En lugar de fuegos desesperanzadores, un haz de luz de certezas

Fuente: El Nacional

Por: Corina Yoris-Villasana

Durante los años de mi formación educativa, bien sea desde la niñez, bien sea en los cursos posdoctorales, pasando por la secundaria y la universitaria, he tenido la bendición de contar con unos Maestros, así con mayúscula, inolvidables. Es imposible enumerarlos, porque se me irían los caracteres del artículo y, aun así, no lograría nombrarlos a todos.  Pero, a propósito de un tuit que escribí ayer, donde recomendaba que muchos leyeran y analizaran el libro Estructura y función de los tiempos verbales en el lenguaje, de Harald Weinrich, recordé con profundo cariño a mi viejo profesor de Análisis Literario, Jesús Olza Zubiri, sj. autor de varios libros, entre ellos el famoso Diccionario de Goajiro, que hizo con Miguel Ángel Jusayú. De esta publicación hay una anécdota, atribuida a Olza, que, si no es cierta, la verdad es que lo retrata muy bien; alguien le preguntaba sobre el diccionario y él respondió: “No sé quién lo escribió; yo no sé goajiro, Jusayú es invidente, de manera que es un libro que nadie lo escribió”. Así es Olza, jovial y con una gran humildad intelectual; él es un verdadero sabio. Socráticamente repetía y sigue repitiendo, «de eso, no sé nada”, aunque se le esté preguntando sobre sus especialidades.

En sus clases, siempre se presentaba con una nueva recomendación bibliográfica. Por él, leí La Viena de Wittgnstein, obra de A. Janik y S. Toulmin, cuya primera edición fue en 1973, y la traducción al español realizada por Ignacio Gómez de Liaño, en 1974. Otra de sus recomendaciones fue Desde el jardín, publicada por primera vez en 1970, bajo el título Being there de Jerzy Kosinski. Podría seguir citando obras, pues mi amistad con Olza ha seguido por muchos años y espero que la vida le conceda unos años más por estas latitudes. Pero, mi recuerdo se suscitó al hablar del libro de Weinrich, ejemplar que tuve empastar, pues lo he consultado tanto que terminé desprendiendo el lomo original, y sigue presente en los estantes de mis libros más queridos.

En ese trabajo, el autor ambiciona certificar que los tiempos verbales entrañan una significación que va más allá de la mera alusión  a un momento temporal. Ellos informan al oyente la manera cómo el hablante exterioriza su actitud comunicativa. Un acto de habla posee una intención comunicativa; de ahí que ese acto no solo está referido a una determinada estructura gramatical; juegan un papel muy importante en la comprensión total de lo dicho por el hablante. Hay autores distintos que distinguen tres niveles en esos actos de habla, los actos locutivos, que son simplemente la acción de hablar; los actos ilocutivos, aquellos cuando se lleva a cabo lo que se enuncia y los actos perlocutivos, que vienen a ser las repercusiones que inducen en el oyente.

Los tiempos verbales, para volver a Weinrich, son decisivos en estos actos perlocutivos. Al englobar las distintas circunstancias comunicacionales en dos  grandes conjuntos, las  narrativas  y  las  de  comentario, es notorio que el uso de los diferentes tiempos verbales  cobran una especialísima significación. Si en una clase un estudiante le dice a otro: «Préstame el libro de Lógica, por favor», allí están los tres niveles: Acto locutivo: «Préstame el libro de Lógica, por favor». Acto ilocutivo: El estudiante le pide el libro de Lógica a un compañero de clases. Acto perlocutivo: El compañero le presta el libro.

Ahora bien, extraer de ahí la conclusión de que el libro fue pedido para venderlo, romperlo o extraviarlo es, por decirlo brevemente, un non sequitur. ¡No se sigue! ¡No puedes extraer semejante conclusión! Incluso, los verbos indican claramente el entorno, la circunstancia cuando se pide el libro.

Pues bien, de solicitar por parte de la Comisión Nacional de Primaria unos centros de votación y la reactivación del Registro Electoral, ¡no se sigue que se esté entregando la conducción del proceso de elección primaria al organismo nacional!

Para el miércoles 15 de febrero del año en curso, quienes integramos la Comisión Nacional de Primaria hemos invitado a un acto público donde haremos algunos anuncios referentes a esta elección. Fecha y cronograma. Es decir, estaremos concretando ante la ciudadanía dos de nuestros compromisos. Fecha y cronograma representan una gran responsabilidad. Estaremos mostrando el camino que debemos recorrer para conseguir el gran objetivo: la Elección Primaria.

En muy breves palabras, promoveremos la confianza y la fe en alcanzar ese objetivo en medio de circunstancias que, a todas luces, quieren acabar con el colibrí que intenta apagar el fuego del bosque con su gota de agua. Será una jornada para convertir el fuego desesperanzador en un haz de luz de certezas.

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