19 de diciembre 2023
“Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”. Mary Wollstonecraft
El mundo necesita una transformación, y necesita que las mujeres sean parte activa de esa acción. Ante tanta intimidación, injusticia, exclusión, ausencia de Dios necesitamos las ciudadanas hacer algo, no podemos quedarnos solo en la victimización de las discriminaciones y de la violencia física, política, sexual, o psíquica, tenemos que actuar, y actuar desde nuestra dignidad de mujer, desde nuestra femineidad como el instrumento idóneo para conseguir ese mundo mejor y pleno que requerimos. Como decía el Dr. Duque Corredor: Trabajar un feminismo no solo reivindicativo sino propositivo, trabajar en un feminismo positivo. Ahora bien, para alcanzarlo se hace necesario equilibrar femineidad con poder, por lo tanto, las mujeres deben afirmarse, superar su situación de invisibilidad, deben surgir seguras, lograr el respeto para su condición femenina a través de sus talentos y fortalezas, ser definida desde de su dignidad como ser humano.
Esta dignidad humana que asumimos como nuestra principal característica necesita un contexto político, social, económico y cultural en el que la libertad y la responsabilidad adquieran un significado concreto, pues el papel central de los derechos de las mujeres debe ser reconocido y estimulado en todos los procesos societarios. Y precisamos que los hombres nos apoyen en esta controversia, porque hasta que ellos no hagan suya la causa de la igualdad y la equidad no avanzaremos en nuestra lucha de conseguir estar donde se toman las decisiones.
Necesitamos habilitar a las mujeres venezolanas como agentes de cambio para lograr el desarrollo, la reducción de amenazas, (la pobreza, la migración, la vejez precaria, el medioambiente destruido, entre muchas otras cosas) y la reconciliación y la unión. Las mujeres son las actoras claves en la eliminación de la violencia que se produce a través de interacciones institucionales o estructurales, incluyendo en primer término a la familia, seguida por la escuela y por último a la sociedad.
En todo el mundo están surgiendo iniciativas de mujeres que reclaman el final de la violencia y la construcción de una paz verdadera para sus sociedades, pues los valores culturales que están latentes en la hostilidad contra las mujeres son los mismos que en los diversos ámbitos sociales llevan al conflicto, o como lo llama Johan Galthum, a la violencia estructural, y nosotros en esta nota la llamamos violencia política.
La violencia política son conflictos entre grupos en términos de ideología, partidismo, género, etnia, nacionalidad, edad, religión, clase social, etc. Y un componente básico es la falta de conciencia, la apatía y la resignación de quienes la sufren, ya sea por sus prácticas culturales, sociales, religiosas, o ideológicas o por una anomía que le impide comprenderla y solucionarla.
De esta situación, de la lucha por eliminar la violencia en todas sus manifestaciones, se derivan intereses comunes para las mujeres, que las lleva a organizarse para trabajar por sus derechos, por su reconocimiento social y su valoración, y así contribuir asertivamente a minar las bases de la intolerancia, la intemperancia, el sectarismo. Verbigracia, este trabajo en diplomados, talleres, foros, seminarios, conversatorios, diálogos, mesas de trabajo, etc. de Mujer y Ciudadanía para formar mujeres construyendo ciudadanía.
El aumento de la capacidad de influenciar en política de las mujeres se relaciona directamente con el valor por la vida que ellas poseen. Por eso se prevé que las mujeres claves, las mujeres como agentes de cambio tengan la oportunidad de aumentar su incidencia en el ámbito público. Con este objetivo abordamos los diferentes rumbos de este diplomado y su aplicación en comunidades, proyectos, investigaciones, y reuniones de incidencia, con la idea de explorar modelos metodológicos en la construcción de ciudadanía y el desarrollo de las comunidades de la mano de las mujeres y sus talentos natos para conciliar, negociar, fomentar y emprender.
Esa incidencia política es la que buscamos configurar con el diplomado de Formación Política y Ciudadana, convertir a la mujer en una agente clave, pues su enfoque da prioridad a la vida humana, al bienestar común, a la conciliación y al dialogo, lo cual puede ser una gran fuente de recursos para una Venezuela que visualizamos distinta, una Venezuela unida, inclusiva y próspera.
En Mujer y Ciudadanía, hemos reflexionado, debatido, ahondado sobre estos desafíos y oportunidades de las mujeres, y lo que hemos observado en las mujeres es un deseo profundo de cambio y de superación de estilos pasados para emprender el futuro que nos aguarda con planteamientos más claros, donde la mujer esté en el lugar donde se diseñan las estrategias, se planteen soluciones significativas y desde allí de una vez por todas hacer un mundo mejor.
En el proceso de adquirir esta ciudadanía plena, las mujeres asumen su identidad propia, toman conciencia de su valor, aumentan su autoestima y la confianza en sí mismas: entonces traspasan el umbral de miedo, dejan de sentirse impotentes, abandonan la parálisis para activarse en función de los cambios concertados en esos equipo mixtos que requerimos para integrar la visión masculina y femenina en un todo potenciador.
Este causa feminista no transforma a las mujeres en individualistas, ni egoístas porque ellas siguen siendo responsables de las necesidades colectivas. Comenzando por los hijos, la familia, y con esta transformación las responsabilidades de las mujeres se extienden a sus comunidades, a sus lugares de trabajo, a la academia, a las instancias organizativas, a la promoción del desarrollo local, a la gestión de gobierno.
Por eso decidimos buscar esas mujeres como motivadoras para que asuman un papel de liderazgo transformador, mujeres empoderadas que enseñen al mundo nuestros méritos habitualmente poco reconocidos, y utilizar a las organizaciones como la nuestra para revisar, monitorear cómo se valora y se aprovecha el talento femenino.
La sociedad ha despilfarrado talento femenino durante mucho tiempo. Hemos visto frenar la carrera de las mujeres, someter a las más jóvenes a unos Techos de Cristal aún antes de empezar a subir y expulsar del espacio laboral a miles de mujeres en su mejor momento por el hecho de que pueden ser madres, porque son competencia, o por el simple acto discriminatorio de ser mujer.
Este desperdicio de talento femenino es lo que motiva a Mujer y Ciudadanía a trabajar en la construcción de una ciudadanía femenina a través de la promoción, difusión, formación, capacitación y organización de las mujeres, para impulsar sus derechos, la igualdad, la equidad, el liderazgo, el empoderamiento y la autonomía, para con su participación contribuir plenamente en el diseño de una democracia real, incluyente y plural.
Ninguna ley o política debe negar a las mujeres la plena ciudadanía, no se le debe negar la misma oportunidad que tienen los hombres de aspirar, lograr, participar y contribuir a la sociedad en función de sus talentos y capacidades individuales. Ruth Bader Ginsburg
Excelente .