Fuente: EFE
Por Sarah Sidki-Alaoui Arriaga
23 de enero 2024
Paulina Tuchschneider (Polonia, 1987) emigró con tan solo dos años de Varsovia a Israel, donde en su adolescencia tuvo que cumplir el servicio militar. Ahora, años más tarde, cuenta su traumático paso por las filas del ejército en «La Soldada», su novela debut, en la que aborda la salud mental de las personas que viven bajo la amenaza de una guerra inminente.
Una novela en la que Tuchschneider presta su voz, de forma tragicómica, a una joven irónica y divertida, cuya salud mental va deteriorándose por la opresión, la humillación, la hostilidad y la supresión de individualidad que existe en el ejército israelí, relata la autora.
«La Soldada» (Periférica) se desarrolla en 2006 bajo la contienda del Líbano y el conflicto entre Israel y Hezbolá. Una novela en la que la autora, bajo su propia experiencia, narra las rutinas opresivas del ejército y el despertar de la conciencia ideológica en la adolescencia.
«La Soldada», de Paulina Tuchschneider
«Estaba claro desde el principio: nunca podría convertirme en una auténtica soldada», confiesa la autora al comienzo del libro, una soldada que se autodenomina «izquierdista» y cuyo cuerpo débil y ansioso sabe que nunca podría sobrevivir al servicio militar.
Tuchschneider narra, a través de la protagonista, su experiencia en las filas israelíes a raíz del aviso de reclutamiento en plena crisis adolescente. La relación con su cuerpo, la búsqueda de identidad sexual y los ataques de ansiedad que sufre durante su adolescencia se desarrollan en un ambiente opresivo y hostil bajo el ruido de los misiles que anticipan una guerra.
Hija única de madre soltera, su personalidad explosiva e inconformista ve el reclutamiento como una oportunidad para escapar y convertirse en otra persona. «En el mejor de los casos, imaginaba que la mili era una gran aventura y, en el peor, algo que podría sobrellevar», confiesa en su libro.
Pero la suciedad, la humillación y la falta de intimidad consiguen que la protagonista sufra numerosos ataques de ansiedad y el deterioro de su salud mental. La inestabilidad psicológica a la que se enfrenta queda reflejada en su cuerpo, cada vez más débil e incontrolable.
«Ese ejército que ahora estaba en posesión de mi cuerpo», dice desconectada de su cuerpo.
Conciencia política
En un cuarto con decenas de camas y ropa sucia apilada, la protagonista sufre la perdida de individualidad y la falta de intimidad antes los aspectos más personales de su vida, que debe compartir con otras miles de chicas. Compañeras que, como ella, no entienden qué está pasando afuera, pero tampoco cuestionan los motivos por los que deben poner su cuerpo en guerra.
«Hasta aquel momento, me había pasado la vida entera protegida por una especie de manta ideológica bajo la que podía resguardarme tranquila», confiesa la protagonista cuando despierta su conciencia ideológica y cuestiona lo que realmente supone el conflicto.
Bajo los rumores del comienzo de la guerra del Líbano, la protagonista entiende la magnitud de la guerra y la obligatoriedad del servicio militar en Israel. «Una chica podía pasarse dieciocho años sin pensar realmente en el enemigo», manifiesta al encontrar un manual del militarismo en la educación y decide no formar parte de aquello. No poner su cuerpo en una lucha que no es suya.
«La Soldada» es una obra con tintes irónicos, irreverentes y antibelicistas, con un enfoque desprovisto de cualquier ensalzamiento patriótico. Ya cuenta con un guion para su adaptación cinematográfica.