferente.
Mientras que la primera tiene un efecto “más estructural, va a formar estructuras”, el hidrato es más energético, de forma que modulando la ingesta de estos nutrientes “es como se consiguen los resultados”.
“Si simplemente cuentas calorías, pues a lo mejor estás llevando un tipo de alimentación o muy monótona o muy desequilibrada que no te aporta todos esos micronutrientes que realmente necesitas”, recalca.
Sobrealimentados y malnutridos
Experta en nutrición integrativa, que analiza a la persona en su conjunto, como una parte proactiva del bienestar, Blazquez señala que no hay un método que sirva para todo el mundo ni para una patología, sino que va a depender de los desequilibrios que se tengan.
“A lo mejor tú comes muy bien, pero no estás haciendo nada de ejercicio o no te estás exponiendo nada al sol y tienes una vitamina D por los suelos, que también es muy importante. O tienes mucho estrés. Bueno, pues ahí es donde tenemos que ver lo que tenemos que trabajar con cada persona”, subraya.
Para la nutricionista, hemos normalizado estar cansados y agotados, cuando hay que preguntarse, a pesar de que la analítica esté bien, “qué le está pasando al cuerpo” porque “hay muchas herramientas para solucionarlo”.
Considera que se consumen muchos alimentos ultraprocesados, que provocan la sobrealimentación y la malnutrición, cuando lo que necesita el cuerpo son vitaminas, minerales, antioxidantes y proteínas.
“Hemos hecho a nuestro cuerpo vago de darle calorías todo el rato y eso al final nos afecta”, señala Blázquez, quien apunta que el ayuno “es necesario porque evolutivamente estamos diseñados para él” y no para comer cada dos o tres horas.
Sin miedo al ayuno
Asegura que no hay que tener miedo a ayunar porque ayuda al cuerpo a poner en marcha “mecanismos de limpieza, de regeneración que ocurren cuando no estamos ingiriendo alimento”.
Hay mucho tipos de ayuno, según afirma Blázquez, un ejemplo puede estar sin comer doce horas, ¿cómo? Cenando a las ocho de la tarde y desayunando a las ocho de la mañana del día siguiente, por ejemplo. No obstante, hay que adaptarlo a cada persona y ver que sienta bien, porque hay a algunas que no les va a beneficiar, como a aquellas que tienen una mala relación con la comida.
¿Y hay una clave del éxito para sentirse bien? Para la nutricionista lo principal es adquirir buenos hábitos que se puedan mantener en el tiempo, que no sean para cuatro días o dos meses.
La inflamación
En su libro, aborda cómo algunos alimentos provocan la inflamación crónica.
Según sus palabras, el sistema inmunológico nos defiende de agentes extraños. Si desde el exterior se introducen todo el rato tóxicos, alimentos que no son saludables, se genera estrés en el organismo y la inmunidad se irá deprimiendo y protegerá menos.
“Nuestro sistema inmunológico se vuelve mucho más reactivo y tenemos un sistema todo el rato en estado de alerta. Esto es la inflamación”, expone.
Ese trabajo en exceso y constate del sistema inmunológico es “la antesala de posibles patologías”.
Blazquez incide en que las células inmunitarias están por todo el cuerpo, son como policías que andan de patrulla, con lo que no solo hablamos de inflamación local, aunque sobre todo ocurre en el intestino, al estar en contacto con el exterior -este órgano absorbe el agua y los nutrientes y es donde está gran parte de la microbiota-.
Individualizar las necesidades
Hay un patrón de dieta antiinflamatoria, prosigue la nutricionista y luego, en función de cada persona, hay que individualizar las necesidades.
“Una dieta antiinflamatoria va a ser una dieta más sencilla de lo que creemos. Es una dieta muy natural, exenta de todos estos ultraprocesados, que nos aporte muchos nutrientes, muy rica en vegetales, en vitaminas, en antioxidantes, en fibras que alimenten a estos microorganismos que tenemos en el intestino”, explica.
Una dieta antiinflamatoria también tiene que ser rica en grasas antiinflamatorias -Omega 3- que las encontramos en el pescado, en los frutos secos, o en las semillas.
“Una dieta antiinflamatoria es para todo el mundo, pero desde que nacemos, porque es un patrón de vida sano. Al final la dieta mediterránea es un tipo de dieta antiinflamatoria”, añade.
Ir al mercado
Por eso, defiende que para hacer la compra se vaya al mercado, se cocine lo que hacían las abuelas, en definitiva, alimentos naturales. Que haya “pocos alimentos empaquetados”, porque son productos que, al final, van a llevar asociado algún aditivo.
Considera que hay alimentos sobre los que se tiene la creencia de que son muy malos y no lo son tanto, como ejemplo pone la mantequilla y el tocino: “Hay que consumir todo tipo de grasas en un contexto sano, tomando muchos vegetales, pero si me apetece tomar un poco de mantequilla no me va a hacer ningún mal”.
La clave es la cantidad y con qué se combinan esos alimentos.
La nutricionista también cree que “hay que quitar la idea” de que los alimentos exóticos son la clave de la salud porque no lo son: “No va a estar mejor alimentado el que toma todos los días matcha, açai o chía”, zanja.
Un menú en un día cualquiera de la nutricionista:
Desayuno: una o dos piezas de temporada; una buena rebanada de pan de calidad con aceite de oliva y tomate. Una tortilla o jamón o salmón. También un puñado de frutos secos y café.
Comida: Siempre verdura en todas sus formas, acompañadas de carne, pescado o legumbre.
Cena: Pescado y verduras. A veces, un yogur de cabra de postre.