En un libro póstumo, la terapeuta sexual más conocida de Estados Unidos ofrece estrategias prácticas para ahuyentar la sensación de estar solo.

Fuente: The New York Times
Por: Catherine Pearson
31 de agosto 2024
Hacia el final de su vida, Ruth Westheimer, la terapeuta sexual más conocida de Estados Unidos, dejó de hablar tanto de disfunciones sexuales y empezó a hablar de otro tema a menudo envuelto en la vergüenza: la soledad.
Ella creía que tenía las credenciales perfectas para enfrentarse a nuestra epidemia de soledad. Refugiada judía alemana cuyos padres murieron durante el Holocausto, se había divorciado dos veces y luego enviudado. La doctora Ruth, como se le conocía, entendía la soledad.
Pero también creía que su formación como terapeuta sexual la ayudaba a abordar la humillación que puede causar la soledad.
“A nadie le emociona admitir que tiene dificultades en el dormitorio”, escribió en The Joy of Connections, su último libro, que se publicará el 3 de septiembre, menos de dos meses después de su muerte a los 96 años. “A nadie le emociona confesar que tiene muy pocos amigos de confianza. La vergüenza es el hilo que los une, y la vergüenza es lo que siempre he intentado ayudar a la gente a superar”.
The Joy of Connections es, en esencia, una lista de 100 estrategias para crear vínculos más fuertes, todas ellas moldeadas por la creencia de la doctora Ruth de que la soledad no es algo de lo que haya que avergonzarse, así como por su intolerancia a dar vueltas sobre el mismo asunto.
“Puedes”, insistió, “tomar la decisión de que estar solo ya no es una opción”.
“Ella es todo agencia”, dijo Allison Gilbert, una de las dos coautoras de su nuevo libro: “Su mensaje trata de dar los pasos para llegar a donde quieres ir y no quedarte esperando”.
He aquí cinco de las lecciones finales de la doctora Ruth para la conexión.
1. Sé una tortuga
El apartamento de la doctora Ruth en Manhattan estaba lleno de cientos de tortugas en miniatura —la mayoría regalos de familiares o amigos— que abarrotaban sus estanterías y su mesa de café, hasta el punto de que no había sitio para una taza de café.
Las tortugas no solo eran su animal favorito, sino también su metáfora favorita (aunque poco sutil). Para vivir una vida plena y conectada, hay que jugarse el cuello. “Una tortuga no puede cazar, tomar el sol o encontrar pareja si siempre va a lo seguro”, escribió. “Las tortugas deben arriesgarse para vivir”.
2. No lleves la cuenta
Como madre soltera sin dinero para contratar una niñera pero con un fuerte deseo de mantenerse en contacto con sus amigos, Ruth adquirió el hábito de organizar fiestas, convirtiéndose en una autodenominada “anfitriona perpetua”. Sin embargo, en lugar de resentirse por tener que iniciar los planes, aceptó ser anfitriona porque la hacía sentirse menos aislada.
“Yo misma me he visto atrapada en la aritmética mental de cuántas veces he sido anfitriona frente a cuántas veces me han invitado a sitios”, admitió Gilbert. “Tu objetivo al final del día no es un libro de contabilidad que parezca más igualitario. Tu objetivo al final del día es estar rodeado de gente con quien de verdad quieres estar”.
3. Amplía tu “vocabulario de amigos”
Muchos de nosotros nos quedamos con la idea de que las relaciones con nuestros mejores amigos son, bueno, las mejores amistades que hay que cultivar, pero la doctora Ruth creía que era importante buscar todo tipo de conexiones platónicas. Amigos del trabajo. Amigos de amigos. Amigos ocasionales. (De hecho, las investigaciones demuestran que los lazos débiles pueden ayudar a aumentar el bienestar).
Y no descartes a nadie por su sexo, edad u orientación sexual, escribió.
Debby Herbenick, profesora de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Indiana, recuerda cómo la doctora Ruth se esforzaba por conectar con sus colegas. Como madre primeriza, asistió a un almuerzo de trabajo con la doctora Ruth y con su bebé a cuestas. La terapeuta de fama mundial cuidaba al bebé de Herbenick como si fuera un viejo amigo de la familia, recordó. “Después de que falleciera, vi que otras personas de mi campo decían: ‘Ah, sí, hicimos esto juntas, pero ella estaba más interesada en mi hija’”.
4. Haz que tu ciudad sea más pequeña
Cuando la doctora Ruth se mudó a Nueva York, reconoció la necesidad inmediata de hacer que la gran ciudad pareciera más pequeña. “Tuve que esforzarme mucho para presentarme a mis vecinos y establecer contactos significativos”, escribió. Se unió a organizaciones comunitarias. Hablaba con los vecinos en el ascensor y, de vez en cuando, aprovechaba para preguntarles sobre su vida sexual.
“¿Alguna vez has ido a una fiesta de barrio? Si la semana que viene no salieras del salón de tu casa, ¿alguien se preguntaría dónde estás?”, recomendaba preguntarse. “Si tu respuesta a cualquiera de las dos preguntas es ‘no’, debes cambiar tu condición de ausente ahora mismo”.
5. Si te sientes solo, dilo en voz alta
La doctora Ruth trabajó como terapeuta conductual durante décadas. Describía su enfoque como directo, rápido y práctico. Y creía que muchos de sus clientes empezaban a curarse prácticamente en el mismo instante en que admitían tener un problema. Así que si te sientes solo, dilo en voz alta.
Consuélate pensando que, aunque parezca que todo el mundo a tu alrededor se siente realizado con sus relaciones, la mayoría de la gente se siente sola en algún momento de su vida.
“Sé”, escribió la doctora Ruth, “que si hablamos abiertamente de la soledad —sin vergüenza y sin eufemismos— quienes se sienten dolorosamente desconectados también se sentirán menos solos”.