Fuente: El Pitazo
Por: César Batiz
11 de diciembre 2024
Galardonadas con el Premio Nacional de Derechos Humanos de México, hoy, Las Patronas son nueve mujeres veracruzanas que pugnan por mejores condiciones de tránsito para los migrantes irregulares que cruzan el país azteca con destino a Estados Unidos, subidos en el tren conocido como La Bestia
“Madre! ¡tenemos hambre! ¡Regálanos tu pan..!», les gritó un hombre que colgaba de uno de los vagones de La Bestia aquel 14 de febrero de 1995, en el momento en que el tren redujo la velocidad.
Cuando sus dos hermanas, Bernarda y Rosa, se acercaron a darle la pieza de pan y una botella con leche a ese centroamericano con hambre hace 29 años, no tenían idea de que ese acto inicial sería el germen de un compromiso más profundo con la defensa de los derechos humanos. Tampoco imaginaron que su historia se volvería conocida en otros lugares.
«Fue una situación que cambió nuestra forma de pensar, de ver a la gente, porque nosotros tenemos la gran fortuna de estar en casa, de tener a nuestra familia, y ahí fue donde nos dimos cuenta de que ellos no tenían ahí familia, que sólo iban ellos y sus mochilas y que lo único que podían tener era una mano amiga en el camino», sostuvo la coordinadora de Las Patronas, Norma Romero Vázquez, en una entrevista con el director de El Pitazo, César Batiz.
A muy poca distancia de los rieles por donde pasa parte de esa red de trenes de carga que recorre México de sur a norte, en la que los migrantes se juegan la vida, las hijas de Leonila Vázquez y Crisóforo Romero se convirtieron, al cabo de unos años, en Las Patronas.
Son un grupo de mujeres que ha asumido un papel de cuidado y protección de los migrantes que se suben al techo del llamado tren de la muerte para intentar llegar a la frontera con Estados Unidos, y pasan por su comunidad, La Patrona, ubicada en el municipio de Amatlán de los Reyes, en la región de Veracruz.
Allí, Las Patronas como Norma Romero Vázquez cocinan frijoles y arroz, cortan panes, preparan tortillas y llenan botellas con agua. Al advertir la presencia de La Bestia, las mujeres se acercan a las vías para repartir la comida en bolsas a los cientos de migrantes que van subidos en el tren.
Lo cierto es que el hecho las sacudió. Entonces no eran conscientes de la magnitud del fenómeno migratorio que estaba ocurriendo a escasos metros de su comunidad. Al día siguiente, acordaron en casa que prepararían alimentos para brindar a aquellas personas.
Al principio, sin ayuda oficial, repartían lonches al pie de la vía férrea a un estimado de 800 migrantes al día.
—¿Cuándo se sumaron más mujeres de La Patrona a esta labor?
—Pues ya en 1998 empezamos a invitar a mujeres; teníamos más o menos como dos grupos, uno que estaba aquí, donde estamos, y otro en el centro, que también yo lo coordinaba y le decía ‘miren hay que ayudar, porque pues todos somos hijos de Dios, y todos tenemos forma de poder echarle la mano al hermano‘.
Entonces recibieron señalamientos de desaprobación de algunos vecinos de la comunidad hacia su labor, disgustados por la presencia de los migrantes.
«Algunas desertaron y otras siguieron con nosotros. En ese tiempo, éramos como 25 mujeres. En el 2005, nos quedamos 15 mujeres nada más. ¿Por qué? Porque el trabajo que nosotros realizamos es voluntario, a nosotros no nos pagan por este servicio. Yo siempre he dicho que el mejor pago siempre viene de Dios», prosiguió Romero.
Cada historia de algún migrante tiene algo muy fuerte que nos dice que tenemos que seguir ayudándolos y no dejarlos solos
Norma Romero Vázquez, coordinadora de Las Patronas
La llegada de personas enfermas las impulsó a buscar soluciones a necesidades más urgentes como alojamiento. Así es que además de aliviar el hambre y la sed de los migrantes en tránsito, Las Patronas les proporcionan un pequeño lugar seguro y limpio para dormir, descansar y recuperar fuerzas para continuar su camino.
Además, en su comedor «La esperanza del migrante» los reciben con alimentos que consiguen gracias a donaciones de particulares y empresas privadas.
Guiadas por su fe en la Virgen de Guadalupe, estas mexicanas organizadas también brindan asistencia humanitaria a las caravanas de migrantes que suelen formarse en los últimos años.
Hoy, Las Patronas son nueve mujeres que además de alimentos, también proporcionan medicinas y sirven de puente para conseguir atención médica a quienes lo necesitan, en particular a los migrantes que sufren mutilaciones de sus extremidades al caer de La Bestia.
En esta labor cuentan con la colaboración de la Cruz Roja Internacional.
En 2013, el trabajo de Las Patronas fue reconocido con el Premio Nacional de Derechos Humanos de México. Convertidas en un símbolo de la solidaridad y la defensa de los derechos humanos, asisten a diversas conferencias, escuelas y universidades para visibilizar la situación de los migrantes que cruzan el país azteca en busca de una vida mejor.
Más venezolanos en el lomo de La Bestia
Estas veracruzanas también han sido testigos de un cambio en la nacionalidad de los migrantes que viajan en el lomo de La Bestia. Si antes la mayoría procedía de países de Centroamérica, ahora son de Venezuela.
«Anteriormente era el hondureño, después fueron los de Guatemala, pero hoy el número se ha incrementado y el más grande que hemos estado recibiendo es de Venezuela», afirmó Norma Romero.
La mañana del 29 de octubre vieron morir al venezolano Alberto Ramón Ruiz Bustamante, de 21 años. El merideño resbaló de uno de los vagones del tren.
Las políticas migratorias no están funcionando, no están hechas para proteger a nuestras hermanas y hermanos migrantes
Las Patronas (Comunicado)
«Nos duele y enoja esta situación. Un sueño más ha sido truncado por la indiferencia de los gobiernos», señalaron entonces Las Patronas en un comunicado en sus redes sociales, dirigido a encontrar a la familia del joven venezolano.
El episodio sirvió para volver a llevar a la luz pública una realidad subestimada en medio de la creciente migración hacia Estados Unidos. «Las políticas migratorias no están funcionando, no están hechas para proteger a nuestras hermanas y hermanos migrantes, al contrario. Les orillan a tomar caminos más peligrosos, poniendo en riesgo la vida y desembocando en hechos como el de esta mañana», enfatizó el grupo de mujeres mexicanas en el texto.
Norma Romero dijo que estuvieron para dar algo de alivio a otro venezolano al que las ruedas de La Bestia le pasaron por encima y le amputaron las dos piernas. Recuerda que el hombre se llamaba Rafael e iba con su hijo.
«Estuvo casi tres meses con nosotros para su recuperación y posteriormente vimos con el Instituto Nacional de Migración su permiso migratorio; también lo apoyamos con las prótesis», señaló sobre el caso que sucedió hace siete meses.
El trabajo que nosotros realizamos es voluntario. Yo siempre he dicho que el mejor pago siempre viene de Dios
Norma Romero Vázquez, coordinadora de Las Patronas
—¿Encuentra usted alguna diferencia entre los venezolanos y los centroamericanos que han atendido?
—Pues mire, nosotros entendemos que la mayor parte de ellos son jóvenes, pero realmente nunca hemos hecho esas comparaciones, porque para nosotros todos son hermanos, todos son migrantes.
—¿Qué historia de migrante, o de algún migrante, de los que han pasado en estos casi 30 años, usted no olvida?
—Yo creo que es muy difícil no olvidar. Para mí, cada persona que pasa y sufre algún accidente, ya sea mutilación o muerte, siempre es doloroso, porque yo soy una mujer que tiene familia y lo que menos deseo es que mi familia tenga que emigrar en esas condiciones.
Ojalá todos los migrantes que viajan en estos años pudieran llevar un documento y viajar dignamente (…) más en el tema de las mujeres y de los niños, es algo que verdaderamente nos duele y nos preocupa, y yo creo que cada historia tiene algo muy fuerte que nos deja siempre con ese sentir y nos dice que tenemos que seguir ayudándolos y no dejarlos solos.