
Fuente: Reporte Asia
8 de septiembre 2024
La implementación de Womenomics comenzó en 2014 cuando, durante su discurso en el Foro Económico Mundial de Davos, el entonces primer ministro de Japón, Shinzo Abe, presentó un ambicioso plan para transformar la economía japonesa. El objetivo era incorporar más mujeres en el mercado laboral.
“Japón debe convertirse en un lugar donde las mujeres brillen”, afirmó Abe. Para 2020, se propuso que el 30% de las posiciones de liderazgo en el país fueran ocupadas por mujeres. Era una declaración audaz, especialmente en un país que ha estado históricamente rezagado en términos de igualdad de género en comparación con otras naciones desarrolladas.
El término Womenomics, una combinación de las palabras “women” y “economics”, fue acuñado por la analista de Goldman Sachs, Kathy Matsui, en 1999. Matsui argumentaba que, teniendo en cuenta que la nación enfrentaba una fuerza laboral en declive y con una población envejecida, para que su economía siguiera creciendo, el país debía aprovechar su recurso más infravalorado: las mujeres. El concepto apuntaba a impulsar la economía mediante la inclusión y promoción de mujeres en el mercado laboral.
Sin embargo, diez años después de que Abe lanzara su iniciativa, los resultados de Womenomics están lejos de haber alcanzado sus objetivos originales. Aunque ha habido algunos avances, Japón aún enfrenta importantes desafíos estructurales y culturales que impiden una mayor participación femenina en los niveles más altos de la economía.
Una gran brecha entre el discurso y la realidad
El principal obstáculo que enfrenta la implementación de Womenomics es la brecha entre el ambicioso discurso político y la realidad social, cultural y empresarial. Si bien las políticas implementadas, como el aumento de la licencia parental para madres y padres, y la mejora en la transparencia de la diversidad de género en las empresas, la representación femenina en puestos de liderazgo sigue siendo baja. Según estimaciones recientes, menos del 1% de las empresas que cotizan en la bolsa de valores japonesa están lideradas por mujeres, y solo el 14% de las posiciones gerenciales son ocupadas por ellas.
La meta original de Abe de lograr un 30% de liderazgo femenino para 2020 fue revisada. Ahora, el gobierno ha disminuido drásticamente la cifra a un 7% de mujeres que se espera que ocupen puestos gubernamentales de alto nivel y un 15% en empresas privadas para 2030. A pesar de que el ajuste fue significativo, incluso alcanzar estas nuevas metas parece ser un desafío considerable. Como Matsui señaló en una entrevista con la BBC, aunque ha habido avances, “la representación femenina en puestos de liderazgo sigue siendo difícil de lograr respecto a la mayoría de las naciones desarrolladas”.
Algunos logros destacados de Womenomics en la última década
A pesar de las dificultades, Womenomics sí ha generado algunos avances destacables en comparación con épocas anteriores. En la actualidad, el porcentaje de mujeres que participan en la fuerza laboral ha alcanzado niveles históricos. Por otro lado, Japón ha mejorado considerablemente en términos de beneficios de licencia parental, permitiendo tanto a madres como a padres tomar hasta un año de licencia.
La cultura empresarial japonesa, tradicionalmente conservadora, también ha comenzado a experimentar algunos cambios. Como ejemplo destacado podemos nombrar la designación de Mitsuko Tottori como la primera presidenta de Japan Airlines. Esta decisión causó revuelo en el mundo corporativo del país. Tottori, quien comenzó su carrera como asistente de vuelo en 1985, se convirtió en un claro ejemplo de que las mujeres pueden llegar a los puestos más altos dentro de las empresas japonesas.
Asimismo, en la política, Yuriko Koike fue reelegida como gobernadora de Tokio en 2020, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese puesto. La elección de Koike marcó un cambio en la percepción de las mujeres en el liderazgo político, un ámbito donde tradicionalmente habían estado subrepresentadas.
Las barreras culturales y el machismo estructural
Las barreras culturales y sociales continúan frenando el avance de Womenomics. Las mujeres en Japón aún enfrentan presiones sociales que les impiden perseguir carreras profesionales ambiciosas.
La idea de que las mujeres deben casarse con un hombre rico para garantizar su seguridad financiera sigue estando presente aún hoy en ciertos sectores de la sociedad japonesa. Esta mentalidad limita las aspiraciones de muchas mujeres, quienes optan por trabajos administrativos o roles donde es más probable que conozcan a hombres con salarios más altos, como secretarias legales.
El machismo estructural también es un fuerte factor influyente. Como mencionó una estudiante entrevistada por la BBC, “la sociedad japonesa funciona sin problemas porque las mujeres aguantan y se mantienen calladas”. La presión social para conformarse con los roles de género tradicionales sigue siendo fuerte, lo que limita las oportunidades de las mujeres para avanzar en sus carreras.
Factores claves para el avance de Womenomics en Japón
Si bien es verdad que existen numerosos desafíos, hay razones para ser optimistas sobre el futuro de Womenomics. Las generaciones más jóvenes de hombres y mujeres en Japón parecen tener valores más igualitarios en comparación con sus padres y abuelos, lo que sugiere que podría llegar a producirse un cambio cultural gradual hacia una mayor equidad de género en las próximas décadas. Esta nueva perspectiva podría allanar el camino para que más mujeres logren liberarse de los mandatos sociales existentes y puedan tomar decisiones laborales de manera más libre.
Además, la creciente presión internacional para mejorar la diversidad de género en el ámbito empresarial y político podría empujar a Japón a acelerar sus reformas. Si bien el progreso ha sido lento, los cambios que ya se han implementado sugieren que el país está en el camino hacia una mayor igualdad de género, aunque este pueda llegar a ser más largo de lo inicialmente previsto.