
Fuente: EFE
Publicado por: Arturo Larena
1 de febrero 2024
Con tanta atención dedicada a las emisiones de los autos que conducimos y a otros aspectos de nuestro estilo de vida, olvidamos que la construcción y el funcionamiento de los lugares donde vivimos, trabajamos y nos entretenemos tienen un enorme impacto ambiental. Pero la buena noticia es que podemos reducir ese impacto tomando decisiones más inteligentes. Hoy en día, existen tecnologías de construcción ecológica que ofrecen oportunidades para reducir costes, aumentar los beneficios y frenar las emisiones de gases de efecto invernadero.
En todo el mundo, las cadenas de valor de la construcción -que incluyen la construcción y el funcionamiento de edificios y la producción de materiales como el cemento y el acero- son responsables de un asombroso 40% de las emisiones mundiales de carbono, de las cuales casi el 70% se generan en las economías emergentes y en desarrollo (Figura 1)..

Un nuevo informe de la Corporación Financiera Internacional (el brazo dedicado al sector privado del Banco Mundial), cuyo título es “Construcción ecológica: La construcción sostenible en los mercados emergentes”, estima que la transición a la construcción verde podría ayudar a cortar las emisiones globales de carbono en las cadenas de valor de la construcción en aproximadamente un 23 por ciento para 2035 (Figura 2). Esta reducción equivale a las emisiones totales del sector de la construcción de Estados Unidos en 2022. Sin embargo, para lograr este objetivo se necesitan acciones contundentes.

¿Qué medidas podemos tomar?
Nuestro informe presenta varios enfoques, desde la forma en que producimos el cemento y el acero hasta logros rápidos como el uso de pintura reflectante y revestimientos de ventanas. Los procesos innovadores, como la prefabricación, los aparatos inteligentes y la impresión 3D, también pueden disminuir costes y emisiones. Además, los edificios ecológicos que incorporan el reciclaje pueden reducir la producción de residuos en un 90% y consumir un 30% menos de energía.
Los edificios ecológicos también pueden tener costes de funcionamiento más bajos y valores de activos más altos que los construidos de manera convencional. En México, por ejemplo, donde los casos de calor extremo y los episodios de sequía van en ascenso , las iniciativas de viviendas sostenibles y asequibles tienen una gran demanda. Con más de 5,4 millones de metros cuadrados de edificios con certificación verde, el país se ha convertido en un modelo para la construcción sostenible en los mercados emergentes.
Entonces, ¿qué estamos esperando? ¿Cómo podemos acelerar el cambio a la construcción ecológica, dado que es más rentable reducir las emisiones mediante un diseño ecológico desde el principio? Los gobiernos pueden facilitar este proceso reconociendo las normas y la verificación de la construcción ecológica, adoptando códigos nacionales de edificación y permitiendo la financiación sostenible de la construcción ecológica.
El primer paso es adoptar taxonomías y normas sobre lo que constituye un edificio ecológico. Las normas de Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental (LEED, por sus siglas en inglés) elaboradas por el Green Building Council de EE. UU., es un estándar aceptado internacionalmente. La Corporación Financiera Internacional ha desarrollado una alternativa adaptada al contexto de los mercados emergentes, denominada Excelencia en el Diseño para una Mayor Eficiencia (EDGE, según la sigla en inglés).
Colombia es el ejemplo de un país que ha realizado un rápido cambio hacia la construcción ecológica. En 2015, el Gobierno nacional promulgó un Código de Construcción Ecológica e introdujo incentivos fiscales para soluciones técnicas como el aislamiento y los sistemas de aire acondicionado energéticamente eficientes. En la actualidad, más del 20% de los edificios nuevos cumplen las normas ecológicas, frente a niveles insignificantes en 2015.
En segundo lugar, se necesitan políticas gubernamentales, que pueden incluir incentivos fiscales, para establecer normas de construcción y animar a empresas, inversores y consumidores a tomar decisiones más ecológicas. En 2022, más de 110 países carecían de códigos energéticos obligatorios para los edificios, y en 2021 construyeron 2.400 millones de metros cuadrados, el equivalente a todo el parque inmobiliario de España.

Por último, se necesita financiación para promover la construcción ecológica. A pesar de la necesidad urgente y de una clara oportunidad de negocio tanto para las grandes como para las pequeñas empresas, siguen existiendo importantes lagunas de inversión en los mercados emergentes. En 2021, la financiación mundial de deuda privada para descarbonizar la construcción alcanzó unos 230.000 millones de dólares, pero los mercados emergentes sólo representaron el 10% de este gasto.
Para aumentar la financiación de los edificios ecológicos, los gobiernos pueden adoptar taxonomías y normativas que faciliten los bonos verdes e instrumentos similares. Esto permitirá a los contratistas locales o a los bancos locales obtener financiación para la construcción ecológica, aprovechando el grupo de inversores que dan prioridad a la financiación sostenible.
Los objetivos climáticos mundiales no se alcanzarán sin una reducción significativa de las emisiones relacionadas con la construcción y el funcionamiento de los edificios. Juntos, las instituciones financieras de desarrollo, los gobiernos y el sector privado pueden impulsar una nueva forma de construir viviendas e infraestructuras siguiendo un camino más sostenible y respetuoso con el clima que en el pasado.
(*) Susan Lund es Vicepresidenta de Economía y Desarrollo del Sector Privado de la Corporación Financiera Internacional.