La mayoría de los que agreden a mujeres en el espacio digital son parejas o exparejas, según experta

Fuente: EFE
Por: Ane Amondarain
10 de septiembre 2024

La antropóloga ecuatoriana Priscilla Purtschert, experta en violencias digitales, asegura que los agresores que atacan a las mujeres en el espacio digital suelen ser sus parejas o exparejas, así como personas del entorno cercano, al igual que ocurre con otras violencias machistas que se dan en la calle y al interior de los hogares.

En el caso de las personas LGTBI, Purtschert afirma que estas enfrentan más violencia digital por parte de “organizaciones antiderechos que promueven los discursos de odio”, aunque también ha identificado situaciones en las que personas del entorno cercano de la víctima reproducen esta retórica violenta con sus familiares.

En este sentido la antropóloga sostiene en una entrevista con Efeminista que “internet reproduce e incluso a veces amplifica las violencias” que se dan fuera del ámbito digital. La única diferencia, expone, es que en la esfera digital “hay una capa de anonimato y a veces es un poco más complejo ver quién está detrás”.

Ante esta situación, advierte sobre la necesidad de capacitar a mujeres, personas LGTBI y adolescentes para que sepan cómo enfrentar este tipo de agresiones y explica por qué estos sectores de la población son más tendentes a sufrir estas vulneraciones de derechos:

“Entendemos la violencia digital de género como cualquier tipo de agresión o ataque que ocurre a través de internet y que tiene que ver con una cuestión de género. Históricamente las mujeres, las personas LGTBI y las infancias han tenido ciertas condiciones de vulnerabilidad por patrones culturales y relaciones de poder que se reproducen también en la esfera digital”.

Agresiones digitales en aumento desde el confinamiento

La también coordinadora del proyecto Navegando libres por la red, de la organización Taller de Comunicación Mujer, que busca promover el pleno ejercicio de los derechos de las internautas, alerta de que las agresiones digitales han ido en aumento desde el confinamiento por la covid-19 y que, desde entonces, “siguen en constante evolución”, más aún con la irrupción de la inteligencia artificial.

Entre las agresiones más comunes en el entorno digital, destaca la violencia sexual digital, el grooming (contacto de personas adultas con adolescentes para fines sexuales), los discursos de odio y expresiones discriminatorias o los ataques a la libertad de expresión de la mujeres y personas del colectivo LGTBI.

Y advierte de la alta tasa de impunidad que existe en países como Ecuador ante las denuncias por violencia digital de género o LGTBI, como consecuencia de la falta de formación de los funcionarios públicos, así como por el escaso interés mostrado por las instituciones competentes.

A este respecto apunta que, si bien existen mecanismos legales para atajar este problema, estos recursos no se ponen en práctica.

“Las herramientas (legales) están, es cuestión de cómo se interpretan y cómo se aplican”.

Es por ello no ve necesario tipificar los delitos de odio LGTBI, como que se emplee la legislación ya existente que recoge este tipo de agresiones bajo el paraguas de los delitos de odio.

Asimismo, la antropóloga insiste en que las empresas tecnológicas también tienen un rol central en la prevención de las agresiones en línea; agentes que hasta el momento “no han dado una respuesta eficaz” a esta realidad, incide.

Capacitación en ‘cuidados digitales’

Ante este contexto, el proyecto que coordina apuesta por una “respuesta colectiva” que se basa en formaciones, talleres y acompañamientos gratuitos que parten de la capacitación en ‘cuidados digitales’.

La ecuatoriana define este concepto como “una serie de prácticas que permiten estar más protegidas en Internet”. Estos hábitos van desde aspectos técnicos, como el uso de contraseñas seguras o la privacidad de las cuentas, a otros más teóricos, como la idea del consentimiento digital.

“Apostamos siempre por una respuesta colectiva comunitaria porque creemos que así como intentamos construir comunidades seguras fuera de la red, el entorno digital no es distinto. Hacemos mucho énfasis en que los cuidados finalmente son colectivos, lo que no hace que el Estado y las plataformas tecnológicas no tengan sus responsabilidad”, insiste. 

En definitiva, desde Navegando libres por la red persiguen, “desde un enfoque de derechos humanos, trabajar en cómo tener las herramientas para seguir habitando los espacios en línea de forma cuidada” sin tener que renunciar a ellos, puntualiza.

Es por ello que Purtschert llama a “apropiarse de las tecnologías”: “Mejor aprender a usarlas y apropiarnos de ellas, que ocupar un espacio más marginal”.

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