Fuente: El Mostrador
Julio 2024
Un estudio encuentra diferencias persistentes de salud entre ambos sexos a nivel mundial y que, aunque las mujeres son más longevas, soportan durante más tiempo afecciones como dolor lumbar y de cabeza y trastornos depresivos y musculoesqueléticos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hombres viven hasta los 69 años, mientras que las mujeres generalmente llegan a los 74 como promedio. Sin embargo, un nuevo estudio ha revelado cómo el sexo y el género moldean nuestra salud y longevidad.
El hecho de ser hombre o mujer interactúa con otras variables, como la raza, el nivel socioeconómico, la edad o la orientación sexual, lo que aumenta el riesgo de diferentes enfermedades y varía la esperanza de vida.
El nuevo estudio, publicado en The Lancet, concluyó que los hombres sufren un mayor grado de pérdida de salud y tienen una mayor carga de enfermedades que conducen a la muerte prematura, pero que las mujeres sufren más patologías que perjudican su calidad de vida en etapas posteriores de la vida.
Las mujeres sufren una mayor tasa de dolor lumbar, dolores de cabeza y trastornos depresivos, lo que afecta a sus rutinas diarias. Los hombres, por otro lado, tienen más probabilidades de tener problemas cardíacos o de verse involucrados en un accidente automovilístico.
Tanto el sexo, que determina los factores biológicos asociados con los cromosomas sexuales y la anatomía reproductiva, como el género, que hace referencia a una construcción social que se relaciona con los roles y comportamientos socialmente atribuidos a hombres y mujeres y a las personas con diversidad de género, dan forma a la salud. Y se cree que esto último comienza cuando somos adolescentes.
Las mujeres sufren más patologías que perjudican su calidad de vida en etapas posteriores de la vida
“La mayoría de las enfermedades que afectan de manera desproporcionada a mujeres y hombres, como los trastornos depresivos, los trastornos de ansiedad y los accidentes de tráfico, comienzan a diferenciarse en la adolescencia», afirman los autores del estudio, y explican que «las investigaciones actuales sugieren que este período coincide con una edad crucial en la que las normas y actitudes de género se intensifican y la pubertad cambia la percepción de uno mismo”.
Los investigadores utilizaron datos del Estudio sobre la carga global de enfermedad (GBD) de 2021, centrándose en alrededor de veinte patologías en más de 200 países que generan la mayor pérdida de salud en personas mayores de diez años.
Para medir el impacto de estas afecciones en la salud, utilizaron un indicador denominado Años de Vida Ajustados por Discapacidad, que son la suma de los años de vida perdidos debido a una mortalidad prematura y los años vividos con una discapacidad.
Las tasas de años de vida sana perdidos a causa de una enfermedad fueron más altas en los hombres en 13 de las 20 afecciones analizadas: la COVID-19, por ejemplo, o la cardiopatía isquémica, afectó mucho más a los hombres que a las mujeres.
Las siete afecciones que presentaban tasas más altas de hiperactividad cardiaca en las mujeres que en los hombres fueron el dolor lumbar, la depresión, los dolores de cabeza, la ansiedad, los trastornos musculoesqueléticos, la demencia y el VIH.
“Las mujeres sufren de manera desproporcionada”
“Las mujeres no presentan tantas enfermedades potencialmente mortales como los hombres, pero sí sufren de manera desproporcionada afecciones que disminuyen significativamente su calidad de vida”, dijo a ‘Euronews Health’ la doctora Sara Guila Fidel Kinori, psicóloga clínica y miembro de la comunidad de salud de la mujer del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.
Los científicos responsables del estudio admiten que tiene sus limitaciones, ya que las estimaciones y los datos utilizados se ajustan a un marco binario (femenino u masculino) y el impacto en la salud no puede analizarse ni estimarse en el caso de grupos con diversidad de género o sexo.
Los resultados, que analizaron datos de 1990 a 2021, revelaron pocos avances en la reducción de la brecha de salud entre hombres y mujeres.
Necesidad de datos en la decisión política sanitaria
La interpretación final del estudio es que las notables diferencias de salud entre mujeres y hombres apuntan a la necesidad urgente de que las políticas se basen en datos específicos por sexo y edad.
También concluyen que también es importante seguir promoviendo la investigación sensible al género y, en última instancia, implementar intervenciones que no solo reduzcan la carga de la enfermedad sino que también logren una mayor equidad en salud.
“Las mujeres no son tan diferentes biológicamente de los hombres”, asegura Guila, “pero la cultura y el género sí determinan estas diferencias, por lo que debemos centrarnos e investigar estos determinantes culturales y socioeconómicos que nos diferencian”.