La acción politica puede desarrollarse en unas condiciones de normalidad como parte de la existencia de un estado democratico; además, si las cosas andan bien en la relación ingresos y egresos, seguramente la estabilidad va a ser su signo monetario de mayor circulación.
La estabilidad, más que un efecto del acogimiento a lo legal, un requisito necesario; es el resultado de un estado psicológico y social que envuelve a los actores que se oponen solidariamente, siempre en la perspectiva de que mañana las cosas pueden estar mejor y por ello estarán dispuestos a cuidar la casa que es de todos.
En democracia a Betancourt (1959-1963) correspondió construir estabilidad, porque nadie se la dio; su profunda convicción de que tenía que gobernar bien, construyendo consensos sobre los grandes temas nacionales, género estabilidad, para ello fue preciso la existencia de un opositor dialéctico, que aunque con aspiraciones propias, pero subordinado al interés general : Rafael Caldera; esa convicción de Betancourt expresada a su mejor colaborador Ramón J, Velázquez, no le vino del cielo fue el acicate de los errores cometidos por el sectarismo adeco, con él a la cabeza (1945-1948); esa revelación es prueba de su demostrada capacidad de aprendizaje:
” Ramón, esta vez he venido a gobernar “.
En un artículo de hace un tiempo, traté de incursionar en el fenómeno de la antipolitica y dije que una característica de ese fenómeno entre nosotros, venía de los nuevos actores que entraron en escena apenas llega Chávez al poder; sin embargo, debemos ser justos y decir que los viejos y otros no tan viejos coincidieron durante estos 23 años en cancelar la política al dejar en el camino abandonadas las herramientas que la hacen posible, entre otras, la palabra como su natural herramienta.
Claro, la dictadura hizo su trabajo de persecución desacreditación y eliminación del oponente, también ha utilizado la corrupción de su alma frente a unos ciudadanos que no dan crédito a tanto desparpajo y ruina moral.
Nada de lo ocurrido nos debe extrañar aunque nos duela:
Se nos olvida que la estrategia de un gobierno militar totalitario, consiste en destruir física y moralmente al enemigo, al desbaratar sus planes, dirá Zunt Sut.
Y como todo se comunica, las vibraciones de lo que ocurre en Caracas se esparcen como pólvora por toda Venezuela.
Desmantelar la organización de Tarek, el árabe de Mérida, llevará un tiempo, es mucha gente cuidando y reproduciendo el dinero mal habido, pero la venganza de platanote es larga y aprieta.
No sé que Irán a hacer estos nuevos ricos caídos en desgracia, pues todo aquel que se presente con una camioneta de paquete es sospechoso, como ocurre en nuestro entorno, así su posesión haya sido un regalo de su mamá, en su cumpleaños; lamentablemente así, sin indagar, funcionamos los humanos frente a eventos telúricos de tamaña magnitud.
Nada me es extraño, diría un filosofo de la antigüedad, porque hemos visto a figuras, otrora emblemáticas de la democracia, aplaudir a rabiar las intervenciones de sus nuevos jefes, acusando de nuestros males al bloqueo…que ellos le hacen a los venezolanos..
Queda entonces, asumir los ciudadanos de todas las ideologías y sentires, la responsabilidad política que consiste en volver al esfuerzo por hacer un balance objetivo de la situación y organizarnos dejando a un lado esas banderas político partidistas para una mejor oportunidad; pero dedicarnos a pensar en construir el camino que nos lleve a recuperar el gobierno para ponerlo al servicio de todos, un gobierno que devuelva a los ciudadanos su democracia, que ame la justicia y promueva la adecuación del Estado a las aspiraciones de la Nación, que es algo más que la suma de todas sus regiones y habitantes; avanzar mediante una Reforma del Estado y de un gran acuerdo para alcanzar la necesaria estabilidad.
* Msc. Jesús Martínez
Licenciado y Magister en Educación. Especialista en Estrategias Políticas. Experiencia en salud pública, conferencista, locutor, escritor. Diplomado en Formación Política y Ciudadana promovido por Mujer y Ciudadanía, Espacio Civil en conjunto con la Universidad Monteávila
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