Simone Biles se corona en París

Fuente: EFE
Por: Natalia Arriaga
1ero de agosto 2024

Simone Biles se reafirma como la reina indiscutible de la gimnasia artística en los Juegos Olímpicos de París tras ganar la medalla de oro en las competencias individuales y por equipos tres años después de sufrir en Tokio 2020 una crisis que la llevó a abandonar la competición y alejarse de los gimnasios durante dos años para priorizar su salud mental. Con estas dos acumula ya nueve medallas en unas Olimpiadas, lo que la convierte en la gimnasta estadounidense más condecorada en la historia de los Juegos.

Su regreso al podio no ha sido una sorpresa, pisó París después de conquistar su sexto título de campeona del mundo en Amberes, Bélgica, en octubre del año pasado, y su octavo título nacional en California, en agosto, donde también rompió un nuevo récord.

“Fue fantástico, todos creen en mí, mis compañeras, mis entrenadores, mi familia. Sólo tengo que empezar a creer en mí un poquito más”, dijo Biles en aquel entonces, al terminar la competencia nacional.

Una confianza que ha llegado consolidada tras años de trabajo personal a la capital francesa y que este 30 de julio y 1 de agosto la ha llevado a bañarse de oro en solitario y junto a sus compañeras Sunisa Lee, Jade Carey, Jordan Chiles y Hezly Rivera, frente a una tribuna de lujo que ha contado con la presencia de sus padres, su esposo y grandes personalidades como Serena Williams, Nadia Comaneci, Michael Phelps, Tony Estanguet, presidente del comité organizador de los Juegos, entre otros.

Baño de oro para Simone Biles

En la final individual Biles se impuso con una marca de 59,131 puntos y una ventaja de 1,199 sobre la brasileña Rebeca Andrade (57,932), de nuevo subcampeona olímpica, como en Tokio 2020. El bronce fue para la también estadounidense Sunisa Lee, campeona en Tokio, con 54,465 puntos.

Considerada la mejor gimnasta de todos los tiempos, se llevó el oro ocho años después de imponerse en Río 2016, lo que la coloca a la altura de las legendarias Larysa Latynina y Vera Caslavska, hasta ahora las únicas dobles campeonas olímpicas.

La escalofriante gesta de Biles no hace sino engrandecer el resultado de sus perseguidoras, sobre todo de Andrade, que acarició el oro a mitad de competición. Su segundo puesto por detrás de una revolucionaria de la gimnasia como Biles merecería una categoría especial de medalla.

Dos días antes, el rendimiento impecable de un grupo de trabajadoras con un talento sideral permitió a Estados Unidos llevarse la victoria en el Estadio Bercy de París con 171,296 puntos y una ventaja de 5,802 sobre el equipo italiano, que en cuatro meses ha ganado el oro europeo y la plata olímpica.

Junto a Biles, indiscutible, inigualable, en la final tuvo un papel crucial Jordan Chiles, que también hizo los cuatro aparatos. Quizá borró así la pena de haber quedado fuera de la final individual pese a ser cuarta en la ronda clasificatoria: Biles y Lee terminaron primera y tercera y solo puede haber dos finalistas del mismo país.

La rotación estadounidense de salto fue formidable, con sus tres gimnastas por encima de 14,400 y Biles en 14,900. Aparcó el Biles II hasta la competición individual, pero saco el máximo rendimiento de su Cheng: rondada, medio giro antes de tocar la tabla y mortal planchado con giro y medio. El segundo más difícil del código.

‘GOAT’ cerró esa primera jornada con su ejercicio supremo sobre el tapiz de Bercy. Un oro cantado, pero ganado sin dejar nada al azar.

Simone Biles en la prueba de barra de equilibrio durante la final de Concurso Completo Femenino de Gimnasia Artística, parte de los Juegos Olímpicos de París 2024. EFE/ Miguel Toña

El entorno protector de la estrella

Junto a sus habilidades físicas y su fortaleza mental, ha conseguido mantenerse en lo más alto del deporte gracias a un entorno que la cuida y alienta y que forman un reducido número de personas entre los que están, además de su familia, sus entrenadores, sus perros y su psicólogo.

Biles procede de una familia desestructurada que, con el tiempo, se ha convertido en su mayor fortaleza. Hijos de una madre adicta, Simone y sus tres hermanos pasaron parte de su infancia en hogares de acogida -“recuerdo que siempre tenía hambre y miedo”- hasta que su abuelo materno, Ron Biles, y su segunda esposa, Nellie Cayetano, adoptaron a Simone y a su hermana pequeña, Adria; una hermana de Ron adoptó a los dos mayores.

Sus padre y su madre son “el mundo entero” para Biles, los que le dieron “una segunda oportunidad” y a los que agradece día tras día por ser quien es. Cuando tenía seis años ellos la llevaron a una jornada de puertas abiertas en un gimnasio, del que Simone volvió con una nota del profesor que decía: “Tiene talento. Que se apunte a las clases”.

Otro de sus mejores aliados es su esposo, el jugador de la NFL Jonathan Owens. Se comprometieron en febrero de 2022 y se casaron en abril de 2023, acompañados solo por los testigos. Pero repitieron boda en mayo del mismo año, en una gran fiesta en Cabo San Lucas (México), ante un centenar de invitados.

El exgimnasta Laurent Landi y su pareja la entrenadora francesa Cecile Canqueteau entrenan a Simone Biles desde el año 2017. Los Landi, que dan una importancia prioritaria al bienestar físico y mental de sus alumnas, lograron lo que parecía imposible: mejorar a la mejor.

Para ayudarla en su recuperación, el experto en salud mental Robert Andrews estimó imprescindible que Biles recuperase la confianza, que se divirtiera con lo que hacía. Su recomendación: que se alejase de la típica imagen de la gimnasta que sufre, atenazada por la presión y por el miedo a cometer errores. Por el contrario, el especialista animó a Biles a que plasmase en sus ejercicios su personalidad extrovertida.

Simone Biles París

Simone Biles en la prueba de ejercicios de suelo durante la final de Gimnasia Artística en Equipos Femenino, parte de los Juegos Olímpicos de París 2024. EFE/ Julio Muñoz

El legado de la campeona

El recuerdo de sus días en la casa de acogida han concienciado a Biles de la importancia de ayudar a los niños que se encuentran en esa situación. Por ello, colabora activamente con la organización Friends of the Children, que pone en contacto a esos menores con ‘amigos’ a largo plazo, mentores que se comprometen a pasar con ellos varias horas a la semana durante un periodo mínimo de doce años.

“(La etapa en la casa de acogida) es una parte de lo que soy, y no estaría aquí sin ella”, dijo Biles en un encuentro con algunos integrantes del programa. “Y espero que los niños que me escuchan digan: ‘Vaya, yo puedo ser alguien, y esto no tiene por qué frenarme. Puedes soñar a lo grande y hacer cosas increíbles'”.

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