Gabby Petito, la influencer que fue asesinada por su novio “por piedad” y la carta final del femicida

Cuando el 1 de septiembre de 2021 Brian Laundrie regresó a la casa de sus padres Roberta y Christopher Laundrie, en Florida, antes de lo previsto y sin su novia, las alarmas ya estaban sonando entre los familiares de Gabby Petito

Fuente: La Patilla

El viernes 27 de agosto de 2021 no sería un día cualquiera para la influencer y travel vlogger norteamericana Gabby Petito (22). Ese día visitarían con su novio desde el secundario, Brian Laundrie (23), el Parque Nacional Grand Teton, en el estado de Wyoming, Estados Unidos. Estaba explorando la posibilidad de dedicarse a las redes “full life”. Deseaba convertir su pasión en una profesión rentable.

Pero lo cierto es que su historia no fue nunca la vida glamorosa que podía verse en las redes sociales y su canal de video, sino otra muy distinta. Una que involucró violencia intramuros. Esas conductas que, por vergüenza, suelen ocultarse bajo la alfombra y que -casi siempre- terminan muy mal.

Cuando el 1 de septiembre de 2021 Brian Laundrie regresó a la casa de sus padres Roberta y Christopher Laundrie, en Florida, antes de lo previsto y sin su novia, las alarmas ya estaban sonando entre los familiares de Gabby Petito. ¿Dónde estaba la joven? Sus padres llevaban varios días intentando hablar con su hija sin éxito. Brian, por su parte, no respondía el celular y esquivaba preguntas.

El 11 de septiembre Joseph y Nichole Petito no aguantaron más y concurrieron a denunciar la imposibilidad de comunicarse con su hija de 22 años. Justo ese día se cumplían veinte años del atentado a las Torres Gemelas en Nueva York, los emblemáticos edificios que habían colapsado y desaparecido del horizonte por el brutal atentado en pocos minutos. Gabby, como esas construcciones, también se había esfumado. Los Petito, sin saberlo todavía, estaban enfrentando su propia tragedia.

Comentaron a los agentes que Brian no respondía y que el último video que Gabby había subido a las redes había sido tres semanas antes. Necesitaban saber dónde estaba y qué pasaba.

Conocer la verdad demolería sus cimientos y haría añicos la familia.

En camino hacia el abismo

Gabrielle “Gabby” Venora Petito nació bajo el signo de Piscis, el 19 de marzo de 1999, en Blue Point, Nueva York. Era hija de Joseph Petito y Nichole y terminó siendo la mayor de seis hermanos y medio hermanos. TJ Petito es el único de todos ellos con los que la víctima compartía padre y madre.

Durante su infancia, sus padres se divorciaron y se volvieron a casar. Joseph con Tara y Nichole con Jim Schmidt. Increíblemente, todos se llevaban más que bien y compartían muchos momentos juntos.

Fue durante el colegio secundario, asistía al Bayport-Blue Point, que Gabby conoció a quién sería su único novio, Brian Laundrie. Ella se graduó en 2017 y comenzó con sus estudios de farmacia y nutrición.

En marzo de 2019, Gabby y Brian se pusieron de novios formalmente. Ella decidió dejar su trabajo como recepcionista en Carolina del Norte para mudarse con Brian a la casa de sus suegros, Christopher (62) y Roberta Laundrie (55), en North Port, Florida.

El 2 de julio del año 2020 se comprometieron. Gabby anunció la buena nueva en Instagram. Acompañó el posteo con una foto de su primera salida : “Aquí una foto de nuestra primera cita porque tengo tanto amor para darte. Brian me pidió casamiento y le dije sí!”.

Brian escribió en sus propias redes: “Mi mayor temor es que algún día me despierte y que todo haya sido un sueño, porque así es como me he sentido cada segundo desde el momento en el que nos encontramos. Hasta que la muerte nos separe y me despierte… estoy tan feliz de que la respuesta sea sí, te quiero cariño”.

El festejo del casamiento lo terminaron postergando por la pandemia. Esperarían. Brian era un joven que no había tenido ningún trabajo estable todavía y ganaba dinero vendiendo sus obras de arte en línea en un sitio llamado Bizarre Design. En las redes se mostraba como un hombre amante del aire libre, capaz de sobrevivir perdido en la naturaleza por sus habilidades, como un novio cariñoso y un artista amante de los íconos de la cultura pop. También se reconocía como fanático de películas del estilo The Joker, de Joaquin Phoenix, de videojuegos violentos como Hotline Miami y de lecturas como el libro Lullaby, de Chuck Palahniuk. En ese texto un periodista investiga casos de muerte súbita en bebés y descubre que a todos los niños que mueren les han leído el mismo cuento.

Se ve que la tragedia, la violencia y el crimen llamaban mucho la atención del enamorado Brian.

El viaje de Gabby Petito

El 11 de diciembre de 2020 la pareja compró una furgoneta blanca Ford Transit Connect, modelo 2012. Gabby la bautizó en su Instagram como “un jardín con ruedas”. “Nueva camioneta significa… nuevas aventuras”, agregó. Con mucho esfuerzo la convirtieron en una especie de casa rodante. Tenían la idea de cruzar el país durmiendo y comiendo en ella.

En 2021 anunciaron que harían realidad sus deseos: viajarían cuatro meses a través de los Estados Unidos filmando historias para la cuenta de Gabby en YouTube, “Nomadic Statik” y para sus posteos en Instagram. Partieron desde Nueva York el 2 de julio de 2021 conduciendo su camioneta reacondicionada como su nuevo hogar sobre ruedas. Atravesaban estados como Kansas, Colorado. Utah y estados de ánimo que se movían al ritmo de una vertiginosa montaña rusa.

El viaje soñado fue convirtiéndose, día tras día, en una pesadilla para Gabby.

Violencia a la vista

El jueves 12 de agosto, a más de un mes de la partida, un llamado anónimo al 911 alertó sobre una pelea de una pareja frente a una verdulería cerca de la comunidad Moonflower, en Moab, Utah, en la ruta 191. No era una discusión normal, dijo el denunciante, ya que había presenciado que las cosas habían escalado hacia un enfrentamiento físico. El testigo sostuvo que Petito había golpeado a Laundrie en el brazo antes de intentar trepar por la ventana del lado del conductor. Describió una furgoneta blanca, con patente del estado de la Florida, y agregó también que el hombre había cacheteado a la mujer. En su llamado aseveró: “Cuando nosotros paramos, ellos corrieron por el costado del camino. Él procedió a pegarle, luego saltaron dentro de la camioneta y se fueron”.

Los oficiales llegan al lugar y observan la furgoneta cerca de la entrada al Parque Nacional de los Arcos. La detienen. Gabby está llorando en el asiento del pasajero. La hacen bajar. Es una joven bellísima, de pelo largo lacio y rubio, tiene unos shorts blancos y una remera marrón con tiras anudadas en la cintura. Ella, sin dejar de lagrimear y de aspirar sus mocos, dice cosas sin demasiado sentido. Asegura que siente mucho haber sido mala o estar de mal humor. La cámara que llevan en sus uniformes los policías graba la alarmante situación y el estado de confusión de Gabby donde se culpa y asegura que todo ha ocurrido por una estúpida pelea iniciada por ella. Les dice que es ella quien ha golpeado primero.

La dejan sentada en el patrullero y vuelven a la camioneta y le piden a Brian que baje. Él desciende con total tranquilidad. Es un hombre joven, de cabeza rapada y está vestido con una remera clara y bermudas. Declara que habían empezado a discutir en la ciudad y menciona como excusa la tensión emocional acumulada después de tantos días de viajar juntos. Admite que han empezado a pelear más con el paso del tiempo.

Ambos coinciden que la primera en haber golpeado al otro fue Gabby. Brian sostiene que la última pelea ocurrió porque él subió con las zapatillas sucias a la camioneta.

Gabby “la agresora”

Brian tiene arañazos en su brazos, en su cara y en el cuello… Las heridas de ella pasan desapercibidas. Eso sumado a los dichos de ambos, les confirma a los agentes que la atacante, la agresora principal, sería ella. El oficial Daniel Robbins escribe en su informe: “Gabrielle no dejó de llorar, respirar con dificultad o redactar una oración sin tener que secarse las lágrimas, secarse la nariz o frotarse las rodillas con las manos en ningún momento de mi investigación (…) Después de evaluar la totalidad de las circunstancias, no creo que la situación escale al nivel de violencia doméstica sino más bien es un problema de una crisis emocional y mental”.

Los policías los aconsejan y confirman que cada uno tiene su teléfono celular para una emergencia.

A estas alturas, Gabby es catalogada como la histérica en la pareja, la del estado emocional alterado. Él se muestra tranquilo. Los policías repiten en el informe lo que él les ha dicho: “el hombre trató de crear distancia diciéndole a Gabby que saliera a caminar para calmarse… pero que ella no quería separarse de él y comenzó a abofetearlo”. Brian, entonces, la habría agarrado por la cara (las heridas en la cara de Gabby que ni se mencionan) y empujado hacia atrás mientras ella presionaba sobre él y la furgoneta.

No se presentan cargos. Pese a eso los policías creen conveniente que él vaya a pasar una noche en un motel en Moab. Ella se quedará en la furgoneta.

Creen estar haciendo lo correcto: separarlos por una noche enfriará los ánimos. Concluyen que todo se debe a una crisis de salud mental de Gabby.

Error fatal. Desestiman la violencia de género. No se les ocurre pensar que la conducta errática que muestra Gabby pudiera ser consecuencia de que está acorralada y muy asustada.

Han perdido la única oportunidad de salvarle la vida.

Presa de las tensiones

Luego de esa noche separados, la pareja retoma su viaje. Luego, entre el 17 y el 23 de agosto, Brian toma un vuelo desde Salt Lake City a Tampa, Florida, para buscar unas cosas que necesitan de su casa. También aprovecha para vaciar una baulera que tienen alquilada. Quieren ahorrar ese dinero para prolongar su viaje. El lunes 23 vuelve para reencontrarse con Gabby que estaba quedándose en un hotel, cerca del aeropuerto internacional de Salt Lake City. El 24 de agosto hacen el check out y ponen primera. Totalmente reconciliados, reanudan su aventura.

Pero nada es lo que parece. Y las tensiones dentro de la casa rodante van en aumento. Las peleas traspasan la intimidad del vehículo. En varios sitios más se los vuelve a ver peleando y discutiendo acaloradamente. Él grita; ella llora y calla. Esa parece ser la regla.

El 27 de agosto Brian se muestra muy agresivo en un restaurante. Una mujer llamada Nina Celie Angelo subirá, luego, a su cuenta de Instagram que había presenciado una pelea explosiva ese día entre Brian y Gabby en el restaurante Merry Piglet, en Jackson Hole, Wyoming. Dijo que Brian le gritaba a la moza y que Gabby solo lloraba y pedía disculpas por la conducta de su novio.

La volatilidad del carácter de Brian estaba al desnudo. Fue la última vez que alguien los vio juntos.

Ya nadie volvería a ver a Gabby… viva.

El 1 de septiembre Brian volvió a su casa de Florida con la camioneta de la pareja. Curiosamente, unos días después, fue con sus padres a pasar dos noches a un campamento situado a 120 kilómetros de donde residían. Roberta Laundrie, la madre de Brian, hizo el check in en el camping Fort De Soto el 6 de septiembre. en una tienda mirando el agua. Se quedaron hasta el 8. Padre, madre e hijo, solos. ¿De qué habrán hablado? ¿Les habrá Brian confesado qué pasó la última noche con Gabby? ¿Les dijo por qué mató al que decía era el amor de su vida? ¿Sus padres lo habrán aconsejado para zafar de ir preso?

Nada se sabe.

Su rastro en las redes

Nichole contó que en la última charla con su hija le había dicho que viajarían desde Salt Lake City, en Utah, hasta el Parque Nacional Yellowstone. Habló con ella por FaceTime, el miércoles 25 de agosto. Gabby le relató, entonces, que habían llegado al Parque Nacional Grand Teton. Nichole no sabía que esa sería la última vez que se vería cara a cara con su hija mayor. Ese día Gabby también haría su último posteo en Instagram.

En los días siguientes, hasta el 30 de agosto, madre e hija siguieron intercambiando mensajes de texto por celular. Hoy Nichole no está segura de haber hablado con ella, cree muy posible que el que respondiera fuera Brian y que Gabby ya hubiera sido asesinada.

Fue uno de esos mensajes el que llamó la atención de Nichole. Gabby llamó a su abuelo por su primer nombre “Stan”. Nichole se preocupó. Ella jamás lo llamaba así. También le pareció raro que su hija se refiriera a que visitarían Yosemite cuando antes había hablado de Yellowstone. Algo raro estaba pasando. La conducta de su hija y su manera de expresarse no parecían normales. Cuando intentó hablar con los padres de Brian, ellos no le respondieron el llamado. Mensajeó a Roberta: “¿Has hablado con los chicos? Estoy preocupada por ellos”. No hubo respuesta. Brian tampoco respondía.

El 11 de septiembre a las 18.55 los padres de Gabby Petito se dirigen al departamento de policía de Nueva York. Denuncian que su hija está desaparecida. Los oficiales se comunican con la policía de Florida. Esa misma noche los agentes del último estado tocan la puerta de los Laundrie y les dicen que quieren hablar con Brian. Lo que ocurre es insólito: los padres de Brian les dan el teléfono de su abogado para que se contacten con él. Algo huele a podrido.

Los Petito se enteran que Brian había vuelto a casa diez días antes y solo… En ese mismo momento Nichole asegura haber sentido que Gabby ya no estaba en este mundo: “Cuando supe que la camioneta estaba en Florida, supe que mi hija ya no estaba viva. No sé por qué, solo lo sentí. No se lo dije a nadie más…”.

El miércoles 15 de septiembre la policía nombra a Brian Laundrie como sospechoso en la desaparición de Gabby Petito. El joven está refugiado con sus padres que lo cubren. Solo habla el abogado contratado por la familia: Brian Laundrie está ejerciendo su derecho constitucional a no hablar con la policía mientras la investigación está en curso.

Pero hay otra sorpresa y el caso da un giro no previsto. El 17 de septiembre los Laundrie denuncian que no saben dónde está su hijo. Ahora Brian, el acusado, también ha desaparecido.

Ese mismo día la tiktoker Miranda Baker publica una serie de vídeos que revelan algo más. Dice haber recogido a Brian haciendo autostop solo en la ruta el pasado 29 de agosto, dentro del Parque Nacional Grand Teton. También la policía se entera por unos bloggers -que viajaban por el mismo parque- que el 27 de agosto habían visto la camioneta blanca de la pareja, con patente de Florida, abandonada en una calle polvorienta.

Las cosas arden. ¿Dónde está Gabby? ¿Por qué Brian hacía dedo solo? ¿Por qué estuvo la camioneta abandonada en una calle antes de que él retornara a Florida? ¿En qué lugar se está escondiendo Brian?

El 18 de septiembre, el FBI busca a los dos jóvenes. Finalmente la policía recupera la furgoneta que habían utilizado como casa rodante. La requisan e investigan. Buscan huellas de un crimen. Saben también que la tarjeta de crédito de Gabby Petito ha sido usada en los últimos días de agosto y a principios de septiembre. Pero, ¿fue ella quien la utilizó? ¿O habrá sido Brian?

Dos cuerpos en el bosque

El 19 de septiembre de 2021, las autoridades anuncian una mala noticia: han encontrado un cuerpo en el Bosque Nacional de Bridger-Teton. Creen que la descripción coincide con la de Gabby.

Dos días después, la autopsia lo confirma. El cadáver reveló que su muerte fue resultado de un homicidio. El 20 de septiembre el FBI procede a allanar la casa de los Laundrie. Pasan todo el día en la propiedad y hurgando en la computadora de Brian.

Enseguida se ofrecen jugosas recompensas para encontrarlo. Vivo o muerto.

El 22 de septiembre se llevó a cabo el funeral de Gabby. Su familia se tatuó en su memoria dos frases que ella también tenía grabadas en la piel: Believe (Cree) y Let it be (Déjalo ser). Lo cierto es que Gabby no debería haber creído en Brian jamás, ni haber dejado pasar nada de lo que hacía… Las frases, muchas veces, son solo palabras que dejan a la intemperie la ingenuidad del portador.

El 11 de octubre de 2021 el doctor Brent Blue, médico forense de Wyoming, confirmó cómo se había producido la muerte de la joven: había sido estrangulada. Asfixiada por las manos del que creía su gran amor.

Eso había ocurrido entre tres o cuatro semanas antes del hallazgo del cuerpo.

El FBI va retrasado, porque ahora el asesino tampoco está por ningún lado. Lo buscan en la enorme reserva Carlton Reserve, un parque del condado de Sarasota.

El 20 de octubre los detectives y los padres de Laundrie rastrean un sendero que Brian solía usar en el Parque Ambiental Myakkahatchee Creek. Ese lugar había estado inundado hasta hacía pocos días. Allí descubren objetos de Brian: unos shorts verdes, sus zapatos, un anillo de metal plateado, una mochila, un sombrero y un revólver Windicator. Un poco más adelante, encuentran restos humanos desperdigados, que habrían estado sumergidos. Clausuran el parque y se envían las muestras biológicas recogidas para peritar.

El 21 de octubre el FBI confirma, a partir de los registros dentales de Brian, que los huesos hallados le pertenecen. Y explican que Brian Laundrie, luego de su muerte, había sido despedazado por los roedores y los perros salvajes del lugar. No había señales de droga alguna en sus restos.

La excusa increíble: matar por piedad

Brian Laundry confesó su crimen antes de morir. Lo escribió  en su block de notas con tinta azul. Llenó con su letra ocho páginas. Esa libreta fue hallada cerca de su cuerpo por el padre de Brian. En su relato manuscrito intentó justificar el crimen por “piedad”. Luego, se disparó directo en la cabeza con su revólver. El tiro entró por su sien izquierda y salió por la derecha. Las páginas estaban húmedas por la lluvia, pero aun así podían leerse sus últimas palabras garabateadas el 18 de septiembre. El largo escrito es, en parte, una carta de amor, en parte, una excusa y, en parte, una confesión:

“Gabby, desearía estar a tu lado, desearía estar hablando con vos en este mismo momento. Atravieso cada momento que vivimos, excitados por el futuro. Pero hemos perdido el futuro. No puedo vivir sin vos. He perdido cada día que pasamos juntos. Cada vacación. (…) Te quiero más que a nada. No soporto ver nuestras fotos, ni recordar viejos tiempos porque no puedo seguir. (…) Cuando cierro los ojos me veo tirado en el techo de la furgoneta, quedándome dormido mirando un meteoro (…) Siempre te amaré. (…) Lo lamento por todos a los que esto afectará. Gabby fue el amor de mi vida. (….) Lo lamento por su familia porque los amaba. (…) Lo lamento por mi familia. Para ellos es un shock y también una enorme pérdida. Ellos la querían mucho, sino más que a mí. (…) Esto que ocurrió es una inesperada tragedia. Tratando de correr hacia nuestro auto, tratando de cruzar arroyos desbordantes antes de que se pusiera tan oscuro para ver, y demasiado frío. Escuché un splash y un grito. Apenas podía ver, no la podía encontrar, grité su nombre. La hallé respirando pesadamente, susurrando mi nombre, congelada por el frío (…) estaba empapada. La acarreé tanto como pude río abajo hacía el auto, tambaleándome, exhausto, en shock (…) dándome cuenta que no podía cargarla con seguridad. Prendí una hoguera y la acerqué tanto como pude. Ella era tan flaca y ya había pasado tanto frío. No me di cuenta en ese momento que debería haber prendido el fuego antes (…) Ella tenía un pequeño moretón en la frente que luego creció. Le dolían los pies, las muñecas, estaba helada y temblaba violentamente. Mientras la acarreaba gemía de dolor. Tirado al lado de ella la vi jadear, rogando por terminar de sufrir. No quería que se durmiera, por si había tenido una contusión. La despertaba y otra vez empezaba el círculo del dolor (él sigue intentando describir el accidente en medio de la naturaleza que la habría dejado malherida) No sé la extensión de las heridas de Gabby, solo que ella estaba sufriendo un dolor extremo. Le quité la vida. Pensé que había sido algo misericordioso, que era lo que ella quería, pero ahora veo todos los errores que cometí. Entré en pánico. Estaba en shock. Pero desde el momento en que decidí quitarle el dolor, supe que no podía seguir adelante sin ella. Corrí a casa para pasar el tiempo que me quedaba con mi familia (…) terminar con mi vida no fue por el miedo al castigo, sino más bien porque no puedo vivir otro día sin ella (…) Perdón por las pérdidas. Por favor no le hagan la vida más difícil a mi familia, perdieron un hijo y a una hija, la mujer más maravillosa del mundo. Gabby, lo siento”. Y terminó diciendo: “Me mato en este arroyo con la esperanza de que los animales me despedacen. Esto podría poner feliz a alguien de su familia. Por favor, recojan todas mis cosas. Gabby odiaba a la gente que dejaba basura”.

Brian muere llamando amor a eso que siente y, en cada absurda frase, busca ser exculpado por su crimen. No se reconoce como el violento hombre que ha sido.

Nuevos hallazgos y millones

Al funeral de Gabby fueron sus “cuatro padres” y sus cinco hermanos menores. De hecho, durante la investigación, las dos parejas se mudaron a vivir con todos sus hijos bajo el mismo techo. “Necesitamos estar juntos y poder conversar”, explicaron en el programa Dr Phil. Su madre Nichole agregó: “Gabby quería que viviéramos todos juntos en la misma casa… y, de alguna manera, lo logró”.

En noviembre de 2022 la familia de Gabby Petito firmó un acuerdo por el que recibirá 3 millones de dólares de los padres de Brian Laundrie. Es por los daños que el novio causó al entorno de la joven tras matarla y, posteriormente, suicidarse. Los padres de Petito anunciaron que iban a destinar ese dinero a la fundación que lleva el nombre de su hija y que se dedica a localizar a personas desaparecidas y a asistir en casos de violencia doméstica. Los Petito también llevaron a juicio a la policía de Moab porque no haber prestado debida atención a la evidencia de violencia doméstica. Piden 50 millones de dólares.

En febrero de 2023 salió a la luz una foto de Gaby Petito que no se había dado a conocer  y que confirma las agresiones. Es una selfie que ella misma tomó con su celular a las 16.47 de ese 12 de agosto, antes de ser interceptados por la policía. En ella se la ve con su cara lastimada: tiene sangre debajo de su ojo izquierdo, un corte y más sangre sobre su mejilla. Esto sumó severas críticas al accionar policial de los agentes del estado de Utah quienes con su falta de olfato dejaron pasar la gran oportunidad para extraerla del espiral salvaje en el que se había convertido el viaje con su pareja. El agente Eric Pratt vio las heridas pero no hizo nada para investigar más allá de los dichos. Un error profesional que le costó la vida a Gabby.

El abogado de los Petito, Bryan Stewart, dijo a la prensa: “Creo que ella sabía que estaba en problemas y que esto cruzaba la línea. Por eso se sacó esa foto con su celular en la parte de atrás de la van (…) Rompe el corazón verla herida y asustada (… ) Creemos que si ellos (por la policía) hubieran investigado sus heridas y hubiesen hecho las preguntas correspondientes podrían haber entendido el peligro en el que estaba (…)”. Trascendió que Roberta Laundrie le habría ofrecido a su hijo ayudarlo a enterrar un cuerpo y, al final, le ordenaba quemar esa carta luego de leerla. La nota fue encontrada en la mochila de Brian, cerca de la escena del suicidio. Pero la policía dice que la nota no tiene que ver con el caso porque fue escrita antes del viaje de la pareja. Los tentáculos de la violencia, como garras. Y, la complicidad de los padres del asesino, como una manifestación del afecto filial. Desde el día en que Gabby unió su vida a la de Brian estuvo sentenciada a muerte. Su ingenuidad, su desorientación y el miedo la llevaron a proteger a su victimario en vez de escoger ser salvada.

¿Qué habrá desatado la furia final de Brian? Un reclamo estúpido, un poco de tierra en una zapatilla, una papa mal cocida, una frase inoportuna… cualquier tontería podría constituir motivo suficiente para un crimen para su mente enferma.

Aquella frase de Brian que había posteado cuando anunciaron su compromiso adquiere, en este contexto, un sentido siniestro: “… hasta que la muerte nos separe y me despierte…”.

Efectivamente la muerte los separó, no en la vejez sino en plena juventud. Pero nadie despertó de esta pesadilla.

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