Hablemos de menopausia sin miedo: un periodo lleno de retos para la mujer que se puede prevenir y aliviar

El 18 de octubre se celebra el Día Mundial de la Menopausia. La ginecóloga Silvia P. González explica cómo afecta y la manera de tratar los síntomas.

Fuente: Magas
Por: Maite Torrente
17 de octubre 2024

La menopausia no me define, la defino yo a ella“, con esta contundente frase celebramos el día mundial de este periodo en la vida de las mujeres que tiene consecuencias físicas y mentales en su salud. Fechas como este 18 de octubre sirven para quitar el tabú que la rodea y para visibilizar una realidad que afecta a la población femenina a partir de cierta edad. Todas vamos a pasar por ello, así que nada mejor que conocer el tema en profundidad, sin miedo, y ver soluciones.

En Magas lo hacemos de la mano de MUSA, “una marca creada por y para mujeres, que se inspira en el arte y la fuerza de nuestro propio cuerpo” que es quien eleva el lema con el que empezábamos. Por eso, ponen a disposición de sus clientas productos específicos para poder afrontar la menopausia con confianza y positividad. Hablamos con la ginecóloga Silvia P. González, Máster en Climaterio y Menopausia, para desgranar todas las dudas. 

Lo primero es concretar cuál es la terminología correcta. Con el término menopausia designamos solamente la última regla, aunque en realidad es un evento tan importante que divide toda la vida de la mujer en premenopausia, que es toda la etapa fértil, hasta que ocurre esta última regla y la postmenopausia.

“Sin embargo, coloquialmente hablamos de menopausia para referirnos al climaterio, que sería todo ese periodo en el que hay cambios físicos, psíquicos, emocionales, endocrinos, metabólicos, que van a ir alterando a la mujer o causándole modificaciones. Más o menos se estima que empieza alrededor de los 40, 45 años y se perpetúa hasta los 65 años, cuando entendemos que todos esos cambios ya han tenido lugar y damos paso ya a la etapa senil”, explica la doctora.

¿Aparte de los síntomas físicos conocidos, como los sofocos, qué otros cambios pueden esperar las mujeres?

El síntoma más característico de la menopausia es el sofoco, efectivamente. Esa oleada de calor desagradable que sube por el tórax, en la parte alta del abdomen, en el cuello, en la cara… Hay un aumento de la temperatura corporal que es objetivable.  Pero, además, hay descritos hasta 100 síntomas distintos, físicos y emocionales que la mujer puede tener en este periodo. Así que hay muchísimo a lo que atender y mucho que prevenir.

Hablamos de la sexualidad durante la menopausia y tranquilizamos a las mujeres. ¿Qué recomendaciones les darías en relación con su vida sexual en esta etapa?

Si bien es verdad que la mayor parte de las mujeres conserva su sexualidad a partir de la menopausia, también puede suponer incluso un desafío. Para algunas mujeres es partir de la menopausia cuando su sexualidad llega una plenitud. Mujeres que tenían mucho miedo a quedarse embarazadas, que tenían reglas muy abundantes y que les limitaban su sexualidad en los días de menstruación.

También personas con reglas muy dolorosas por tener alguna patología ginecológica, miomas, endometriosis, etcétera. Con lo cual no necesariamente la menopausia va a condicionar un empeoramiento de esa sexualidad, pero todos esos cambios físicos,  hormonales y funcionales que acontecen, a veces provocan alguna disfunción sexual o tienen repercusiones a nivel de la respuesta sexual femenina.

¿Se puede alterar el deseo sexual?

Se puede producir dolor con las relaciones sexuales, lo que llamamos dispareunia. Las mujeres lubrican menos y algunas tienen orgasmos menos potentes. ¿Qué podemos hacer al respecto? Primero saber que puede ocurrir, estar alerta ante ello y prevenir.

¿De qué manera?

Una mujer que empieza a experimentar cambios en su región genital puede empezar desde muy pronto a hacer prevención aplicando hidratantes y tratamientos hormonales locales. Puede emplear lubricantes con las relaciones sexuales. Es decir, tenemos una serie de tratamientos que la pueden ayudar desde etapas muy precoces. También es fundamental incluir en esto a la pareja, involucrándose y abordando esta situación de una manera global y por los dos miembros.

A veces las mujeres experimentan ansiedad o depresión relacionadas con la menopausia. ¿Qué señales debemos tener en cuenta y cuándo es importante buscar ayuda profesional?

Todos los cambios psicoemocionales que experimentan las mujeres también deterioran muchísimo su calidad de vida. Pueden estar más irritables y tener cambios de ánimo muy raros, lo que llamamos labilidad emocional. Habitualmente, aquellas que han sufrido una depresión posparto o un síndrome con muchos síntomas psicoafectivos, tienen más riesgo de que les vuelva a pasar esto en la peri y en la menopausia.  Con lo cual, primero hay que estar alerta para poner tratamiento o medidas preventivas.

¿Hay más factores, al margen de los hormonales, que incidan en ese trastorno del estado de ánimo?

Es multifactorial. Puede haber muchas circunstancias personales, familiares, laborales, que estén contribuyendo a que haya determinadas alteraciones psicoafectivas. Pero las mujeres nos cuentan muy claramente cuando esto es hormonal, porque te dicen que esas situaciones previas de repente no las pueden llevar, se hacen insostenibles. 

Existen muchas medidas preventivas y terapéuticas que también podemos hacer al respecto. Desde luego, si los síntomas son intensos, habrá que acudir a un psicólogo, un psiquiatra, un profesional que pueda orientar esto. Pero muchas veces los tratamientos hormonales nos ayudan también a este respecto y muchos de los complementos estabilizan bastante el estado de ánimo. Tenemos muchísimos recursos que podemos poner a disposición de las mujeres y que ellas se decanten por los distintos tratamientos. 

¿En cuanto a estilo de vida, cuáles son los tres cambios clave que una mujer puede implementar para sentirse más equilibrada durante la menopausia?

Fundamentalmente, hay tres pilares. Uno es el cambio de los estilos de vida, es decir, atender a la nutrición, al ejercicio físico y a todos los hábitos saludables. En la medida de lo posible, tener una higiene del sueño correcta reservando unas horas para el descanso sin consultar pantallas, mirar el ordenador, revisar correos electrónicos, etc. justo antes de irse a la cama. Luego disponer de un ambiente que tenga un nivel de oscuridad alto para producir bien la melatonina, que es la hormona del sueño y abandonar hábitos tóxicos como el café y el tabaco.

Además, hay que hacer un hincapié especial en comer de forma saludable, llevando una dieta lo menos inflamatoria posible, y hacer ejercicios de fuerza para preservar la masa muscular y la masa ósea. Este sería el primer bloque, y el segundo se refiere a la atención psicoemocional, y yo aquí meto la tensión sexual si fuera necesaria. 

El tercer pilar fundamental es el tratamiento médico. No todas las pacientes van a necesitar un tratamiento farmacológico, pero todas deben consultar sobre las opciones terapéuticas que hay para que, desde las consultas, les podamos otorgar diferentes soluciones de suplementación, hormonas y otro tipo de fármacos. Debemos establecer ese diálogo con expertos para encontrar la mejor solución para preservar su calidad de vida.

En el ámbito laboral muchas mujeres sienten que no saben suficiente de la menopausia. ¿Qué medidas podrían implementarse en los lugares de trabajo para apoyar a las mujeres en esta etapa?

Desde la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, de la cual yo soy la presidenta electa, hay una iniciativa de impartir charlas informativas a diferentes empresas. Es una iniciativa que tiene muy buena aceptación, a la cual acuden mujeres en esta franja de edad, pero también otras más jóvenes y varones. Esto hace que se normalice mucho esta situación.

“La menopausia no me define, yo la defino a ella”. Cuéntanos qué te viene a la mente cuando escuchas esta frase.

Cuando escucho esa frase me viene a la mente cómo ha cambiado todo esto en los últimos años. Soy la jefa clínica de una unidad de menopausia desde hace casi 20 y la paciente de antes no tiene nada que ver con la de ahora. 

Quizás hace cinco o seis años era una mujer que venía ya con cierto grado de deterioro, que llevaba tiempo sufriendo deterioro de su calidad de vida, que no había encontrado opciones y que estaba como resignada a que le pusieras cualquier tipo de tratamiento. Pero sin tomar ella ninguna responsabilidad sobre su salud y, desde luego, no con una visión preventiva.

Ahora las mujeres acuden a la consulta de manera muchísimo más precoz. Muchas, incluso sin síntomas, ya acuden cuando empiezan los temidos trastornos menstruales, que es la manera en la que reconocemos la perimenopausia. Llegan con una actitud mucho más proactiva, queriendo ya responsabilizarse de su salud, haciendo todo lo posible y enfocándose muchísimo en la prevención. Y muy informadas.

Ya por último, ¿si pudierais dar un mensaje de empoderamiento a todas las mujeres que están pasando por ello, cuál sería?

A mí la palabra empoderamiento no me gusta mucho. Empoderar, dice la RAE que es hacer poderoso a un individuo desfavorecido. Yo no creo que una mujer en menopausia se tenga que hacer la poderosa y tampoco que esté en un momento desfavorecido. De hecho, a otros niveles está en el mejor momento de su vida personal, profesional, seguramente familiar, etc.

Sí les diría es que no piensen que la menopausia es algo insalvable, indeseable, que no tengan miedo al proceso en sí. Se trata de un proceso natural, como lo es la adolescencia. En sentido amplio, el climaterio es como una huella dactilar, personal e intransferible. Cada mujer va a tener una menopausia completamente distinta.

Lo digo porque a veces vienen mujeres atemorizadas, porque su hermana mayor, porque su madre han tenido una menopausia horrible. Y vienen a preguntar ‘¿me va a pasar lo mismo?’. No lo sabemos realmente. Hay un 80%  que tienen síntomas más o menos llevaderos y podemos suplementar y ayudar a prevenir enfermedades importantes como la cardiovascular o las dolencias asociadas con la osteoporosis, pero que realmente no van a necesitar una atención farmacológica importante.

Hay un 20 o 25% de mujeres que sí que van a tener síntomas intensos que deterioran su calidad de vida. En ellas hay que ser mucho más proactivos con los tratamientos médicos.

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