Con un selecto club de fans que incluye a algunas de las mujeres más poderosas del mundo, Gabriela Hearst es ya una diseñadora de culto de posee el don de saber cómo hacer una moda más verde y “eco”. Pero de verdad. Ahora, la industria solo tiene que escucharla.

Fuente: Elle
Por: Kenya Hunt
22 enero 2025
«Soy latina, conmigo no se puede dar nada por sentado», avisa Gabriela Hearst al relatar la reunión de padres y profesores que acaba de tener en el colegio de su hijo Jack, de nueve años, en Nueva York. «Es una escuela estricta y, obviamente, él es artista. Y medio latino también. Y creo que los libros de texto actuales son aburridos», dice con tono de ironía desde su oficina en Chelsea, Manhattan, donde está sentada rodeada de volúmenes bastante menos tediosos y de todas las formas, tamaños y temáticas. Hay algunos sobre el Neolítico, incluyendoLas diosas vivientes de Marija Gimbutas. Y es que a la diseñadora le interesan muy especialmente los roles que ocupaban las mujeres en aquel periodo. «En el mundo de hoy, dominado por los hombres, a todos y todas nos vendría bien manifestar más nuestra energía femenina interior», afirma.
«Pienso que eso está relacionado con la forma en que tratamos la Tierra», puntualiza. Luego, me muestra una obra de artesanía realizada en punto de cruz sobre el sistema reproductor femenino y coge un libro de tapa dura titulado Queens, que narra 3.000 años de las mujeres más poderosas de la historia. «Me gusta que la gente lo abra y vea con qué reina se identifica», dice luciendo un look moderno y cool sin esfuerzo con un traje de sastrería blanco y pendientes vintage de Cartier. ¿Cuál es Hearst? «Tenemos un poco de cada una dentro de nosotras. Pero siempre he dicho que Gabriela Hearst, la marca, se identifica con Atenea», afirma, citando a la diosa de la sabiduría y la victoria militar.
La mujer detrás de esta exitosa firma de lujo sostenible, además de ex directora creativa de Chloé, tiene una presencia imponente. Llena salas y pantallas a lo largo de la serie de charlas, entrevistas y llamadas de Zoom que mantengo con ella. Siempre con la calidez, el optimismo y la brujería (se sabe que siempre lleva sus propias cartas del tarot) presentes, y siempre cercana. Es una especie de alquimista que la hace particularmente perfecta tanto para la moda como para la defensa del medio ambiente. Su trabajo en estas dos áreas la ha convertido en la diseñadora elegida por líderes mundiales y celebridades de prestigio, como Lily Gladstone, Jill Biden, Meghan Markle, Zoë Kravitz u Oprah Winfrey, por nombrar algunas. Y es que ejerce una influencia que va más allá del terreno fashion. Me imagino que, en otra vida, podría haber sido una de las diosas neolíticas que tanto le atraen. «Siempre usaré cualquier oportunidad que se me presente para decirle al poder la verdad», afirma.
Es real su talento como oradora y adalid intelectual, dos aspectos por los que es una persona muy solicitada: ya ha participado en dos reuniones de la Cumbre del Clima (conocida como la COP por sus siglas en inglés), ensalzando la valía de la energía de fusión como solución a la crisis climática. Y en marzo de 2024 fue distinguida con el Earth Award de la revista Time. «Estaba muy nerviosa», reconoce aún con emoción. Se encontraba en una sala llena de personajes ilustres como Jane Fonda, John Kerry o Jodie Comer. Aunque fue Nemonte Nenquimo, un jefe waorani de una remota región amazónica de Ecuador, quien la dejó atónita. «Había muchas personas famosas y referentes. Pero dije: “¡Nemonte está aquí! Tenemos una voz con conocimientos ancestrales que nos está hablando”». Se sintió realmente maravillada. «Sigue habiendo una tendencia a despreciar a los pueblos indígenas, sin embargo ellos saben más que ninguno de nosotros. Y tenemos que entender nuestro pasado para comprender realmente hacia dónde vamos».
Hearst recibió su galardón, en un acto celebrado en Nueva York, por su labor en el campo de la moda, donde ha dedicado su carrera a impulsar la sostenibilidad en una industria que produce hasta el 10% de las emisiones de carbono del mundo. La defensa del clima en el sector empresarial resulta complicada. Es un tema que avanza más lento de lo deseable: las marcas se comprometen a reducir sus emisiones y, al mismo tiempo, a aumentar su producción. Hearst supone una rareza, ya que ha impulsado el cambio, a buen ritmo, desde los dos polos de la moda: creó su firma homónima en torno a un modelo respetuoso con el medio ambiente, y llevó a una casa icónica como Chloé al estatus de B-Corp (lo que la convirtió en la primera firma de lujo en obtener esta certificación social y ambiental) durante su etapa como directora creativa de la maison (también fue la primera persona latinoamericana en tomar el mando de una casa francesa).
La creadora dejó su puesto en la histórica enseña en julio de 2023, después de haber transformado las prácticas de la empresa y haber logrado un gran crecimiento al aplicar todo el aprendizaje y el desarrollo que había adquirido al levantar su proyecto homónimo. «Sé bien lo que se puede hacer. Los cambios que he visto en la última década han sido rápidos», afirma. Ahora se centra en dar forma a la firma sostenible del futuro. Sin embargo, su trabajo está intrínsecamente vinculado al pasado. Ella tiene una historia de origen cinematográfico que comienza en el rancho de 17.000 acres de su familia, Santa Isabel, en Paysandú, Uruguay. Aún recuerdo cuando estuve con ella charlando sobre su vida y su carrera en un evento organizado por la embajadora de los Estados Unidos, Jane Hartley, en su residencia Winfield House. Las historias de Hearst sobre cómo creció rodeada de ovejas, vacas y caballos cautivaron a la sala. «Fui concebida en un bosque», aseguró. Su particular infancia reforzó su conciencia sobre la naturaleza. «Cuando era niña, no sabía que iba a trabajar en el mundo de la moda. Vengo de una familia ganadera, así que no estaba para nada en mis planes», explica. Pero ella entendía que el lujo significaba cosas bien hechas y creadas para durar en el tiempo. Ahora, la moda se encuentra en un estado de transformación: los principales actores del comercio electrónico están en declive y muchas de sus marcas más destacadas se ven atrapadas en una situación de crisis.
Mientras escribo estas líneas, la prensa especializada publica una historia sobre el pulso corporativo del sector: cómo este ha dejado de priorizar la creatividad para obtener mayores beneficios y en detrimento del producto. «Desde mi punto de vista, es como si pudieras elegir entre macarrones con queso Kraft y macarrones con queso de Annie», me cuenta Hearst desde su despacho. «Se siente como un producto de supermercado. Podemos hacerlo un poco mejor, ¿verdad? Percibo que se están burlando del consumidor, del cliente. Todos esos enormes logotipos… ¿Por qué debo pagar para ponérmelos? Creo que debería ser al revés: si voy a llevar uno, tendrás que pagarme. Si no, se le llama patrocinio. Una amiga mía me dijo recientemente que somos artistas viables desde el punto de vista comercial. Podemos hacer negocio, pero también mejorarlo de una forma creativa», afirma. «Hay diseñadores a los que admiro de verdad, porque apuestan por la originalidad y no sólo por copiar y repetir. Se trata de esforzarse. Es lo que echo de menos de Vivienne Westwood: su activismo, su trabajo, su imaginación».
Un equipo con muchas mujeres y estabilidad
Hearst describe la longevidad como un motivo de orgullo, y prueba de ello es que muchas de las mujeres que trabajan en su taller llevan con ella años, desde el principio. Su directora de producción, Adishree Kumar, la costurera Shirley Zheng y la cofundadora y directora de marketing y comunicación Stephanie de Lavalette, su amiga desde hace más de 20 años, son algunos ejemplos. «Steph es mi relación más exitosa», confiesa. «Este negocio no es fácil, somos un equipo de 50 personas. Mi costurera jefa puede hacer el trabajo de 10. Cada uno de los miembros de mi equipo vale por 10 personas. Como han estado conmigo durante tanto tiempo, entienden la pasión que ponemos en nuestro producto. Y los clientes nos siguen durante todos estos cambios, porque saben que no les estamos engañando. Nos gusta hacer cosas bonitas, esa es nuestra guía. Y puede que no seamos una marca enorme y multimillonaria, pero estamos creando algo que sé que es sólido y fuerte. Pasará la prueba del tiempo. Porque al fin y al cabo, si nos remontamos a la prehistoria, la belleza siempre ha sido parte de lo que somos».
Quien mejor conoce el cuerpo de una mujer es otra mujer
Saca uno de sus viejos diarios y me muestra una colorida serie de bocetos de zapatos que hizo cuando tenía 16 años, muchos de los cuales aún resultarían actuales hoy. «Antes dibujaba mucho, era mi entretenimiento. Hacía bocetos de vestidos con corsé, piezas de época. Y hoy sigo diseñando de una manera bastante similar», afirma.
Si tuviéramos que convertir el aspecto de Gabriela Hearst en una silueta, esta sería alta, ágil y fluida. Piensa en majestuosos vestidos midi o hasta el suelo, faldas largas, sastrería lánguida y prendas de abrigo sencillas, con un toque folclórico. «Mis hijas gemelas son mis grandes musas, porque me mantienen en el presente», comenta sobre Olivia y Mia, las niñas de 16 años que tiene con su esposo, John Augustine Chilton Hearst (como la propia Gabriela, sus tres hijos son géminis). Su ropa también está orientada al futuro e incluye elementos tecnológicos, como las chaquetas forradas con material antirradiación celular para proteger los órganos reproductores o el lino tratado con aloe.
La creadora aplica a todo su proceso creativo una «mirada femenina», algo que resulta evidente en un momento en el que la moda de lujo está cada vez más dominada por directores creativos masculinos. «Si nos fijamos en Francia después de la Segunda Guerra Mundial, muchos de los diseñadores eran mujeres, desde Madeleine Vionnet hasta Elsa Schiaparelli y Gabrielle Chanel. Nadie conoce mejor el cuerpo de una mujer que otra mujer», afirma antes de enumerar los matices. «Tenemos retención de líquidos, nuestro físico experimenta cambios. Conozco exactamente lo que una mujer de mi edad o mayor quiere disimular. Sé que muchas tienen problemas con los hombros. Luego están el cuello y los brazos, ¿cómo potenciarlos? ¿Y cómo puedes hacerlo con todas las presiones que sabemos que la sociedad ejerce sobre el cuerpo femenino? Uno de los mejores halagos que puedo recibir es: “Me hace sentir fuerte llevar un traje de Gabriela Hearst”».
En el momento de escribir este artículo, su nombre es uno de los candidatos para ocupar la dirección creativa de Chanel tras la salida de Virginie Viard (al final ha sido el diseñador francobelga Matthieu Blazy el elegido). Con su impresionante trayectoria a la hora de impulsar un cambio medioambiental, no puedo dejar de preguntarme qué podría lograr en una casa aún más grande. Más allá de la excelente sastrería, sus creaciones son muy conocidas por recurrir a materiales sostenibles de la más alta calidad, incluidos el cashemere y el lino más suaves. «Utilizo terciopelo que no tiene viscosa, es seda pura. Aunque es muy difícil encontrar materiales puros de verdad. Cuando usé deadstock por primera vez hace nueve años la gente lo percibió como algo malo. Ahora ves material de desecho por todas partes».
La energía de fusión nuclear es otra fuente de optimismo. Subió al escenario de la COP27 y la COP28 para discutir por qué es una solución prometedora para la crisis climática, y la convirtió en el tema de su desfile de Chloé Primavera/Verano de 2023. «Si hablamos de sostenibilidad, hablamos de energía. Necesitamos una mayor cantidad de energía para reemplazar los combustibles fósiles. Tengo una posición muy clara, aunque no soy científica ni política. Como madre y creadora veo que es una solución que puede ayudar a la supervivencia de nuestra especie», declaró en la COP28. Coge su teléfono, donde hay un chat grupal. «Somos una comunidad de mujeres diversas», dice con una sonrisa. «Somos tribu. Atenea estaría orgullosa».