Que una breve exposición al sol en verano nos ayuda a sintetizar la vitamina D que necesita nuestro cuerpo para proteger la salud ósea es verdad, pero sólo una verdad a medias. Normalmente, esta práctica no va a ser suficiente, y hay que hacer acopio de esta vitamina esencial que nos protege sobre todo a las mujeres.

Fuente: Mujer.Es
Por: S. Guijarro
24 de agosto 2024
España es un país especialmente deficitario en vitamina D entre su población, y especialmente en las mujeres. Esta carencia está relacionada con problemas de fertilidad, desarrollo de diabetes gestacional, riesgo de osteoporosis y problemas cardiovasculares en la menopausia. Que no lleguemos a las cifras recomendables es absolutamente paradójico puesto que somos conocidos en el mundo entero por nuestras innumerables horas de sol. Pero tiene un fundamento que nos explicará a continuación el doctor Álvaro Campillo, cirujano general y digestivo en el Hospital General Universitario J.M. Morales Meseguer de Murcia, y socio de Kobho Labs.
A pesar de que en nuestro país el sol está especialmente presente durante todo el año, diversas circunstancias físicas hacen que no penetre correctamente a través de nuestra piel siempre, por lo que es el verano el momento perfecto en el que debemos llenar los depósitos de vitamina D, para tener reservas en invierno.
En los días de calima es cuando tenemos más probabilidades de sintetizar la vitamina D tan necesaria para funcionar correctamente. “A lo largo del año hay muchos días de sol, en efecto, y más en un país como el nuestro. El problema radica en que los lugares situados por encima de los 30º de latitud, como es el caso de Madrid, que está a 40º, tienen unos cinco o seis meses, entre septiembre y abril, en que sus habitantes apenas van a poder sintetizar la vitamina D por mucho que se pongan al sol”, explica Campillo.
¿Y por qué sucede esto? “La razón es que el ángulo de incidencia de los rayos, en muchas ocasiones, no es el adecuado para lograr sintetizar esa vitamina. Por ello, es importante tomar o no suspender la ingesta de suplementos de vitamina D en verano”, explica el médico Campillo.
Cuando hablamos de deficiencia de vitamina D (que por regla general no presenta ningún síntoma) es algo especialmente preocupante según el doctor en las mujeres. “Estamos hablando de que el cuerpo no puede realizar sus funciones correctamente. Se trata casi de un problema de salud pública que afecta básicamente a las mujeres postmenopáusicas. Junto con el calcio, la vitamina D ayuda a proteger contra la osteoporosis, por lo que las mujeres en etapa menopáusica son población de riesgo”.
¿Cuál es la causa de la falta de vitamina D?
Las causas que provocan que en nuestro organismo falte vitamina D son muy diversas. “Por una parte, llevamos un estilo de vida en el que, salvo excepciones, pasamos las horas centrales del día en interiores y, en consecuencia, no nos exponemos el tiempo suficiente a la luz solar, a través de la cual sintetizamos la vitamina D. En el caso de España, esta circunstancia se agrava debido a nuestra jornada laboral, más extensa que la de otros países de nuestro entorno”.
Por otra parte, el doctor habla de que en nuestro país existe una peligrosa tendencia creciente a llevar una alimentación desequilibrada. “En este contexto, hay que sumar factores asociados a nuestra salud, como las dolencias intestinales, que cada vez son más frecuentes y que pueden llegar a ralentizar y reducir la absorción de la vitamina D”.
La carencia de vitamina D no es una cuestión sin importancia. Se trata de un problema ante el que hay que estar muy vigilante, puesto que se trata de una de las principales aliadas de nuestra salud. “La vitamina D tiene la función clásica que todo el mundo conoce, de protección de los niveles óseos y musculares, pero también otras muchas funciones, como la mejora cardiometabólica, de la microbiota, de la fertilidad o del sistema inmune. Es decir, tiene importantes efectos positivos en nuestro organismo”, puntualiza el bioquímico.
¿Cómo afecta esta vitamina a la fertilidad? “Unos bajos niveles de vitamina D afectan a la receptividad endometrial, dificultando la implantación del embrión. Además, se ha demostrado que si mantenemos estas cifras en su estado óptimo mejora el Síndrome de Ovario Poliquístico. Por lo que respecta al embarazo, su déficit está asociado a un mayor riesgo de diabetes gestacional, preeclempsia, parto prematuro y bajo peso al nacer. Ya en la menopausia, más conocido es el efecto de la vitamina D para prevenir problemas de osteoporosis (de altísima incidencia en las mujeres), obesidad, problemas cardiovasculares, diabetes y cáncer de mama”.
Vitamina D: unos valores que van y vienen
Campillo continúa exponiendo que, además de determinados factores externos, “los niveles de absorción de la vitamina D varían con la edad y las condiciones de salud de cada mujer. Con el paso de los años se sintetiza peor, y el hígado y el riñón disminuyen su capacidad para convertirla en su forma activa (el calcitriol). Por eso es importante la prevención, y suplementarse con el consejo médico si lo considera oportuno”.
Cuando nos falta vitamina D, “no podemos suplirlo a través de la alimentación, porque los productos naturalmente ricos en vitamina D son muy escasos (principalmente, la yema de huevo, el hígado, el salmón y el atún). No hay que olvidar que somos lo que absorbemos, no lo que comemos”, asegura.
Explica el doctor que, por encima de los 20 nanogramos en una analítica de sangre, ya podríamos decir que no tenemos déficit de vitamina D. “Sin embargo, hay que tener claro que esta cantidad es un mínimo. Lo cierto es que la vitamina D sólo tiene un impacto positivo a partir de 50 nanogramos, que es cuando los efectos de inmunomodulación y de inmunonutrientes comienzan a ser eficaces”.
No todas las vitaminas D son iguales
Como añade el experto, “hay que tener muy en cuenta que no todos los tipos de vitaminas D sirven, porque hay diferentes clases y no todas son iguales. La más biodisponible es la que se denomina D3. Además, hay que tomar más de 600 unidades internacionales al día, que no es una dosis, como podría pensarse a primera vista, exagerada, al contrario”.
“A los niños recién nacidos, para que puedan cerrar la fontanela, se les administra, como mínimo, 800 unidades. Asustarse porque a un adulto se le recomiende 1.000 unidades no tiene sentido, porque podría llegar hasta 10.000 y sería perfectamente saludable”, aclara.
Y es precisamente el déficit generalizado del que hablábamos, y la necesidad de llegar a unos estándares razonables, lo que hace que cada vez sea más frecuente y necesaria la suplementación durante todo el año. Y cuando decimos todo el año, nos referimos también al verano y en especial a las mujeres, población de riesgo en cuanto a la posibilidad de que los huesos se vuelven más frágiles y tengan más posibilidades de romperse según vamos cumpliendo años.
Cuáles son los suplementos de vitamina D recomendados
Como elementos que entorpecen o enlentecen la absorción de vitamina D por el organismo en verano están la edad, los protectores solares o bien poseer un fototipo de piel oscura. “Además, en verano, cuando la longitud de tu sombra es mayor que tu altura, tampoco sintetizas la vitamina D, simplemente te quemas la piel”, advierte Campillo
Aunque es cierto que en verano pasamos más tiempo al aire libre y, por tanto, nos exponemos más horas a los rayos solares, no por ello desaparecen los factores de riesgo asociados a una carencia de vitamina D. Al contrario, siguen estando presentes y algunos de ellos tienen, además, una relevancia especial para el correcto mantenimiento de unos niveles adecuados.
Como consejo, el doctor recomienda recurrir a suplementos de vitamina D que tengan una alta biodisponibilidad para que resulte eficaz. Un suplemento que “debería ingerirse a primera hora de la mañana, antes del desayuno, y esperar una o dos horas antes de ingerir otros alimentos. También es aconsejable tomarlo con un vector graso como por ejemplo puede ser un yogur griego, para que haga su efecto y no sea destruido por los ácidos del estómago”.
“Los beneficios de la vitamina D se potencian cuando actúa conjuntamente con el magnesio”, asevera.
Otro componente fundamental de la vitamina D es la naringina, un flavonoide potenciador, “que en mujeres menopáusicas impide que el hueso se rompa y activa la formación ósea. Además, el zinc y el magnesio añadidos a este suplemento maximizan los beneficios óseos e inmunitarios para conseguir un alto grado de bienestar”.