Fuente: EFE
Por: Cristina Bazán
16 de agosto 2024
El editor en jefe de Laura (nombre protegido), una periodista uruguaya, intentó tocarla y besarla sin su consentimiento en frente de otros colegas, ella se negó y habló con la directora del medio en el que ambos trabajaban, sin embargo, no hubo ninguna consecuencia para el hombre; a ella, en cambio, la despidieron.
Ese es uno de los múltiples casos de violencia que las periodistas de América Latina y el Caribe viven dentro y fuera de sus redacciones y que, en la mayoría de las ocasiones, terminan en impunidad.
Así lo registra la investigación Medios sin violencias. La urgencia de políticas de abordaje y prevención que la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad, en articulación con la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC) y con el apoyo del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC) de UNESCO, llevó adelante en el marco de un proyecto que busca sensibilizar a la población sobre este tema que limita la libertad de expresión de las periodistas y, por ende, afecta las democracias.
Según los hallazgos del estudio, el 75% de las y los integrantes de 95 medios de comunicación de 14 países de América Latina y el Caribe conoce al menos un caso de violencia de género hacia periodistas. La mayoría de las agresiones ocurren en las redacciones, estudios y oficinas y le sigue el ámbito digital, a través de redes sociales, plataformas digitales, mails y aplicaciones de mensajería instantánea.
La violencia psicológica y la verbal son la que más se registran, en un 65 % de los casos; seguida del acoso sexual, en un 28 %; o la física, que se reporta en un 12.5 %.
“El panorama es complicado porque ellas detectan situaciones de violencia en las redacciones de sus países, tanto de violencia offline como online y también hay una preocupación por cómo los medios abordan el tema. En algunos casos, hay áreas especializadas o protocolos para trabajar la violencia y en otros casos no. Pero te diría que en ningún caso encontramos a nadie que nos dijera: ‘Mi redacción es óptima’, ‘Nunca tuve ningún problema’, ‘Tenemos un ambiente muy democrático’, ‘Es un placer venir a trabajar'”, explica a Efeminista Sandra Chaher, presidenta de Comunicación para la Igualdad y coordinadora de la investigación.
Violencia hacia las periodistas en América Latina
En la mayoría de los casos, se señala en el informe, las mujeres recibieron agresiones por el hecho de ser mujeres, por sus posicionamientos feministas y/o políticos partidarios e incluso por realizar reclamos salariales. “De igual modo, la apariencia tuvo un rol relevante en las descalificaciones”, resalta la investigación.
Pero pese al nivel de violencia, sólo en el 28.1 % de los casos las personas afectadas denunciaron los hechos. El 18.7 % lo hizo en instancias internas de los medios, como jefaturas o direcciones, y el 9.4 % en instancias judiciales externas u organismos públicos especializados.
“Tanto en los testimonios como en los datos duros, lo que nos encontramos es con un 41.5 % de situaciones en las que hubo represalias y el otro dato relevante es el 54.5 % de los agresores que no recibieron ningún tipo de sanción. Me parece que esos dos números son los que explican porqué hay un porcentaje tan bajo de denuncias”, señala Chaher.
“Si vos creés que haciendo la denuncia no va a pasar nada, que sería la mejor situación dentro de las malas, pero también pensás que te pueden echar, que te pueden el disminuir el trabajo, que te pueden congelar laboralmente, o sea, limitarte eventuales aumentos en la jerarquía o aumentos de sueldo te vas a limitar un poco para denunciar”, agrega.
En algunos casos, dice la presidenta de Comunicación para la Igualdad, lo que se ha hecho desde los medios de comunicación es cambiar al agresor de lugar u horario de trabajo “para que no se cruce con la víctimas”. “Pero eso no las deja tranquilas ni por ellas ni por el resto porque saben que esa persona probablemente moleste, agreda, violente a otra en ese otro turno en el que va a estar o en esa otra área en la que va a estar”, afirma.
De los 41.3 % de los casos en los que hubo represalias, el 17.2 % de las mujeres fueron despedidas y el 24.1 % fueron blanco de distintas medidas negativas por haber hecho pública la agresión.
Los protocolos contra la violencia en los medios
El informe también pone foco en que el nivel de violencia hacia las periodistas no necesariamente se da por una ausencia de protocolos para actuar sobre esas agresiones, ya que un 43 % de los medios que se analizaron sí tiene un procedimiento establecido contra la violencia de género.
“Puede haber algunos mejores y otros que tengan figuras que no eran adecuadas o rezagos patriarcales que también están en la justicia de nuestros países, pero en general el análisis es bueno, o sea, estamos frente a buenas herramientas para trabajar. El problema es que las periodistas no conocen estos documentos”, dice Chaher.
En total, las investigadoras analizaron 27 protocolos de intervención y prevención de 13 países, dos con alcance regional. La mayoría de ellos se crearon tras la explosión en Argentina y en la región del ‘Ni una menos’.
“Las periodistas nos decían: ‘Sí, pero en la redacción nadie lo conoce, no está disponible, no lo tenemos a mano. Nosotras no sabemos qué dice ese protocolo ni a quién tendríamos eventualmente que presentar una denuncia’, dice la especialista.
El panorama resulta aún más complicado cuando las agresiones llegan desde el exterior de las redacciones y esos agresores son políticos y están en el poder. “Hoy es algo bastante habitual que las agresiones hacia periodistas estén proviniendo de altos cargos de gobierno, empezando por los mismos presidentes. Entonces es algo que hay que poner sobre la mesa rápidamente y a la sociedad civil lo que se le pide es que haga un monitoreo de esto esto”, agrega Chaher.
La investigadora espera que las recomendaciones que hacen en el informe ayuden a mejorar los procesos de abordaje de estas violencias, pero especialmente que contribuya a la prevención.