Las Mariposas de la Gratitud| Por: Magaly Pedrique

11 de marzo de 2025

Dedicado a mis afectos, los de cerca, los de lejos y a los que ya no están en la tierra pero que sí están en mi corazón.

Llegó el primero de enero, y como cada año después de la agitación de las fiestas navideñas Maga
dispara la cuenta regresiva de los días que faltan para su cumpleaños y comienza a inventar y a soñar con el proyecto de su celebración de cumpleaños de una manera especial, en el pasado fueron alegres fiestas y emocionantes viajes, en tiempos más recientes alguna labor que la acompañará en esos 70 días de introspección y balance que median entre ambas fechas.

Este año, se propuso tejer 74 mariposas, una por cada año de vida. Y… ¿por qué Maga esta vez quería tejer mariposas? Porqué las mariposas son símbolos poderosos de transformación, renovación y libertad. En muchas culturas, representan el alma y el viaje espiritual. Cada mariposa puede representar un aspecto de la vida, una lección aprendida o un recuerdo especial, y así cómo las mariposas pasan por diferentes etapas (huevo, oruga, crisálida y mariposa) también fueran un símbolo de las transformaciones que ha vivido en su vida.

Maga comenzó, como dice su novio Serrat, sin prisa pero sin pausa a tejer mariposas de diferentes colores, tamaños y texturas y a cada una le imprimía un sentimiento de gratitud a personas, situaciones y recuerdos especiales. En ese proceso Maga reflexionaba y dedicaba las mariposas a personas que ya no están físicamente presentes pero que su esencia sigue viva en ella. Fue interesante sentir cómo las mariposas pueden ser un recordatorio de esa conexión eterna.

Mientras sus dedos danzaban sobre el hilo, cada puntada se convertía en un recuerdo. Cada mariposa representaba una transformación: desde los momentos de alegría hasta las lecciones más difíciles.

Al terminar la última mariposa, Maga sintió que no solo había tejido hilo, sino también historias de amor y gratitud.

Ahora ¿qué vas a hacer con tantas mariposas? se preguntó Maga, ¿las haré una guirnalda? ¿las repartiré por el mundo como en otros momentos cuando tejí corazones? ¿Se quedarán en una caja como tantas cosas llenas de recuerdos que atesoro en mi casa? Ya sé, las coseré a un viejo chal que descansa en mi gaveta para que sea mi compañero en cada escapada al cine, mi consentimiento eventual que me permite ponerle un poco de fantasía a la cotidianidad.

El día de su cumpleaños llegó y se vistió con una bella blusa, regalo de Martha, una de esas hermanas que le dio la vida y que a pesar de que ahora está muy lejos, el cariño se mantiene intacto. Con el chal adornado y lleno de simbolismo, Magaly decidió ir al cine, su refugio de salud mental. Mientras caminaba hacia la sala, las mariposas danzaban suavemente al viento, como si quisieran contar sus propias historias. En ese momento comprendió que cada mariposa no solo era un recuerdo; también era una celebración de la vida y la transformación personal.

Al llegar a la película, se sentó rodeada de amigas y sintió cómo cada risa compartida era un hilo que tejía nuevas memorias. Las mariposas eran testigos silenciosos de esa conexión mágica; cada una vibraba con el amor y la alegría del momento.

Esa noche, Maga se dio cuenta de que el verdadero regalo no era solo recordar lo que había perdido, sino también celebrar lo que había ganado: la resiliencia del alma y la belleza de las nuevas experiencias. Las mariposas eran símbolo de su viaje y recordatorio de que siempre hay espacio para la transformación.

Y así, con el corazón lleno y rodeada del cariño de sus amigas, Maga supo que cada año sería una nueva oportunidad para volar alto.

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1 comentario

  1. Hermoso Maga. Gracias por tu profunda experiencia que nos acerca y nos hace hermanas. Tu experiencia es Luz y Libertad.

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